Enero 2003
Becerril es un pueblo situado al pie de la madrileña sierra de Guadarrama, un paisaje abierto y grandioso como los que Ishimi busca ávidamente cuando sus clases y charlas le dejan libre. Desde los grandes ventanales del restaurante se divisan las montañas esquivadas de construcciones. Era un mediodía festivo y las campanadas de la iglesia se disipaban con lentitud en la atmósfera limpia. El lugar no es para comensales vocingleros, por lo que las conversaciones se arropan de murmullos.
—¿Qué te parece lugar? —dijo, como si todo el paisaje fuera suyo.
—No cambias nunca, físicamente —hablé, soslayando la pregunta—. Los años pasan por tu lado sin rozarte.
—No creas. Empiezan a dolerme huesos. Tiempo viene para todos y tengo muchas cicatrices en cuerpo, que tapan ropas.
—Vivirás más de cien años, como tu maestro, y siempre estarás igual en la foto.
—Dios dice siempre última palabra.
Ordenamos al camarero. Él pidió tabla de ibéricos y solomillo de ternera; yo, mi dieta de berzas y pescado. Aceptamos un vino de reserva.
—Hablas de Dios pero sigues siendo sintoísta.
—Sí.
—Te comes a seres que el sintoísmo establece como iguales al hombre. Eso, además de contradicción, puede interpretarse como antropofagia.
Rio abiertamente, los ojos dos invisibles rayas.
—¿Qué sabes de sintoísmo?
—No mucho, lo esencial que me explicaste. Que el concepto viene de Shin, que significa «espíritu», y to, que vale por «camino». No cree en un dios monoteísta sino que adora a espíritus o seres sobrenaturales llamados Kami cuyo poder es superior a los del hombre normal y que se materializan o encuentran en objetos y seres vivos como las montañas, los árboles o los animales. Es decir, el hombre es un organismo no superior a ningún otro de la naturaleza. Por eso no se puede comer a los animales, que son Kami.
—¿Como vacas en India? —ironizó.
—Más o menos. Los animales son sagrados, especie de Kami. Imposible comerse un Kami.
—No lograrás que deje el jamón y filete pedidos. —Rio y me uní a él—. Verás. Sintoísmo es la religión oficial del Estado japonés. No hay pecado en comer algunos animales. Hablas de sintoísmo antiguo, cuando era concepto filosófico y se imploraba a los Kami con ofrendas arroz y sake, procesiones y luchas rituales. Pero esa igualdad de criaturas vivas se basaba en pureza ritual y física, no moral. Luego llega sintoísmo imperial o shogun que pasa a religión y que, influenciado por taoísmo, establece superioridad del pueblo japonés sobre todos los demás. Shogunado se extingue y aparece kobitsu shinto, supremacía dinastía imperial de Japón. La vinculación de religión con política produjo el nacionalismo nipón. Entonces emperador es Kami supremo. ¿Sabías que al emperador Japón no se podía mirar el rostro hasta derrota por americanos en 1945? Él era mismo Dios que desciende del Cielo. Ahora sintoísmo no es puro. Budismo y taoísmo influenciaron mucho y después también cristianismo. Es sincretista. Cualquiera de otras religiones pueden adherirse sin desvirtuar propia.
—No entiendo lo de amontonar religiones o doctrinas. Ahí tenemos el budismo, una doctrina moral y atea pues niega la existencia de una Providencia porque la misericordia de un Creador omnipotente es incompatible con la existencia de un mundo lleno de maldad y dolor y con el castigo eterno impuesto a los pecadores. Sin embargo dices que muchos sintoístas son budistas, algo que puedo comprender. Pero es difícil de entender que también admitan el cristianismo. No se puede creer en Dios y no creer en él a la vez.
—Todo es Dios. ¿Quieres que hablemos de estas cosas? —dijo, con gesto de profesor.
—Por qué no. Tenemos tiempo.
—A Sakyamuni Gautama, seis siglos antes Cristo y después siete años de penitencia, se le reveló Verdad tras noche profunda meditación. Alcanzó Iluminación o Nirvana, momento que se consigue la salvación por eliminación de dolor. Fue primer Buda y creó budismo, que asegura no hay nada perpetuo, no almas perennes, no Dios uno eterno. Tú dices bien. En tiempo de confusión entre épocas cambiantes prosperidad y decaimiento, budas aparecen para iluminar hombres.
—Parece que de forma automática todas las acciones buenas son premiadas mientras que las malas se castigan merced a una ley de compensación que regula el mundo. Es decir, una ley natural, según el budismo. Por tanto, ¿para qué sirven los budas?
—Ellos deben explicar funcionamiento. Universo es continuo movimiento cósmico sin límites de espacio y tiempo. En esa vorágine infinita mundos desaparecen constantemente pero suma de Karmas hace renacer mundos y seres. Es reencarnación como recompensa de todas las acciones.
—Define Karma.
—Fundamento teoría reencarnación. Órgano compensatorio para acciones individuales y su proyección escatológica.
—Es decir, un premio que afecta al destino último del hombre en conjunción con el del universo.
—Sí.
—¿Cómo puedes creer conscientemente que pueda reencarnarse algo que perdió el ser, la mente y la carne y quedó reducido a polvo?
—Cuando hombre muere su materia y espíritu disuelven pero Karma hace que impulso de vida consciente continúe más allá y permite creación de nuevo ser diferente pero continuación de muerto.
—La reencarnación permanente; o sea, como el cristianismo.
—Exacto, porque aunque budismo niega existencia Dios, no intolerante con otras religiones, igual que sintoísmo. Pero analiza: ¿qué es Karma sino, al final, un dios; qué un buda sino un mesías? Sucede como en sintoísmo con Kami. Y también con Tao. Y ya metidos harina te hablaré de similitudes.
Cedió la iniciativa a un silencio, que me esforcé en respetar.
—Taoísmo empieza como sistema filosófico y naturalista antes pasar a religión. Se funda en doctrina Tao, ser indeterminado e indescriptible, principio impersonal y supremo orden y unidad de universo. De Tao todo viene y a él todo regresa automáticamente. Aquí parecido a budismo. Principio ético es no-querer, no-acción, y principal objetivo es conducir fieles a inmortalidad considerada como estado de incorruptibilidad para cuerpo. ¿Hay diferencia entre inmortalidad y reencarnación? Ambas predican no-muerte. ¿Ves analogía con budismo y cristianismo? Y Tao, ¿qué es sino Dios? —Masticó concienzudamente durante un rato, bebió un trago de vino y prosiguió—: ¿Qué es Kami, qué es Karma? Dios. O sea, taoísmo, budismo y sintoísmo es lo mismo. Suena teoría pero tiene verdad.
—Está claro que el taoísmo no debería ir contigo porque la no-acción no es para ti. En cualquier caso todo es confusionismo.
—No. Confucionismo otra cosa.
Me eché a reír.
—Digo confusionismo, no confundas. —Él también rio—. Pero ya que lo mencionas podrías meter a Confucio en este guiso.
—Confucionismo no es exactamente religión pero doctrina filosófica.
—Tengo noticias de que en China es una de las tres religiones que subyacen junto al taoísmo y al budismo, a despecho del régimen ateo. Y si lo es en China lo será también en buena parte de Oriente.
—Funciona como humanismo práctico basado en regla «no hagas a otros lo que no quieras a ti». Dice que fundamento de Estado duradero debe ser pacifismo, no tiranía. Propone organizar nación en forma piramidal, sociedad jerárquica con emperador en vértice.
—Entonces y sea lo que sea tiene similar estructura al sintoísmo: el jefe supremo, Dios.
—Más o menos.
—Me has hablado de casi toda la colección. ¿Crees en esas cosas?
—Creo en espíritu individual, en fuerza mental. —Me miró—. No es broma. No malo creer. Peor tú, agnóstico.
—No, ateo. Agnosticismo no niega a Dios sino que considera absurdo tratar ese tema porque lo absoluto es inaccesible para el entendimiento humano. Ateísmo rechaza la existencia de Dios. Es lo ajustado a razón, la facultad de discurrir.
—¿Crees que no ateos no pensamos? Me siento triste por ti. Quizás algún día Dios se te aparece, como a mí hace años.
—Brindaremos por ello. Pero Dios no va a salvar a esa chica, sino algo más terrenal y contundente.
—Dios guía a través de mente. Si mente es toda como cerebro lado derecho, cuerpo actúa bien y problemas se resuelven bien.
—Un momento, ¿qué es eso del lado derecho?
Se echó atrás en la silla, mirándome.
—Ahora hago Chikun. Me levanto cinco madrugada y practico.
—Vale —dije tras buscar el auxilio de una pausa—. Define Chikun.
—Búsqueda de energía interna, parecido taichi. —Era consciente de que me rondaba la impaciencia, pero siguió en sus trece—. Práctica es moverse con lentitud buscando hermanamiento entre cuerpo y mente. Sabes que alimentos van a cerebro través de sangre, llenándonos energía. Ahora hay que hacer que mente actúe para que energía inunde cada parte nuestro cuerpo, cerebro principalmente. Cerebro humano es dos partes. Izquierda reacciona a impulsos materialistas. Energía manifiesta en deseo progresar en sociedad, hacer dinero, triunfar en vida según valores de mercado y sistema. Parte derecha mira hacia interior y busca armonía con naturaleza, creatividad sin lucro, sentimientos, bondad, amor, ninguna ambición. Poca gente usa lado derecho. Chikun busca que todo cerebro actúe como lado derecho intentando que individuos hermanen con amor porque todos somos uno y nadie puede vivir a cuenta de otros. Mayoría de gente tiene cerebro todo como lado izquierdo. Así va mundo.
—O sea, hay pocos con la totalidad del cerebro como el lado derecho.
—No conozco ninguno. Difícil encontrar.
—Bueno, ahí están los monjes con su humildad y frugalidad. Muchos están en clausura, apartados de lo mundano y no codician bienes terrenales.
—No suficiente. Asunto no así. Religiosos no son libres, tienen orgullo de tales y son ideólogos porque religión es idea, camino obligado. Para tener todo cerebro como lado derecho es necesario que persona viva en mundo real, participe de vida activa, sienta tentaciones, enfrente pruebas duras pero conserve la pureza.
Pensé en Rosa Xana, en Manín y en Pedrín[1].
—He conocido a personas así.
—Eres afortunado. Encontraste gente con mente liberada. —Hizo una pausa pétrea—. ¡Ah, la mente! Malo que la gente no cuide. Si mente se destruye, ¿para qué sirve el cuerpo?
—En eso estoy de acuerdo. No hay remedio si la razón falla.
—No así. Cuando falla hay que intentar con maestros como Akira Takarada.
—¿Quién es ése?
—¿No te dije de él? Claro, hace mucho que no hablamos. Akira es cirujano de mente.
Le miré.
—¿Del cerebro?
—No, de mente. Hace cirugía en mentes.
—Es la primera vez que oigo tal cosa.
—Por descreído ignoras mucho. Sabemos que hombre es cuerpo y mente, se mueve en estructura física pero quien hace caminar es lo que está dentro de cerebro. Igual que hay cirujanos de cuerpo también hay cirujanos de mente. ¿Acaso ignoras que la gente sufre temores, preocupaciones, soledades? ¿Qué es depresión, terror a oscuridad, angustia abrir ojos cada día y levantarse para enfrentar lo que venga?
—Te refieres entonces a los psiquiatras y psicólogos.
—No, ésos no curan grandes males, sólo intentan aliviar mentes enfermas, normalmente ensayando fármacos, drogas realmente, pero no siempre consiguen. Digo maestros que curan heridas de pensamiento y sanan el alma.
—¿Qué especialidad tiene tu profesor?
—Neuropsiquiatría, pero él define como neurocirujano.
—¿Cómo hace su trabajo? ¿Qué utensilios emplea?
—Tiene técnicas, no usa aparatos. Pero ten seguro que sana gente.
—Entonces no es cirugía.
—Sí, porque mal queda extirpado.
—Si así fuera, ¿por qué sigue habiendo enfermos mentales?
—Porque no posible curar a todos. ¿Acaso curan todas las enfermedades físicas? ¿Qué ocurre con cáncer, infarto? ¿No hay cojos, ciegos, sordos? ¿Te hago lista? Con la mente pasa lo mismo. Hay quien sana al completo. Incluso Takarada, si coge tiempo, evita Alzheimer y Parkinson iniciales, enfermedades de mente también, tú sabes.
—Profesor, me hablas de muchas cosas y ahora incluyes medicina etérea. No imagino cómo podría ayudarme a buscar a esa chica secuestrada.
—Chikun, busca dentro de ti —siguió erre que erre— y abre caminos que nunca sospecharías. Cuando Chikun entra, tu yo es como si transformara en vapor. Cuerpo queda abandonado y el tiempo no existe. Mente viaja a sitios lejanos pero sientes como si hiciera el cuerpo entero. No hay barreras. Entonces puedes ver y hablar a seres muertos. Yo hablo siempre con mis padres aunque hace mucho murieron. Cuando vuelves parece que vienes de tiempos y lugares remotos. —Volvió a apuntarme con las rayas—. Tú tienes bien mente derecha, pero te falta más concentración. Trabaja Chikun. Te abrirá caminos.
—Mis casos necesitan solución urgente. ¿No puedes mostrarme alguno de esos caminos que conoces?
—Puedo pero después que lo intentes.
—¿Y si no lo consigo?
—Usa instinto.
—Un momento. ¿Eso es todo? Puedo aceptar que juegues con todos los ases en eso de la metafísica. Incluso puedo dejarme sobornar aceptando un inédito armisticio entre religión y raciocinio. Pero sugerir el instinto después de tu apología sobre la mente como impulsora del pensamiento me deja en cueros. No hay nada más contrario a la mente que el instinto; nada más lejos de la idea de Dios que la teoría de la evolución.
—Instinto está siempre en nosotros. Cuando nacemos chupamos teta de madre por instinto.
—Pequeño saltamontes. No tengo tiempo para Chikun ni para tanta filosofía. Dame algo material. Luego yo pondré la mente, el instinto y lo que sea.
—Ahora tú impaciente, mucha adrenalina en tu organismo. Eso es malo.
—Sí necesitaría descargar algo.
—Descargar es bueno porque adrenalina mala. Mejor endorfina.
—Ambas cosas son imposibles de crear a voluntad.
—Sabemos cómo llega adrenalina. Tú necesitas endorfina y sabes cómo conseguir.
—No en este momento.
Movió la cabeza como si estuviera sopesando diversas soluciones.
—Sólo puedo aconsejarte, potenciar tu capacidad reflexiva. Ahora no estoy activo para esas cosas que necesitas.
—Lo estuviste.
—No en ese entramado, no especialmente.
—Siempre existió la trata de blancas.
—Nunca como ahora. No había droga, gran diferencia. Droga trastocó. Prostitución entonces era actividad controlada, limpia, dentro de sucio submundo.
—Aun controlada habría casos delictivos. Recuerdo que algo dijiste de cuando acompañabas a la policía.
—En alguna ocasión, sí.
—¿Cómo era tu relación con la policía de Franco?
—Igual que con la ahora. Buena. Yo respeto ley y ellos a quienes respetan.
—¿De qué forma entraste a colaborar con ellos?
—Cuando llegué a España no era fácil conseguir permiso para montar gimnasio de marciales. Muchas dificultades porque no gimnasia normal entonces. No daban licencia. Había que informar a policía barrio. Al inspector Prada le gustó proyecto. Era buen gimnasta. Él consiguió eliminar trabas administrativas y fue mi primer cliente. Luego trajo amigos, todos policías.
—Parecería entonces que era un gimnasio para fuerzas del orden del Régimen.
—Al principio. Pero hice publicidad y poco a poco vino gente variada.
—Puede decirse que en cierto modo eras un protegido de la policía.
—Nunca lo fui, pero daban trabajo y seguridad. Policía amiga en aquellos tiempos era cosa muy buena.
—¿Tuviste que pagar réditos por la ayuda del inspector?
—Nunca político. Siempre dejé clara independencia sobre esto. Pidieron mi intervención sólo para asuntos comunes y únicamente de asesor y traductor. Ayudé lo que pude.
—¿Qué eran esos asuntos comunes?
—Ladrones, estafadores, contrabandistas, asesinos.
—Y prostitución.
—Sí, pero no escuchas que digo. Nunca buscamos chicas secuestradas.
—Vamos, intenta recordar algo al respecto.
—Bueno. Una vez en primavera 68 acompañé a Casa Campo. Entonces no circulaban mujeres como ahora, a vista de todos, porque vigilancia grande. Existían agentes especiales de Moral paseando por los parques separando parejas. Mujeres trabajaban en zonas especiales. Era de noche, luna creciente, cerca carretera Boadilla, campo y árboles. Había cuatro coches parados y gente hablando. Policías dieron alto. Ellos comenzaron a disparar. No era normal porque delincuentes siempre huían, nunca enfrentaban. Balas silbaban y un policía fue herido. Escaparon en tres coches, uno quedó inservible por disparos. Dentro, un herido. Eran traficantes de armas en plena faena.
—¿Traficantes de armas? ¿En aquella época? Sería para organizaciones políticas. ¿Qué pasó?
—El hombre habló allí mismo. Nada de ir a cuartel y esos requisitos de ahora. Fuimos dirección indicada, Carabanchel. Cabecillas habían escapado. Hubo tiroteo hasta que rindieron. Dentro había arsenal armas cortas.
—¿Qué pintabas tú en ese lío?
—Había un japonés. Tuve que traducir interrogatorio allí y en comisaría.
—¿Qué fue de las mujeres? Porque habría alguna, ¿no?
—Casa era palacio antiguo, grande, abandonado, en terreno enorme de calle General Ricardos, cerca plaza toros. Había mujeres bellas. Pero no presas sino a voluntad.
—¿Por qué me has contado esa historia? No me sirve.
—Insistes que cuente alguna experiencia. Y tú ya sin adrenalina. —Nos miramos un buen rato, él con la permanente expresión de felicidad. Tenía razón. Mi ansiedad había desaparecido. Añadió—: No decaigas. Usa imaginación.
—Eso sólo no vale. Necesito buscar pistas.
—Te daré dos nombres, policías antiguos. Hace siglos que no veo. Puede que ya muertos. Estaban en asuntos parecidos a este tuyo.