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LA CASA DE LA CULTURA…

Moderna. De la Kulchur… El propio Pound había observado, sin modestia, pues todas son falsas, que durante largos años toda la vida intelectual de Londres se había desarrollado prácticamente entre las cuatro paredes de su cuarto. En el primer piso de esa casita de ladrillos de tres plantas, el número 10, que sigue ahí tal cual en ese callejón sin salida de Kensington Church Walk. Ni una placa que recuerde que ahí vivió el Miglior Fabbro sus años más creadores. Y pensar que esta enorme ciudad con «azulitis» (así llamaba Milalias a la profusión de esas redondas placas azules que conmemoran en tantas fachadas de Londres a tantos ilustres desconocidos) aún no se ha dignado gastarse una placa con Pound…

[Precisión del Ezcoliasta: La observación de Pound se produjo —como consta en una carta suya de 1920 a William Carlos Williams— cuando ya vivía, desde abril de 1914, a raíz de su matrimonio con Dorothy Shakespear, en otra casa cercana en otro callejón sin salida, a la vuelta de la esquina, en el 5 de Holland Place Chambers. Aparte fugaces estancias anteriores en otros sitios, en esas dos casas vivió, mitad y mitad, su período londinense: 1908-1920. Por tanto será justo que se gasten dos placas. Así que se cumplan veinte años de su muerte o el centenario de su nacimiento. Esa es la ley —del embudo. Y, por cierto, para poner las cartas de Ezra Pound a William Carlos Williams sobre la mesa, cuando escribió esa carta de adiós a Londres, con todo el desaliento de la primera postguerra, quizá no recordara aquella otra, del 3 de febrero de 1909, había llovido tanto desde entonces, en la que le decía, quizá para épater al futuro autor de Paterson: «London, deah old Lundon, is the place for poesy.» El poeta que está cansado de Londres, está cansado de escribir? Escribir para ver. Y se fue con sus Cantos a otras partes.]

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