Nota del autor

Nada de lo que va a leer ha existido. Excepto, muy evidentemente, lo que es verdadero. Y que se ha podido leer en los periódicos o se ha visto en televisión. Pocas cosas, al fin y al cabo. Y, sinceramente, espero que la historia aquí contada quede ahí donde encuentra su verdadero lugar: en las páginas de este libro. Dicho esto, Marsella sí que es bien real. Tan real que, sí, me gustaría que no se buscaran parecidos con personajes que existieron de verdad. Ni siquiera con el protagonista. Lo que yo digo de Marsella, mi ciudad, no son más que ecos y reminiscencias. Es decir, lo que deja leer entre sus líneas.