Capítulo 39

Darby empezó la mañana en la comisaría de Belham. Eran las seis en punto. Coop y ella estaban al fondo de la gran sala de juntas. Había ejemplares del Herald por todas partes.

Carol Cranmore ocupaba la portada: «¿Dónde está? La policía sigue la pista de un asesino demente.»

Darby ya había leído el artículo. No es que contuviera mucha información, más bien conjeturas dispuestas aquí y allá entre multitud de fotos. Un fotógrafo había captado la imagen de Dianne Cranmore derrumbada en las escaleras del porche de su casa, las manos tensas en el aire.

El último párrafo contenía el anzuelo:

Una fuente cercana a la investigación reveló que la policía había encontrado una pista clave que podría dar un impulso definitivo al caso. Los técnicos del laboratorio, con la ayuda de expertos federales y del agente especial Evan Manning, de la Unidad de Apoyo del FBI, efectuarán hoy un nuevo registro de la casa.

Ahora lo único que faltaba era que el Viajero se dignara a aparecer.

Banville ocupó la tarima. Su habitual cara de perro presentaba ese día una expresión de evidente fatiga. A su espalda, enfocado en la pared, había un mapa de las calles adyacentes a la casa de Carol. Cualquier posible vía de salida estaba señalada con alfileres rojos.

Cuando se apagó el murmullo de voces, tomó la palabra.

—Técnicos del FBI procedentes de la oficina de Boston entraron anoche en la casa Cranmore y determinaron que las escuchas están activas y retransmiten en la misma onda. El mecanismo se activa mediante control remoto, lo que significa que los micrófonos pueden ser conectados y desconectados para ahorrar batería. Dichos dispositivos alcanzan un radio máximo de ochocientos metros. En este momento, están desconectados.

»Tendremos agentes destinados en coches camuflados en los puntos clave, en un radio de ochocientos metros de la casa. Otros detectives y agentes de patrulla, fingiendo ser voluntarios, cubrirán la zona repartiendo panfletos con la foto de Carol y anotando los números de matrícula.

»No cabe presuponer que él esté sentado en la parte de atrás de una furgoneta. El equipo de vigilancia que usa no es muy sofisticado y podría esconderse fácilmente debajo del asiento de un coche. Me han informado de que el receptor podría ser un aparato disimulado en algo tan simple como una radio con auriculares. Incluso es posible que pueda conectarlo a la radio del coche y oír por los altavoces. Hay que estar alerta ante cualquier varón blanco que lleve auriculares o esté sentado solo en un vehículo. Si alguien lo ve, informad… Y recordad usar la frecuencia que os he dicho. No uséis los móviles.

»Tres camiones de reparto irán peinando la zona. En ellos los técnicos del FBI controlarán la señal de los micrófonos en cuanto éstos se activen. Rastrearán el receptor. Cuando capten la señal, avisarán a los agentes del SWAT para que entren en acción. No debéis acercaros al sospechoso por vuestra cuenta, en ninguna circunstancia. Agente especial Manning, ¿hay algo que quisiera añadir?

Evan, situado en uno de los rincones de la sala, clavó la mirada en el suelo durante un instante antes de dirigirse al grupo.

—Sé que ha habido mala sangre entre las comisarías de policía y la oficina de Boston. Por lo que a mí respecta esta investigación está a cargo del inspector Banville. Solicitaron nuestra ayuda y aquí estamos. Todos perseguimos el mismo objetivo: encontrar a Carol Cranmore y devolverla a su casa. No me importa quién se apunte el tanto.

»Dicho esto, me gustaría enfatizar una vez más la importancia de extremar la cautela. Si detectan algo sospechoso, informen de ello al instante. Sólo disponemos de una oportunidad y no podemos permitirnos el lujo de desaprovecharla. Piensen que el individuo está en constante alerta, porque así es.

Los agentes de la sala asintieron con expresión solemne y la mirada fija.

Banville dedicó media hora a explicar cómo bloquearían calles y carreteras. Si el Viajero estaba escuchando en cualquier punto de aquel radio de ochocientos metros, no habría forma de que pudiera escapar.

La reunión se disgregó. Los asistentes desocuparon los asientos.

Evan se abrió paso entre el grupo hacia el fondo de la sala.

—Podría ser una espera muy larga —dijo a Darby y a Coop—. ¿Por qué no volvéis al laboratorio a ver si encontráis algo más en la fibra color tostado? Os llamaré en cuanto descubra algo.

—Nuestro jefe nos quiere aquí —repuso Coop.

—No hay ninguna garantía de que esté escuchando esta mañana —dijo Evan—. Podría empezar por la tarde. Sería más provechoso que invirtierais el tiempo en el laboratorio.

—Un caso como éste genera mucha confusión: hay gente que tiende a montarse su guerra, todos quieren ser héroes —dijo Darby—. Si dais con él, necesitaréis a gente para que controle la escena del crimen. Necesitaremos todas las pruebas que podamos conseguir para ponerlo contra las cuerdas.

Evan asintió.

—Crucemos los dedos y esperemos que muerda el anzuelo.

Darby se encaminó hacia la puerta. La cara sonriente de Carol la observaba desde todas partes.