«Y he aquí que los mismos sarracenos predicen, por medio de ciertos prodigios y de ciertas señales de los astros, que su destrucción está próxima, y que el reino de los godos será restaurado por nuestro príncipe. Y según revelaciones y señales atestiguadas por numerosos cristianos, ha sido profetizado que reinará en un tiempo próximo en toda Hispania».
(Crónica profética, Oviedo, abril del año 883)