VIÑETAS FLAMENCAS

A MANUEL TORRES, «NIÑO DE JEREZ»,

QUE TIENE TRONCO DE FARAÓN

RETRATO DE SILVERIO

FRANCONETTI

Entre italiano

y flamenco,

¿cómo cantaría

aquel Silverio?

La densa miel de Italia,

con el limón nuestro,

iba en el hondo llanto

del siguiriyero.

Su grito fue terrible.

Los viejos

dicen que se erizaban

los cabellos

y se abría el azogue

de los espejos.

Pasaba por los tonos

sin romperlos.

Y fue un creador

y un jardinero.

Un creador de glorietas

para el silencio.

Ahora su melodía

duerme con los ecos.

Definitiva y pura.

¡Con los últimos ecos!

JUAN BREVA

Juan Breva tenía

cuerpo de gigante

y voz de niña.

Nada como su trino.

Era la misma

pena cantando

detrás de una sonrisa.

Evoca los limonares

de Málaga la dormida,

y hay en su llanto dejos

de sal marina.

Como Homero, cantó

ciego. Su voz tenía

algo de mar sin luz

y naranja exprimida.

CAFÉ CANTANTE

Lámparas de cristal

y espejos verdes.

Sobre el tablado oscuro,

la Parrala sostiene

una conversación

con la muerte.

La llama,

no viene,

y la vuelve a llamar.

Las gentes

aspiran los sollozos.

Y en los espejos verdes,

largas colas de seda

se mueven.