1

EL NIÑO. ¿Por qué estás triste?

EL VIEJO. No estar contento no significa estar triste.

EL NIÑO. Entonces ¿por qué no estás contento?

EL VIEJO. ¿Podrías estar contento si alcanzaras una estrella y no tuvieras a quién contárselo?

EL NIÑO. No. ¿Has alcanzado tú una estrella?

EL VIEJO. Sí. Pero ¿quién me creería?

EL NIÑO. ¡Yo te creo!

EL VIEJO. ¡Tenías razón, estaba triste!