Ascenso libre
Bradley no se consideraba en peligro; estaba más molesto que alarmado. Pero la situación parecía bastante dramática. Estaba abandonado en el fondo marino, y había perdido flotabilidad. El pequeño iceberg ascendente que lo había rozado debía haber arrancado un módulo de flotación de Deep Jeep. Como si eso no bastara, el mayor alud subacuático jamás documentado se abalanzaba sobre él, y llegaría en diez o quince minutos. Se sintió como un personaje de una vieja película de Steven Spielberg.
Primer paso, pensó: veamos si el sistema propulsor de Deep Jeep tiene empuje suficiente para sacarme del brete.
El submarino se movió brevemente, y levantó una nube de lodo que llenó las aguas circundantes con una deslumbrante nube de luz refleja. Deep Jeep se elevó unos metros, luego volvió a su posición. Las baterías se agotarían mucho antes de que pudiera llegar a la superficie.
Detesto hacer esto, pensó. Un par de millones de dólares tirados a la basura… o al menos al fondo del mar. Pero quizá podamos rescatar los restos de Deep Jeep cuando esto haya terminado, tal como hicieron con el bueno de Alvin, mucho tiempo atrás.
Bradley estiró el brazo hacia la palanca de emergencia y soltó la cubierta protectora.
—Deep Jeep a Explorer. Tengo que hacer un ascenso libre; no recibiréis noticias mías hasta que llegue a la superficie. Manteneos alerta con el sonar: subiré rápido. Poned en marcha los propulsores, por si tenéis que eludirme.
Los cálculos habían demostrado —y las pruebas habían confirmado— que la esfera de soporte vital de Deep Jeep, despojada del equipo circundante, alcanzaría los cuarenta kilómetros, y saltaría del agua con tal ímpetu que aterrizaría en la cubierta de cualquier barco que estuviera en las inmediaciones. O lo perforaría bajo la línea de flotación, si tenía la mala suerte de acertarle con un impacto directo.
—Estamos preparados, Jason. Buena suerte.
Pulsó la tecla roja, y las luces parpadearon una vez mientras la potente corriente circulaba por los detonadores.
Ciertos sistemas de ingeniería nunca se pueden revisar exhaustivamente antes del momento en que se los necesita. Deep Jeep estaba bien diseñado, pero probar el mecanismo de escape a una presión de cuatrocientas atmósferas habría consumido casi todo el presupuesto de la AIFM.
Las cargas explosivas gemelas separaron la esfera flotante del resto del vehículo, tal como estaba planeado.
Pero, como decía Jason, al mar siempre se le ocurría otra cosa. El casco de titanio ya estaba en su máximo valor de tolerancia de tensión; y las ondas de choque, aunque fueran relativamente débiles, convergieron para encontrarse en el mismo lugar.
Era demasiado tarde para temores o lamentaciones; en la fracción de segundo que le quedaba antes de la implosión de la esfera, Jason Bradley sólo tuvo tiempo para un pensamiento: Éste es buen sitio para morir.