PRÓLOGO

Este libro puede parecer a muchos una frivolidad, fruto de los ocios de un individuo propenso al cachondeo. Permítame decirle que, aparte del natural y legítimo regocijo que seguramente provocará, va a suscitar en los más sesudos profundas y beneficiosas meditaciones.

Los errores de los demás, compilados aquí por Eduardo Ruiz de Velasco, avisan de la proclividad al error en la que todos participamos, incluso usted. Las meteduras de pata de los demás, anuncio de nuestras propias meteduras, reavivan en nosotros la vieja máxima: no juzguéis si no queréis ser juzgados. Este libro va a hacernos reír; riámonos, que es cosa saludable para la mente y el organismo, pero riámonos con tolerancia.

Estamos urgentemente necesitados de tolerancia y comprensión. El rigor al juzgar a los demás suele ir acompañado de una infinita tolerancia para nosotros mismos. Nos gustamos tanto, nos queremos tanto, nos admiramos tanto sinceramente… Esa frase, no tan rara, de «usted no sabe con quién está hablando», con la que muchos españoles pretenden hacer ver la insospechada categoría de quien la profiere, la apabullante importancia del sujeto con quien el otro ha tenido la inmerecida suerte de encararse, esa frase debe ser contestada de esta manera fulminante: «Efectivamente, hasta ahora no sabía con quién estaba hablando. Ahora ya lo sé: con un idiota.»

Todos seríamos mejores si tuviéramos conciencia de que más pronto o más tarde nos vamos a equivocar. De que nadie, por importante que sea, está libre de meter la pata. De que ningún nacido, por muy serio que se tome a sí mismo —y en esto hay individuos que rozan la sublimidad—, está libre de que en el momento menos pensado cualquier gilí —¿y por qué está tan seguro de que el gilí no lo es usted?— se le va a reír en las narices. Y con toda razón, que es lo peor.

Este libro de Eduardo Ruiz de Velasco, extraordinariamente divertido, adquiere todo su valor si lo leemos con la sospecha de que nosotros podríamos estar incluidos —«todos estamos condenados a cometer alguna pifia tarde o temprano», dice el autor—, lo que no sucede, tal vez, porque no somos tan importantes como creemos.

Es un libro que, a la vez que nos previene, nos hace más tolerantes. Es decir, nos ennoblece.

Ya ve usted si es un buen libro.