OS HE OÍDO, GRAVES Y DULCES TUBOS DEL ÓRGANO

Os he oído, graves y dulces tubos del órgano, cuando pasé frente a la iglesia el domingo por la mañana,

Vientos del otoño, atravesando el bosque al atardecer oí en lo alto vuestros largos suspiros quejumbrosos,

Oí al perfecto tenor italiano que cantaba en la ópera, oí cantar a la soprano en medio del cuarteto;

¡Corazón de mi amor!, también a ti te oí susurrar a través de una de tus manos, posada en mi cabeza,

Cuando todo estaba en silencio, oí latir tu pulso, tocando en la noche campanitas bajo mi oído.