El Niño y El Viejo nacieron el mismo día que yo,
porque forman parte de mi propio ser.
Sin embargo, durante muchos años ignoré su presencia.
Todo comenzó aquella tarde en que me decidí
a explorar ese mundo que llevamos dentro…
y ahí estaban los dos:
en sencilla charla, en tierna camaradería.
Aún ignoro por qué no fui antes a su encuentro.
Hoy que los he descubierto,
déjame contigo compartirlos.
Elvira Rodríguez Cirerol