El tema taurino no podía faltar en este desfile de gazapos, errores o equivocaciones, aunque bien es verdad que el torero es de los pocos profesionales que no se pueden permitir el lujo de equivocarse en el ruedo ante el toro, porque le puede costar la vida. Y si un toro se equivoca y, en lugar de embestir al capote, embiste al torero, también es grave.
Aquí no vamos a hablar de ese tipo de equivocaciones, sino de las que han ido apareciendo en los periódicos en los comentarios a la vida taurina en general.
Recuerdo, por ejemplo, a un locutor de radio que en un comentario taurino —años cincuenta— cuantas veces tenía que nombrar a Luis Miguel Dominguín, decía «Luis Minguín Dominguel», y no había forma de que lo dijera bien.
En una página de un gran diario barcelonés aparecía un gran titular a dos columnas, que decía: «La fiesta de los toros», y debajo iban nada menos que doce esquelas mortuorias. Un torero andaluz que lo vio, sólo dijo: «Toca madera, niño.»
Comentando una corrida celebrada en Vitoria, escribía el crítico: «A su segundo lo despachó de un pinchazo y media estocada, descornando al animal.»
Mientras no se demuestre lo contrario, «descornar» es «quitar o arrancar los cuernos a un animal», y dudamos que esto sea posible con una simple media estocada.
Cuando se dio el último festejo en la plaza de toros del Chofre, en San Sebastián, un cronista dijo de ella: «Esta plaza fue inaugurada hace 770 años, en una corrida que presidió don Alfonso XIII.»
Teniendo en cuenta que esto se publicó en 1973, hagan un cálculo de la fecha en que Alfonso XIII inauguró aquella plaza de toros.
Leemos textualmente: «Por fin, en Badajoz, durante la lidia del toro de rejones, resultó cogido un peón, al que se le apreció una cornada menos grave.»
¡Vaya, hombre, ya era hora! Sabe Dios los años que llevaban esperando en Badajoz la cogida de un peón; con lo bonito que es eso.
Dice un titular: «Novillero arrastrado por negarse a matar el último toro en la plaza de Ávila.»
Aquí hay dos cosas: 1) que nos parece inhumano arrastrar a un hombre porque se niegue a seguir en el ruedo, y 2) que es normal que un novillero se niegue a matar un toro, porque él sólo mata novillos.
Titular relacionado con una corrida de la feria del Pilar en Zaragoza: «Jaime Ostos cortó dos orejas y resultó gravemente herido en la cuarta.»
¿Pues cuántas orejas tiene Jaime Ostos?
«Carnicerito, que estuvo muy nervioso, tuvo una actuación discreta con la capa y la muleta y fue muy aplaudido en el arrastre.»
Está claro que al no quedar bien, el torero fue arrastrado por las mulillas entre los aplausos del público.
«No hubo orejas en la cuarta de la feria zaragozana.»
Lo que da a entender que se lidiaron toros sordos.
En un periódico de Burgos y comentando una corrida de la feria de Bilbao, decían: «Miguel Márquez en la suerte de caballos se rompe el cuerno izquierdo en un derrote, siendo retirado y sustituido por un Pérez Montalvo.»
Se supone que habría querella entre el matador y la agencia que cursó la noticia.
En la plaza de Salamanca un peón resultó cogido, y al día siguiente decía un diario local que «el toro pesaba 75 kilos».
Pues si llega a ser más gordo, lo mata.
«En la tercera de la feria de Alicante, durante la lidia del cuarto toro, salta un espontáneo que es cogido. Antonio Ordóñez terminó con él de una gran estocada.»
Pobre espontáneo, qué mala tarde tuvo. Primero le cogió el toro y luego fue rematado por el diestro.
Leemos en un periódico burgalés: «Esta tarde, Luis Segura, Andrés Vázquez y Serranito lidiarán y estoquearán seis buenos mozos en Aranda de Duero.»
Supongo que harían un sorteo entre los mozos, a ver a quién le tocaba salir.
Haciendo un resumen de lo que fue el año taurino al acabar la temporada, decía un cronista de Madrid: «Nada menos que 600 corridas de toros (599 en números redondos) se lidiaron a lo largo de todo el año taurino.»
Uno no entiende mucho de toros, pero da la impresión de que es mucho más redondo 600 que 599.
Corrida en Torremolinos, con ganado de Manuel Álvarez Hermanos. Leemos lo que aquello fue: «El Monaguillo, ovación, dos orejas y saludo, y José Luis Román, ovación, dos orejas, vuelta, saludos en el primero y ovación, dos orejas, vuelta y saludos, con gran ovación, dos orejas y salida a hombros en el último.»
¿Cuántas orejas tenía el último toro?
Comentando la primera corrida de una feria de San Isidro, decía un diario madrileño: «Tres orejas y un rabo. La primera en la frente.»
¿Cómo se las arreglarían para poner una oreja en la frente?
En una crónica donde se mezclaba la economía con los toros, porque en los dos hay mucho que lidiar y dinero de por medio, decía un escritor en un diario bilbaíno: «Como ya dijo el gran tesoro el Gallo, en economía, lo que no puede ser no puede ser, y además es imposible.»
El Gallo no fue un gran tesoro, sino un gran torero, aunque para algunos empresarios sí lo fuera.
Al matador Luis Francisco Esplá le concedieron el trofeo de la agencia Efe de Valencia, y al comentarlo en una revista taurina, pusieron al pie de la fotografía: «Éste es el gran matador de todos Luis Francisco Esplá.»
Parece una denuncia más que un elogio.
Cuando el famoso puntillero de la plaza de toros de Madrid Agapito Rodríguez se retiró, después de 28 años de actividad, se le rindió un sencillo homenaje, pero llamaba la atención el comentario de un diario de la capital, donde se decía que «en agradecimiento, la empresa le dio la puntilla de plata entre los aplausos de los asistentes».
Esté usted 28 años trabajando para que al final le den la puntilla.
De otra corrida: «El segundo toro de el Yiyo se estrelló contra un burladero, después de darle el matador las crónicas iniciales.»
El toro debió morir de aburrimiento, porque a quién se le ocurre leerle unas cuantas crónicas al toro en esos momentos.
Leemos en la reseña de una corrida de Zaragoza que «el quinto fue devuelto a los corrales y sustituido por uno de los hermanos Bohórquez».
Cualquier profano que lea esto es muy dueño de pensar que la familia Bohórquez está llamada a extinguir.
Comentaba una revista taurina que iba mejorando la tensión que existía entre las empresas de América y los toreros españoles, y lo hacía con este titular: «Parece que ha empezado ha aclarar el orizonte.»
El horizonte debía estar clarísimo, pero anda que la ortografía…
Decía un diario de Valencia: «Santiago Martín se mostró irregular con los caballos en las cuatro varas y tuvo poca fuerza en las arrancadas.»
Estaría a régimen.
En un diario de Pamplona, en su página taurina decía: «Corridas para esta tarde», y relacionaba nada menos que 12 corridas en distintas plazas de España, pero sólo vamos a dar el cartel de tres de ellas: «Barcelona. Paco Camino, Mondeño y el Viti. Alicante. Paco Camino, Victoriano Valencia y el Caracol. Y Valdepeñas. Paco Camino, Pepe Cáceres y Limeño.»
O sea que Paco Camino toreó esa misma tarde en tres plazas: Barcelona, Alicante y Valdepeñas. Un récord.
A un afamado matador le hicieron una entrevista periodística, y, entre otras cosas, le preguntaron: «¿La vida íntima del torero influye en su rendimiento?» Y él responde: «Pues ya lo creo. Mire: el toro adivina en seguida cuándo el torero ha estado haciendo el amor poco antes de salir al ruedo. Porque el hombre enamorado lo entrega todo a la mujer y ya no le queda nada para el toro.»
Esto explica muchas cornadas de toros celosos.
En una corrida de la feria sevillana llovió todo lo que quiso y más. Se puso a llover después del paseíllo y la corrida se fue desarrollando entre paraguas y chubasqueros.
En principio se pensó que sería una lluvia pasajera, pero el cielo cada vez se ponía más negro y la lluvia no paraba.
Un corresponsal de un diario de Madrid escribió: «Hasta el quinto toro estuvo lloviendo. Unos aguantamos sin abandonar nuestra localidad; otros iban y venían, y otros no se marcharon y ya no volvieron.»
Si no se marcharon y ya no volvieron, está claro que los que volvieron son los que se marcharon, que se encontrarían con los que no se habían marchado y ya no volvieron.
Anunciaba un diario donostiarra que un equipo de gente de cine se había desplazado desde Madrid a San Sebastián «para rodar algunas escenas toreras en su propio ambiente, con toros y público en los tendidos».
Imagínense qué lío en los tendidos con público y toros mezclados.
Como frase publicitaria publicaba un periódico madrileño: «Vicente Punzón es un torero que sí puede brindar la muerte de un toro a un ministro.»
Eso lo pueden hacer todos los toreros, siempre y cuando asista a la corrida algún ministro, salvo que lo haga por teléfono en caso de que el señor ministro no salga de casa.
Aquel gran semanario Dígame, que dirigió K-Hito, publicaba páginas enteras dedicadas a publicidad de matadores de toros, y en una de ellas, con grandes titulares, se leía: «Curro Girón, a los diez minutos de cortar 2 orejas en Madrid en la corrida de la prensa, ¡¡¡corta 4 orejas en Pamplona!!!»
Esto no se lo cree ni el que asó la manteca. Se supone que donde decía «diez minutos» debía decir «diez días».
Estando radiando una corrida de la feria de Bilbao, el locutor dijo muy serio: «El maestro ha toreado tanto y tan bien, que el público le ha obligado a dar una gran rueda al vuelto.»
Y se quedó tan tranquilo.
Conservamos una entrada de una novillada que se celebró en Melilla el 19-9-64 que corresponde a un tendido de sol cubierto especial —según reza en la misma—, pero en letras rojas puede leerse: «Tendido cuvierto», con «uve», lo cual no deja de ser una «varvaridad».
Vean qué noticia tan extraña fechada en Alicante y publicada en Madrid: «Palmeño, en su primero, que saltó cuatro veces la barrera, metiendo la cabeza y las manos en la misma, rompiendo un amplio trozo de madera, por lo que un espectador tuvo que ser asistido de contusiones leves, tres pinchazos y media delantera.»
O sea que el toro saltó la barrera, hirió a un espectador, le dio tres pinchazos y media delantera y el espectador fue atendido de lesiones leves. Pues tuvo suerte.
Hablando del ganado lidiado en una corrida de la feria de Logroño, decía un periódico de la localidad: «No dudamos que los animalitos lidiados tuvieron el pedo y la edad reglamentarios.»
En reseña publicada en un diario de Melilla, sobre una de las corridas de la feria de San Fermín de Pamplona, se lee: «José Fuentes fue despedido con una estocada atravesada y descabello al tercer intento. Palmas.»
Una manera muy original de despedir a un torero.
Tenemos un cartel de la feria de Valencia, donde se dice que «actuará de putillero Miguel Zaragoza».
Y es que en las ferias tiene que haber de todo.
Un buen gazapo taurino es éste: «Andrés Vázquez en su primer toro tuvo que ser cambiado por tener un cuerno astillado.»
Lo que no dice es quién salió en su lugar.
En la vida de los toreros todo es posible; lean: «Palomo Linares se cayó del caballo en la finca de la Sagra, resultando con rotura de fibras y pierna escayolada que le ha permitido empezar en Elche y con éxito.»
Ahí tienen; un torero que actúa con una pierna escayolada y alcanza un éxito.
Leemos en un periódico de Madrid que «en Sevilla se anuncia para esta primavera un pequeño ciclo de novilladas sin pecadores».
O sea que sólo actuarían los que estuviesen libres de todo pecado.
Un diario catalán publicaba amplia reseña de una corrida celebrada la víspera en el coso barcelonés con un gran cartel: Antonio Bienvenida, Julio Aparicio y Antonio Ordóñez, y dentro de ella leemos: «El maestro bordó una bonita faena. Mató superiormente. Dobló el toro, y al desgraciado del puntillero le costó mucho rematarlo.»
Se ve que le tenía manía al puntillero.
En un diario de Algeciras leemos en amplio titular: «El Merlo se recupera de la grave cogida sufrida en su casa.»
Es que a nadie se le ocurre llevarse un toro a casa.
En TVE ofrecieron unos amplios reportajes sobre la feria taurina celebrada en Venezuela, y Lozano Sevilla, que era quien hacía los comentarios, dijo: «Estamos viendo al diestro madrileño Tinín, que consiguió dar la vuelta al toro en sus dos enemigos.»
¡Menuda fuerza la de Tinín!
En una corrida de la Beneficencia celebrada en Madrid comentaba un cronista: «Ocupaban una barrera los hermanos Efraín y César Girón con su mujer Danielle.»
O sea que Danielle está casada con los dos hermanos.
Vemos ahora la fotografía de un buen puyazo en una corrida de la Semana Grande de Bilbao, y al pie se lee: «El Tapia fue premiado en esta vara por infringir el reglamento.»
Lo que faltaba.
El Califa, un valiente novillero de Llodio, sufrió una grave cogida en Madrid y tuvieron que injertarle una vena de plástico traída de Alemania. Volvió a los ruedos y de él se publicó esto: «Desde que me hicieron el injerto llevo la pierna izquierda con una media elástica. Noté después de matar el primer novillo que la pierna se me agarrotaba. La tenía blanca, sin riego. Fui a la enfermería. Me la quitaron, y después, en el segundo novillo, al darle un pase de pecho, me enganchó el bicho otra vez.»
Si toreó con una sola pierna, era lógica la cogida.
Comentando la llegada a la plaza de los diestros de una corrida de feria, leemos: «Rafael de Paula, embutido en su traje diferente al resto, donde el oro brillaba por su ausencia, llegó y fue el modesto de la reunión. Se quedó entre sus penes.»
¿Pues cuántos tendría?
Corrida en Barcelona: «El encierro lidiado ayer fue diferente en todo y por todo, comenzando por el peso de los toros, ya que si el que rompió plaza dio en la báscula 40 kilos, el resto de sus hermanos pasaron de la media tonelada.»
Se ve que los cinco hermanos se llevaron a Barcelona al hermano pequeño.
Corrida de rejoneadores en Madrid: «Los toros corrieron alrededor de los toreros con el rejón en la mano y con muy poca fortuna.»
Sería falta de ensayo.
Leemos: «El próximo domingo, en la plaza de Valencia, se lidiarán seis nuevos toros para Dámaso González, Esplá y el Yiyo.»
Naturalmente. No podían lidiar los toros que mataron en la corrida de la víspera.
Leemos en un diario de San Sebastián: «Una oreja para Dámaso Alonso en San Isidro.»
El que toreó en San Isidro fue Dámaso González. Don Dámaso Alonso ocupa un sillón en la Real Academia.
Opinión de un entendido en toros: «Creemos que el toro de lidia, único en su especie, debe llegar a las plazas tal y como lo parió su madre.»
O sea desnudito y llorando.
Novillada en Logroño y comentario local: «En la fotografía vemos a el Soro, que se acaba de dejar matar por una vaca en un entrenamiento.»
Tiene su mérito ir a torear a Logroño después de muerto.
Se anunciaba en la prensa de Bilbao una gran becerrada benéfica en la plaza de Vista Alegre, y decía el cartel: «Con motivo de la festividad de San Cristal, patrón de los chóferes.»
Yo creía que el patrón era san Cristóbal, pero se ve que el parabrisas también cuenta en los automovilistas. Es lógico.
Fiestas de San Fermín, con buenos carteles de toros. Comentando el acontecimiento, leemos en Bilbao: «Continúa la feria con gran animación. Se calcula que el cuarenta por ciento de los extranjeros que asisten a estas fiestas son extranjeros.»
Y suponemos que el sesenta por cierto de los foráneos serán foráneos.
Esto más que un gazapo es un gazapón, que se publicó en un periódico navarro y ocasionó la retirada del periódico de los quioscos. Aparece la fotografía de seis toros en uno de los corrales de la plaza de Pamplona, y al pie de la foto se lee: «Ésta es la presidencia cívico-militar de la procesión tudelana, en la que puede verse a todas nuestras autoridades, con el Excmo. señor gobernador civil al frente.»
Ya se imaginan la que se armó.
En el Boletín Oficial de la Provincia, de Oviedo, se publicó esta circular: «Secretaría General. Se recuerda a los señores alcaldes la prohibición de lidiar hembras en los espectáculos taurinos, establecida en el vigente reglamento y circular de la Dirección General de Política Interior.»
Se ve que el movimiento de defensa de los derechos de la mujer va dando sus frutos. Enhorabuena, chicas.