Capítulo 61

Darby observó la fachada de la casa a través del periscopio.

Durante el trayecto se había formado la imagen de una casa en ruinas, una estructura desvencijada con un porche sin baranda y las ventanas rotas. En cambio, la casa que tenía enfrente se parecía a las de la zona alta de Weston, Massachusetts: enorme, antigua y colonial, con grandes habitaciones llenas de muebles caros y con los últimos adelantos tecnológicos. Las luces iluminaban un bonito paseo de ladrillo circundado de arbustos cuidadosamente podados.

Aparcado en el garaje había un Aston Martin Lagonda, con manchas de óxido en el capó y en los laterales. Banville había comunicado la noticia por radio. Darby iba provista del mismo equipo de vigilancia que usaba el Servicio Secreto: auricular y micrófono de solapa conectado a una cajita negra que llevaba prendida del cinturón.

Darby quería pedir refuerzos, pero Banville no estaba por la labor de esperar. Había cajas apiladas junto al coche, señal inequívoca de que Boyle había planeado largarse. Movilizar a la unidad del SWAT de New Hampshire requeriría un tiempo precioso y había que contar con la posibilidad de que Carol y las otras mujeres estuvieran en algún lugar de la casa, todavía vivas. Tenían que abatir a Boyle ya.

Había alguien en casa. Así lo indicaba una luz procedente del salón, y Darby estaba segura de haber percibido movimiento en el dormitorio de la primera planta antes de que se apagara la luz.

Glen Washington, el agente vestido con el uniforme marrón, estaba llamando al timbre.

Sonó un teléfono. No era uno de los de la furgoneta, sino el móvil de Coop. Darby contestó.

—Hemos encontrado al Viajero —anunció Evan Manning—. Vivía en New Hampshire. El Equipo de Rescate de Rehenes se vio obligado a abatirlo. Es todo cuanto puedo decirte.

—¿Estás seguro de que es él?

—Sin margen de error. El individuo que ha muerto hoy es el mismo que me atacó en la gasolinera. Tiene el mismo tatuaje en el antebrazo que John Smith. ¿Recuerdas lo que te dije del paquete? ¿El que contenía la ropa de Carol Cranmore?

Darby no perdía de vista la casa.

—Comentaste que esos paquetes ya no se fabricaban. La empresa que los hacía quebró.

—Tengo delante de mí un armario lleno de paquetes como ése. Son idénticos. El sujeto también tenía una vieja máquina de escribir eléctrica IBM, un ordenador, una impresora de fotos y papel. No puedo estar seguro de la impresora y el papel hasta que lo lleve a analizar. También hemos hallado varios modelos distintos de escuchas.

—¿Dónde está Carol?

Washington volvió a llamar al timbre.

—La estamos buscando —dijo Evan—. Siento mucho lo que ha sucedido antes. No quería que las cosas salieran así, pero no me correspondía a mí decidir.

La puerta de la casa se abrió.

Darby oyó la voz de Washington por el micrófono.

—Buenas tardes, señor. Trabajo para la compañía telefónica…

Un atronador disparo le derribó hacia la escalera del porche.