Y entonces bajamos a la nave de las locas, Ship and Whale, nave y ballena, hasta los topes: El pub nuejtro de cada día, nos confesó aquel compatriota de cara de cura[1], con coronilla y todo, y pañolón morado y oro como estola, fular ful, ojo que te lo pisas Eleonoria Dusel![2], que se nos pegó como un lapo, qué lapso, al oírnos españoliquear, pang! pange lingua…, acodados en la barra en forma de herradura de la suerte o más bien omega[3] para algún megalodipsómano como Rimbaudelaire al final de su beodisea, La póstuma la papago yo…, con los brazos en cruz entre Reynaldo y este pagano, que lo soportábamos, hecho un Cristo, echando sangre por las narices sobre la copa, A be-be-ber y… Christus! la sangre con letra entra: ABCero de la lectura, ciencia infusa; pero el popoeta de una sola plaquette y generoso donante universal aún no había llegado a derramarla sobre nosotros (aunque no llegó la sangría al Támesis aquella noche) y entre tanto seguíamos expectantes, allí contra la borda, empinando el codo codo con cada uno…, whisky and sodomitas, vaya pintas, de bocas equívocas de desplumamadores de pollastros, cockney cocks!, cocktails de todos los colorines, sip sip piripis, sacándoles el jugo con las pajas, y risiseando, seamen stories[4], you know, de viejos marinos, spunk! arrojo![5], cuentos verdegay y viejas historias de ballenas locas en el Ship and Whale, ay, la mento o no la mento: Aha! There she blows!, allá va llena, resoplando y echando espumas por las jarras, good job, buen servicio sir, la gordinflota camarerona con peluca y espetetera a lo Mae West, corregilda y aumentada, la vampulosa[6], en su encrespada bata de cola, va! va!, vaporosa, grandona grasudorosa y gravisonante, la prima donna è mobile, de acá para acá, cachas de cachalote, ajá! Móvil Dick, qué promontorios, blanca como la nata[7], madama de manos de mantequilla, con hoyuelos, tan muntuosa, blanduna blonduna, è mobile!, sólo que no es donna, ni tampoco Madam, aunque sí medio Butterfly en la bataola, mariposona, la veleidiosa blanca, que no reposa, hecha un brazo de mar y, possa! forza!, que suda la gota gorda y resopla y se relame el bozo sin rebozo, ahah! ahí va: Lo lame como nadie…, nos informó confidencioso nuestro promotor de la Santa Fellatio, enseñando las encías, y apuró con su culo de pollo la colilla. Quierej?, —de boca en bocanada[8], ah chisporroteando. Rojos vivos, ascuas, en la media luz lujuriojosa. Sorbeseo sobre los vasos[9]. Constrictores abrazos del de la boa de plumas al pelón de palidez calavérica. Visajes vis a vis, alumbrados. Vislumbres al otro lado del espejo de humo. Ciranótico, vaya narigada, el aspirante aquel de la pajita, junto a la descocada tigresa que se enfierece, fin! snif!, y sin pasarse de la raya. Invisiones, a oleadas. Alud, hacinamiento. Cantos ronrrodados, rock-and-ruling stones[10], desentornados. El matusalentísimo macilento de ojos dilatardos[11], tan dandy con su chaleco jaquelado, oscilando al ralentí frente al bisoñoliento, qué turca, de la turquesa en la oreja y cobrizo copete. Aquel otro gentleman remolón, de floripondio en el ojal, soltándole morosamente el rollo al chinazo regoldante, crag![12], de morros contra la jarra. Qué peñasco… Otra pinta? Bajo con alto anglomerándose contra la barra. Riprap! sodas para las odaliscas solas, y colas variadas, pss! coca! la chispota de la vida!… Otra pinta? Bitter, bitte, oui-ja-yes, a bit. Ale! Y el que bebe cervesa y besa a una d’ésas…, refraneó Reynaldo sonriendo con espumostachos, y ladeaba su cabeza de búho despistado hacia la pista, de bote en botepronto, agitanteándose la marabunta con el rockanrolar resonante. El maremoto, mare mía!, allí a la izquierda de la barra. Y de imprevisto y no visto zapatroneado de nuestro inflamante flamenco, tacatoc, con aquellos coturnos que asomaban bajo sus pantelones de elefante, qué elegantiasis. Ya trompa? Y ya nos bocineaba, arrimándose más y más a Reynaldo, qué apreturas, animándose más y más, qué aperturas, soplando y pasándonos otra babosa, Quierej?, babando hacia babor, que solía venir todas las tardes de caza a este bar, o barcaza de la ballena, varada en este cementerio de cemento, en el quinto infierno de estos Surrey Docks, o Sorry Docks, di que sí, di que son diques tristes, abandonados, entre cielo y cieno: muros con nichos y almacenes de ventanas y puertas tapiadas y gabarras como ataúdes tumefactos. Venecia lumpenumbrosa: habría que dar cenas de gala en este cenagal, para todos esos duendes de las dársenas, que pasan alambres y por entre las tablas de las vallas y se sientan en los cargaderos cara al agua baldía. Qué mirarán, dijo Reynaldo. En el espeso espejo oscuro: nubes sobre agua, agua sobre nubes. Aguanubes. Acumulándose. Uno, dos… y cuatro saltos por la superficie bruñida, chh chh, del agua. Y el de la nuca rapada, rápido, va a largar otra peladilla. Grisucias como ostras. Esconde la mano, rapaz. Chh chh, chufla. Y refulge. Otra. Chh. Otro canto pelado. Y cinco. Epostracismo[13]… Y a la salida de la estación, en Lower Road, aquel otro mocoso que muequea y moquea mascando algo churriento, Come pan, niño!, junto al gangster de trapos con gafas de sol y sombrero despatarrado en la acera, y seguía a saltitos repeniqueteando: Penny for the Guy… Claro, dentro de nada el Guy Fawkes, fuegos! remembra el Cinco de Noviembre, tití saltitiritando, penique al bote, Ta!, complot de la pólvora, Ta!, quemará sus cuatro cuartos el día o la noche de Guy Fawkes, meu semblant, Focs!, mi alter fuego, fu! juegos con egos fatuos[14]. Y seguimos contra el viento por Redriff Road, riffraff! ráfagas húmedas, y Reynaldo de un empujón, Emil!, me salva del paf! podrido a mi costado. Que viene el ovo… Usque ad mala. Al doblar la manzana. Puaf! No para nosotros? Tan dignos con su indumentaria, en sari ella, él con turbante, de edad madura ambos, pasan indiferentes ante los letrones en el muro: LOS ASIÁTICOS, A UGANDA. Dos meses y pico después de la expulsión, y aún con el peligro amarillo. El Ubú Dadá ése los echó de Uganda con lo puesto. Yo el Rey. Decreto de cretino. Hace unas noches, en el pub obrero enfrente del estudio de Albert[15], en Artichoke Hill, también en Docklandia, aquel enochpowellizado camionerón de bíceps tatuados: Este jodío negro barre pa’ nuestra puerta toa su puerquería amarilla y nosotros t’enmos que recogerla! Y dale. Son dada. Amin Dada, o más bien: A mean Dada, yes, un pobre dadaísta. A lo peor hace escuela… Se cuela? Mao!, maulló con acento de Catay, este gato negroso que acaba de salir, de detrás de los bolsones estos de plástico negro. Qué peste. Más basura amontonada, aquí en la acera. Más husmeos. Mao!, michino. Y ya casi media milla en esta larga marcha, con paso alegre, ma non troppo, sin tropezar por estos descampados, ahora hay que seguir por la derecha, y bajar, frente a The Ship York, no nuestro bar, para barloventear por Elgar Street, ah thgk thkk plunk!, gong! no oyes la musicanga?[16], pasada la oficina de Correos, presto, de cara al paredón, hasta arribar a la esquina con Gulliver Street, ya hoo-ha[17], inicio del viaje[18]… Y ya en el vientre del Ship and Whale, ale, como un anglo Jonás[19] de estos, y sorteando escollones nos hicimos a la vela que resultaría fúnebre. Fu, fu, di’fu, día de difuntos de taberna. Ship and Wail. Ay! El reo ha muerto, evviva il Re. Quién? Quién ej? Requiempieza rediez. Plunk! Gong! Ora por nos. Y por el viejo Ez. De mis soledades vengo… A medio galope. Y ahora con el reggae que machetea machacón y repercute en los tímpanos, se diría que se han serenado algo las sirenas, con sus encantos: Every night me go to sleep me have wet dream, madre mía, pues sí, todo fluye, incluso los sueños, y las espesadillas… Espanta Rey!, ay demasiado tarde: cristaluz fluyendo, sorry, regué te regué todo, my love… Ej que m’empujó, se excusa con el vaso de gintonic[20] en la mano y el meñique en erección nuestro presbítero présbita, tropezoneado por la Afrodita afro, de muslos y culo prietos, músculos elásticos, apretados sus senos con una banda de lamé dorado, y se contornea y cocorea en voz baja y baja sus párpados morenos. Lie down gal, y te invita en un abrir y cerrar de ojos rimmelosos, make me push it up, y acaricia con la punta de los dedos, qué delicadeza deslizante, los dos pulidos falos negros, o palancas para la cerveza, que se alzan en el centro de la barra, pushitup, qué roce qué rozagante, y qué candencia de caderas, la quisicosa está que arde… Llama aún?[21] Cerilla en los oídos, por no decir cerillo, Odiseo… Qué? O di qué?? Nadie. Odiseo… O es ido?… Pero qué dicej? Nada, desoíd esos cantos de sirena, Sire, push it up, lie down, que sí, que te incita, invicta, a ti Rey…, Para ya, coño!, hasta que se interpone una Eva de ébano: Eva no, que es Adán, ahí es nada, anda ya!, cara con cara y las manos en las nalgas, se alejalean, vaya caraculeo!, tan compenetrados. Y el de la camisa de pantera se relame los belfos contra el efebocudo que lo enlaza por la panza. Fat panther… Los grandes felinos se acercan a pasos afelpados, lindos linces por estas lindes, push it up, ojos espeluznantes de leopardos en lo oscuro, ronroneo ronromeo, de noche todos los gatos son grr! gatopardos, par: dos, que se aparean ronroneando al regodeo del reggae. Gai, gai! Oui. Evviva il reggae[22]. Pues nosotros es la primera vez (Reynaldo intentando marcar el territorio) y sólo venimos por lo de Sue Dama y sus valquirias: Quiénej?: Amadeus y sus musculosales travestibadores del puerto, que aún no habían llegado. También Rimbaudelaire, después de mucho hacerse regar, prosit!, prometió venir a ver el show. Vino, vio y… Bebió aún más. Eheh! Por fin aquí hace su aparición, extra-falario, en un sobretodo oscuro al que le sobra de todo, tan enormísimo. Fantoche fúnebre. Eso es luto!, luteranos. Hacia acá, echando pestes y como si apartara apestados, enarbolando el paraguas con su garra agarrotada. Mangueando en su abrigo de magnas mangas. De dónde lo habrá sacado? Contaría que se lo cambió en un pub por no sé cuantos tragos y su corbata, la rosicler, eh, a uno que le dijo que venía de Aberdeen. Aunque no estaba seguro de si le dijo from Aberdeen o from a bad inn. De una mala taberna. Y todo un hombre de las tabernas, el escocés, a juzgar por el chaquetón de marino. Y al arribar finalmente a la barra, Rimbaudelaire nos abre sus brazos de espantapájaros y la boca para farfullar con su lengua de strapo[23]: Il miglior ff-fabbro è morto! Así, sin ni siquiera decir hola salut!, lo suelta en italo balbuciente, que sí, que lo ha bibiseado la BBC. Ha estirado la pata. E vero. El gran Pound ha muerto. Algún amigo, o familiar?, se interesa cara de cura, y de circunstancias. Compungido! Con Pound ungido. Libemos por el difunto! Fu!, y Rimbaudelaire golpeaba en la barra, Pound! Pound![24], dando tumbos. Un trago, un coup de… E. P. Oda, beoda[25]. E. P. Tombeau pour l’Election de Son Sépulcre. No se admiten lores ni coronas. Deshonras fúnebres en la albadía, aba!, de Westminstrel. Su sudario, fu! ciacco![26], blanco como el papel. Su real Penélope: motz et sons justes. Sens et lumière. Lucidez. En el nombre del padre. Y era hijo de Homero. Amén. El Pound nuestro de cada día, dánoslo hoy. E. P. Extra Pound. Alguien de la familia? Aquella otra vez poundeando con Catarina la Grande, la brasiliana gigante, en el Troubadour: O pai de uma era, lo llamó ella, el padre[27] de una era en la que la mies es poca y los mesías muchos; el Papa gayo del gay saber hacer, il miglior fabbro, el mejor artesano, también porque se hacía los muebles, menos la cama, camaleón[28]… Y otra velada en casa de Reis con Reynaldo, Babelle, Albert y el ponderoso profesor Moriarty, que peroraba de pounderación y de impounderables y de poundemónium, demónimos!, y repetía los peros y los sarcosantos lugares comunes de los pulcros y sepulcros blanqueados con sus diosas y lenguas muertas, oh yes, graves of dead languages, y trataba de devaluar a Pound a todo precio, Animula, blandula, Gongula…, amar al traditore!, y hasta sacó a relucir también aquellos pogromas de verborradio pro mussa mussolinesca. Y casi sería capaz de volverlo a meter en la jaula. Que fue su Jauja. Allí aprendió a postrarse, Ez de la tierra!, con la vanidad por los suelos, y a ponerse a ras del cielo. Es Ra Pound? Es Ra?[29] Rayos![30] Y Reis dixit: Pese a todas sus confuciones y demenciones y ecos de economística, ss! Nesschek out![31], y a todos sus exabruptos e impropercios, cedite Grai!, vale más un gramo de Pound[32] que todos esos poetas y poetisos y petisos tan atildados a los que no hay que cambiar ni una tilde en sus poemaniquíes a penique la libra. Y aún dijo más: El viejo Ezra quiso descubrir el Meditezrráneo…, dijo, arrastrando mucho las erres, para añadir: Y lo consiguió. También otros mares, que creíamos muertos, y como marcopolizón abrió ese pasaje intelectual entre oeste y este, chin-ch’in!, que sí se arrejuntarán. Y en los londoneos de los viernes con Reis[33] a veces hacía un alto en los más insospechados enclaves poundianos. Aquí había un restaurante, dijo al pasar por Percy Street hacia Tottenham Court Road, un restorán llamado la Tour Eiffel[34], donde el joven Pound, allá en 1909, solía reunirse con sus amigos. Ahí declamaría al cielo su Sestina, en voz tan altaforte, Damn it all!, y quizá descargando algún que otro puñetrazo, verdad, que les colocaron un biombo o muralla china para proteger a los de las mesas de al lado. Vate con vate, en el fragor. A Poet is Born[35]: ha nacido o renacido un poeta, guerrero, un troubladour… Blast it![36], maldita sea. Y Reis proyecta escribir algún día una historia sobre un cenáculo londinense de poetas, de la época eduardiana, compuesto por el camafeísta Hugh Selwyn Mauberley, el riche amateur Archibald Olson Barnabooth, autor de Borborygmes y Déjections[37], y el gran buscón teosofista Alexander Search. Una historia fantástica de momias y exquisitos. Esto lo dijo hace sólo cuatro o cinco días, mientras atravesábamos Kensington Gardens, admirando el diorama de celajes del ocaso, grand couturier[38], y pretendía que Rimbaudelaire y yo lo acompañáramos a unas lecturas a cuatro voces de Pessoa en Earl’s Court: «Fernando Pessoa: The Four Personae», decía el anuncio en su periódico. Y cuántas tú, Ezra Personae. Personne? Ese marrullero, ce rusé personnage, Otis, un don nadie que igual hubiera podido llamarse capitán Mnemo sine die[39]. Vaya sino. Omen, Nemo. A cada hombre su agüero. Pound. Ouf! «Outre la livre pondérable». Más sornante que contante. Y solía rubricar, rasgo de humor, con la L de libra. Pound veut dire livre, explicotización de la maestrilla otoñal con su librillo al boy scout de la mochila, en la estación Victoria, ante la oficina de cambios. Cerrada. De buena se libra. Un centavo, dos centavos. Pound sterlingua how much?[40] Livre? Libro de vida, de toda una. E divertente…, sí, muy divertido, quizá para no decir abur!-ido, vaya sambenito, hojeándolo distraídamente el poco ducho Duce de hierro. Dulce? Duce, stil nuovo. Steal (robo), ése sí que es un nombrecito terrible, agudo como estilete, se dijo, reflexivo, el hombre de la máscara de yerro[41]. Still. Silencioso. Tempus tacendi[42]. Chih, chitón![43] A grito y canto pelado, Aurunculea! Eia!, jaleando inculterano Rimbaudelaire a la culeante Mâe West. Mammamía! Un’e due… che la donnona è mobile. Y otra tarde Hyde Park arriba, hacia Kensington, Reis también con sus cantos rodados, è mobile… —la luna[44], la duna?, y con su bel canto la donna! la donna! y Babelle aplaudía. My London, your London. Y el Serpentine parecerá el de siempre, largo![45], y estarán las mismas gaviotras en el Pond de Pound[46]. La cometa, sobre el lago, ondulando la cola. Y, más alta: estela, vespertina, que se deshilacha. Otro avión? Y la alondra aleteando allá sobre el estanque de los cisnes, a dónde va, dove? a Londra? a Londres?, y parece que va a caer, dans le lac, what a lark!, pobre atolondrada: A Venecia, ave necia, sobre la ola, sobre la góndola, It is gone, donde calló la golondrina. Swallow up, traga. Quina? Ron, ron, ondina. Otra ronda, rondone. Una por il miglior ff-ebbro, el mejor herrador también, erra que Ezra, y Rimbaudelaire seguía machacando pat! tap![47] con el puño en la barra. Pound! Pound!, en plena melopea poundiana. Un vaso, ami, remplis mon verre… Y allá en la sala de popa, junto a la falsa chimenea rojeante, no lograba dar con sus dardos el viejo dandy del ojo vendado. Tire, Tiresias, el dardo, a ciegas, del amor, hasta dar en la diana. Y aquí, que no se pare la música. Let’s to music! Otro elepé, Elpenor[48], otro Long Pound[49] to play around, otro Longo Bardo, otro cantar de los cantares, hermana, de Ezra el Admirable, para solalzarnos con el alba. Pasito a paso[50], tac a tac, que ya viene el día. Guten Tag![51] Y no me preguntes por donde anduve, anda… di!, sin segreto no hay amor, cuando me tienda a tu lado. Helada al alba. Tan fresca[52]. Alba, habla: di[53]. Di, amante. Chis!, chispa. Pisando la dudosa luz, entró de puntillas, la Paulova[54] alba[55]. Habla. Blabá. En sueños. Ba… Bab…[56] Babelle. Como un tronco. Au bois dormant. Aún no!… Not yet!… aún no! Aún no despiertes. Sígueme soñando. Estamos aún en la vela, y ya casi a dos velas, una a Dios y otra al diablo, apagadas. Todavía una libación por el miglior fabbro, sopla! las velas, a lume spento, o sperpento al fin. Ultimo rrr Pound? Antes de darnos cuenta, allá estaba Rumbaudelaire contra el juke-box boxeando entre danzones con nuestro compatriota, que no era manco, y a duras pepenas, golpes bajos no!, logramos separarlos, Ej que ejte tío ejtá pirao! Y vino la Mae o Male West para echarnos una mano, punch! tan pancha…, mejor se lo llevan. Ojalá. Encore un, un vaso, et je va… Ya? Y Rimbaudelaire aún empeñado en sus alibibaciones, Le dernier pot pour Li Po![57], que hubiera sido mejor pour le lit, para llevarlo a dormirla. Intentando calmarlo y cortarle la hemorragia. La rabia. Allí desbarrando en la barra, con una copa vacía. Sangre sangre sangre, barbotaba en bel belga ante el cristal, sang sang sang, aunque parecía que decía en inglés song song song, el cantor de los cantares, pang! pange lingua franca, y gritó Bloody Spanish!, maldito, al españolón, que ya había escurrido el bulto quizá sin entender de la misa la media. Be-be-bebed todos…
Mejor nos vamos a Deptford, Támesis abajo, habrá más alboroto en el Albany, argucias para sacarlo a tomar viento. Brisas, risas. Como un descosido. Hilaridad la virtud. La boca que ríe no mesa musas… Soltando el chorro, Well-ington peace after Water-loo…, con sus cantos repisanos. Y meándose de risa ha-ha contra aquel muro con la gran pintada: EL DINERO ES LA DROGA MÁS PODEROSA: LSD CONTRA L.S.D.[58] L de libras, S de chelines y D de peniques. En gordas letras blancas. Lepras. Miré los muros, los Wall Streets, de la Patria Mía, si un tiempo fuertes, cuántos enteros?, ya desmoronados, oh morons!, por la usura nuestra de cada día, desde que naufregó a nuestras costas el industrioso Robinsón con su Viernes negro…[59] Aguaviento, río vacío, risas, correría: por el estrecho atajo de los docks, hacia Grove Street. FIN, más lepras blancas, en el portón del almacén aquel de St. George’s Stairs. Miró los pintorreos en este otro murillo?[60] Una patada, y levantó el vuelo un Times[61] hojiabierto. Fu…, —de felina felicidad. Y otro gato. Cat-ólico romano? Como aquel de antes. Y fuliginoso como aquel otro, en Kensington Church Walk, frente a la vieja casa[62] de Pound, Mao!, con acento griego, flexionándose. Y levanta una interrogación con el rabo. Esos ojos… De dónde sales? Esra the cat in the-cul-de-sac. En el callejón del gato Ezra. Babelle lo quería coger en brazos. Y se fu! fugó, por entre las lápidas de St. Mary Abbots, como alma que lleva el diablo. Marramao[63], michino. Aquella noche a la salida del pub de Holland Street. Hace…? Vade retro, Saatana![64] El tiempo es… maldad, mal de edad. Passons! Volando. Otro itinerario. ITIS[65], más leprazos, en el muro rojo del Crow’s Nest, del nido del cuervo, que ahueca el ala en Grove Street. Qué galondrino. Otra ronda en The Globe, glogló, en Evelyn Street. Y proseguimos las libaciones por el Bardo. Por tantas partes. Seguro que él nunca llegó a Cathay Street, que atraviesa Paradise Street en el quinto infierno y desemboca en el Angel, negra margen, sobre el Támesis. Fetidez de fango y azufre. Otro popurrí por Li Po, el lipotista, otra copla por el mejor copista, sh! diablo Ko-jin, ron y canto nuevo. Rechinamientos en el embarcadero de Bermondsey Wall East, violancheo desacordado, y en el horizonte Tower Bridge, que se cae!, y Rimbaudelaire de cabeza, hacia el agua oscura, quería la luna como Li Po…[66], para besar el reflejo de una farola. También nosotros, al Leteo, mangia il loto, pasamos las aguas del olvido y después de dormirla apenas quedan retazos de aquellos retozos. Para partirse de rissa…[67] Disjecta membra poetae. Rememmbra! A desentumecerse, ea, eo, y a discurrir, amodorrado aún. Amo ergo sum, ido. Cresta grisienta de la onda enjabonada. Aquí estoy, con el agua al cuello, húndete más y déjate llevar por la corriente revuelta de los recuerdos: reme, morando, en este quieto ataúd, quietud, flotante, remolinos remolones, iluminado a nado por el primer sol de esta mañana de noviembre. Y entonces bajamos a la… Y esta rémora, siempre aquí pegada, que no rememora nunca sus excursiones, exploraciones, expediciones, animula vagula blandula, y con esplendores, dejándose mecer por estas olillas soleadas que vienen y van, palidula, remeciéndose —rígida?— estremeciéndose soliviantándose hacia estos pálidos rayos. Y bajé al bajel de Ra. Diantre! Se mueve con el sol. Esta bañera. Y se me va, la cabeza. Atontolinado. Otra chapuza, otro chapuzón. Enjabonado, Lux!, de luz. Aprovechando el gas que quedaba, no gastado, el chelín del anterior bañista. Y su corteza de jabón. Con usura todo se vuelve basura. Restriégate bien. A mano. Amén. MAIN, la marca de este calentador de gas ahí encima. Main, también el mar. Altamar. El Longo Bardo guardaba su bañera bajo la cama, en su cuartucho de Church Walk. Y tenía que acarrear el agua desde la cocina. Brr. Frost! frotándose frustrado[68]. Enfriándose poco a poco como la pasión de aquella lady no demasiado satisfactoria. FCK. Frígida, rígida y… Nada nuevo bajo el sol, crawler, en la bañera del emperador T’ang, acuéstate y vuelve a salir, como el sol, sí hsin jih jih hsin, renovarse, nuevo día día nuevo, día tras día, sol levantado, refriégate bien. Qui sème l’Orage récolte le nouvel âge[69], más friegas y refriegas, renovarse y morir, como el sol, cada día, para volver a salir por Ante-quien-quiera y por los cirros de Úbeda y por el monte Taishan, MAKE IT NEW, HAZLO NUEVO, y por el Monte de Piedad[70], ésa es la palabra, la única justa, y por el monte Carmelo, que ya es de día. Hágase la luz, ése es oficio divino, y con el esplendor todo se ordena, hágase, incluso los recuerdos dispersos del escaldo escaldado. Haz otro haz[71].
Limpia y lustra, otra frase, otra frase, por la tina, cogitatio, meditatio, contemplatio, en el baño de Dhiana, con hache intercalada: meditación profunda, Ch’an! achantado, en el baño, mientras te aguardo, con el sol de cara, en esta tibieza como si entrara en ti, blanca y radiante: eso es Paradiso, para disolvernos, en un ay amor, como la primera vez, recuerdas?: Ai! I am co-MING!, a una el ming, voy, vibración de luz, ay acá vamos, guay[72], ah ah acuéstate recuéstate o enderézate eh eh pero, por claridad!, no me quites el sol, amor, in coitu inluminatio. Fin[73] de este contar[74].