¿Por qué vuelves a la vida? Comprendo. Uno se cansa de todo. También de estar muerto.
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El razonar de la verdad es demencia.
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Creías que destruir lo que separa era unir. Y has destruido lo que separa. Y has destruido todo. Porque no hay nada sin lo que separa.
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Cuando el mal crece el pequeño bien se agranda.
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Lo que me digo, ¿quién lo dice? ¿A quién lo dice?
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Todos mis pensamientos son uno solo. Porque no he dejado nunca de pensar.
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Y si cuanto encuentras es en cuanto buscas, siempre, en vano encuentras, en vano buscas.
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Sí, te había visto, pero no te había visto así como te veo ahora, en ninguna parte. ¿Dónde estabas así como te veo ahora? Y como te había visto, ¿dónde estás?
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Hay caídos que no se levantan para no volver a caer.
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¿Lo nada o lo como nada? Lo nada. Porque lo nada me da soledad y lo como nada no me da nada. Ni soledad.
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Y si lo anormal fuese realmente anormal no existiría.
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Sabes tanto de mí y no me comprendes. Saber no es comprender. Podríamos saberlo todo y no comprender nada.
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Estoy en el ayer, en el hoy. ¿Y en el mañana? En el mañana estuve.
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Si no vieran solamente lo visible de lo que ven, verían que lo que yo hago de las cosas es lo que hacen las cosas de mí.
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El sueño que no se alimenta de sueño desaparece.
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Todo es nada, pero después. Después de haberlo sufrido todo.
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La noche es un mundo que la misma noche alumbra.
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Islas, puentes y alas: mis tres vidas separadas. Mis tres muertes unidas.
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Casi siempre es el miedo de ser nosotros lo que nos lleva delante del espejo.
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No perdonamos ser como somos.
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En vano se da a tus ojos cuanto se da a tus ojos si no tienes a quien agradecerlo.
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Un poco más de pan en mis primeros años y mi todo hubiera sido todo lo que es todo en todos mis años.
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Porque saben el nombre de lo que busco ¡creen que saben lo que busco!
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Dos cosas no iguales son la mayor desigualdad. Todas las cosas no iguales son la menor desigualdad.
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Cuando tú y la verdad me hablan, no escucho a la verdad. Te escucho a ti.
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Ahora el instante, luego lo eterno. El instante y lo eterno. Y sólo el instante es tiempo, porque lo eterno no es tiempo. Lo eterno es recuerdo del instante.
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El mar que pones en una gota de agua velo una gota de agua.
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Lo profundo de mí es todo. Pero es todo sin yo. Es que todo lo que es profundo solamente es todo.
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Quien penetra en la dura roca pierde la dureza de la roca y halla la suya en la dura roca.
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No podrá esperarte más. Porque has llegado.
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Casi todo lo que el hombre necesita lo necesita para no necesitarlo.
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Y si no pudiera alejarme de mí, no podría acercarme a nadie, a nada. Ni a mí.
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Una flor y un infinito de puñales. Y sólo una flor mata. Está de más un infinito de puñales.
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No descubras, que puede no haber nada. Y nada no se vuelve a cubrir.
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Mis venas, más allá de mi cuerpo, no son visibles.
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Y si ellos no te hicieran mal, el dolor de ellos sería demasiado dolor para ti.
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Las cadenas que más nos encadenan son las cadenas que hemos roto.
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Quieren que me haga diferente. Y sin ellos hacerse diferentes y sin nada hacerse diferente. ¿Y de qué me haría diferente?
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Ser alguien es ser alguien solo. Ser alguien es soledad.
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Siempre busco alguna luz y siempre en la noche y no alumbrado por ninguna luz.
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La has llamado con los mejores nombres y aún no la quieres. Es que aún te falta llamarla con los peores nombres para quererla.
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Su todo se ha rodeado de nada. Soledad total con una puerta inútil y una ventana inútil.
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A veces lo que deseo y lo que no deseo se hacen tantas concesiones que llegan a parecerse.
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¿Por qué te pido tanto que me ayudes? Es que te estoy ayudando.
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Antes de las cosas, sólo el milagro no puede ser. Después de las cosas, sólo el milagro fue.
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Puse una cruz de aire sobre todos los plomos. Y todo cambió. Los plomos se hicieron aire y la cruz plomo.
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Lo que dicen las palabras no dura. Duran las palabras. Porque las palabras son siempre las mismas y lo que dicen no es nunca lo mismo.
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He podido no hacer ningún mal, pero no donde no me han hecho ningún mal.
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Acaban de ahogar al torrente de lágrimas que venía a ahogarte, dos lágrimas.
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Las distancias no hicieron nada. Todo está aquí.
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Ninguna suerte es mejor. Porque no hay ninguna suerte que no quisiera ser mejor.
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Fragmentos de mis días, salvados de mis noches, prolongan mis noches.
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¿Qué diría de la humanidad de hoy? Diría que sus calles son amplias.
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Y si el hombre en el universo es exactamente igual al universo en el hombre, ¿por qué el hombre y el universo y no solamente el hombre o solamente el universo?
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Quería conquistar. Pero no conquistaba. Porque quería conquistar sin derrotar.
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Por lo que vivo no es por lo que muero. Me avergonzaría morir por lo que vivo.
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En tanto uno aprende, ignora por dónde aprende.
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Hieres y volverás a herir. Porque hieres y te apartas. No acompañas a la herida.
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Cuando para acercarte a alguien te alejas de alguien, sólo te alejas de alguien.
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Prefiero al mejor de los refugios las puertas de cualquier refugio.
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En toda cosa hay un antes de su comienzo y un después de su fin, que borran su comienzo y su fin.
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El rosal: lo has visto con infinidad de rosas, lo has visto con una sola rosa, lo has visto sin ninguna rosa. Y no lo has visto nunca con una rosa de más ni con una rosa de menos. Es que has visto el rosal.
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Lo que hay fuera de mí es una imitación mal hecha de lo que hay dentro de mí.
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Quisieras ir donde no estás. ¿Y dónde no estás?
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Un minuto y lo eterno, acompañándose, son dos minutos. O dos eternidades.
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Había males y había malos. Hoy hay solamente males. Me he liberado de los malos.
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Hay cosas que no caben en lo infinito. Y cabrían en mis manos, si las tuviese en mis manos.
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Quien para verme me mira, ¡qué mal podrá verme!
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El hombre es uno, el río es uno, el astro es uno. Uno, uno, uno. Hay un infinito de uno. ¡Y no hay ni un dos!
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Cuando tengo algún momento de sensatez lo pierdo todo.
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Para elevarse es necesario elevarse, pero es necesario también que haya altura.
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Sí, he hecho algunas cosas que cuando puedo no decírmelas no me las digo, para no ofenderme. Porque yo no quisiera ofender a nadie.
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Todo lo que es no es todo. Porque yo podría no ser. Y quién sabe cuánto podría no ser. Tal vez todo.
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Sí, el hacer hace. Lo hecho es obra del hacer. Pero lo hecho hace, es el mismo hacer. El hacer no hace nada.
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El verdadero «está bien» me lo digo en el suelo, caído.
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Se daba a todos sin seguir a nadie. Y en aquel mundo, donde casi todos siguen a todos sin darse a nadie.
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Y si no puede haber un extremo sin el otro extremo, ¿cómo pudo haber un infierno sin paraíso?
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No creo en nada de lo que tú crees. ¡Y te creo a ti!
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Lo importante y lo no importante no son iguales sólo en sus comienzos.
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Comprendo que tu poco de no me importa es un poco de suicidio, pero es lo que te salva del total suicidio.
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Miden mi poder por lo que puedo. Ignoran que mi poder se mide por lo que no puedo. Y mi poder infinitamente grande es un poder infinitamente pequeño.
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Y si el amor es el amor perdido, ¿cómo encontrar el amor?
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Toda verdad parte de lo recién nacido. De lo que no estaba.
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Ahora somos nadie y yo. Y ahora no me siento estar solo. Ahora podría creer que sólo nadie es alguien.
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No comprendo cómo el hombre puede ser el hombre. Porque el hombre es lo que hay en él y lo que hay en él no es el hombre.
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Cuando no me ves perdido quisieras verme perdido, para salvarme. Eres igual a tu dios.
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Lo que me he olvidado de esto, de aquello, es lo que me he olvidado de mí.
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Y si fuese cuanto quisieras que fuese lo que es tuyo, tú serías muy poco, casi nada, en lo que es tuyo.
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Me ha sucedido una pequeña tontería. Y el mundo se ha hecho otro y el mismo universo se ha hecho otro. ¡Qué gran tontería, el mundo y el mismo universo!
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Porque crees que me has comprendido has dejado de comprenderme.
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La fe, cuando se pierde, se pierde por donde nace.
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Hasta ayer, hubo cosas mías, hubo cosas de otros y hubo cosas. Hasta hoy, sólo hubo cosas.
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La materia, solamente materia, no es palpable.
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Cuando me voy estoy lleno de lo que no se va y cuando no me voy estoy lleno de lo que se va. Pero cuando me voy ¿qué se va? Y cuando no me voy ¿qué no se va?
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La esperanza no es de las flores. Porque la esperanza es un mañana y las flores no tienen un mañana.
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Nunca se puede no lastimar. Pero se puede lastimar menos, lastimando donde menos se lastima.
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Las cosas, unas conducen a otras. Son como caminos, y son como caminos que sólo conducen a otros caminos.
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Soy lo bajo y lo alto de mí. No lo bajo de mí. No lo alto de mí. Porque lo bajo y lo alto de mí no he podido separarlos.
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Pequeño es aquel que para mostrarse esconde.
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Todo acercamiento es acercarse a un cuerpo, donde termina todo acercamiento.
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Cuando alguna voz me llama, respondo a ella, pero antes me respondo a mí.
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La vida comienza a morir por donde más es vida.
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Sí, estoy en una sola parte, pero desde todas las partes, no desde una sola parte. Desde una sola parte no estoy en ninguna parte.
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Siento que me repito cuando repito al otro, no cuando me repito a mí.
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Creen que moverse es vivir. Y se mueven, no para vivir. Se mueven para creer que viven.
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Mi alma tiene todas las edades menos una: la de mi cuerpo.
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Y si es tan veloz el cambiar de las cosas, cuando vemos las cosas no vemos las cosas. Vemos el cambiar de las cosas.
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Los sí y los no son eternidades que duran momentos.
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La piedra que tomo en mis manos absorbe un poco de mi sangre y palpita.
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Solamente donde puedo estar todo siento que está todo. Y a veces hasta en nada puedo estar todo. Y a veces ni en todo puedo estar todo.
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Comprendo que la mentira es engaño y la verdad no. Pero a mí me han engañado las dos.
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Todas las cosas pronuncian nombres.
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Cuando las estrellas bajan, ¡qué triste es bajar los ojos para verlas!
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Me iré de ti, pero tú no te vayas de mí. Porque me iré de ti como me voy de todo, sin que nada se vaya de mí.
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Esos muy diminutos seres que viven un corto momento, sabemos que viven un corto momento, pero no sabemos si viven cien largos años en el corto momento que viven.
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A veces es tan largo el morir que me siento ser inmortal.
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Debieras extinguir tus ojos antes que se extinga el sol, para dejarlo encendido.
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Cuando uno comprende que es hijo de sus creencias, pierde sus creencias.
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Siempre me fue más fácil amar que elogiar.
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Un infinito de cosas es infinitamente más que todas las cosas y no es todas las cosas.
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Y ese mañana que no llegaba nunca, llegó. Y era un muerto. Y sin ese muerto, yo hubiera sido un muerto.
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Una nueva verdad es el morir de una vieja verdad.
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Ahora puedes amar siempre y amar todo. Porque ahora puedes amar sin lo amable.
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Lo que no se convierte en recuerdo no fue. Y tal vez no es. Porque no fue.
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Alguna vez, en alguna eternidad, ¿las cosas habrán sido las cosas y no recuerdo de las cosas?
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Se puede sentir siempre lo que es alguna vez, no lo que es siempre.
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El viaje: un partir de mí, un infinito de distancias infinitas y un arribar a mí.
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Y si en todo lo que está no hay nada más que lo que no está, todo es lo que no está.
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Lo que hice o no hice, creo que pasó. Y lo que haré o no haré creo que también pasó.
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Cuando no sea más nada, ¿no seré más nada? ¡Cómo quisiera no ser más nada cuando no sea más nada!