GRÁFICO DE LA PETENERA

A EUGENIO MONTES

CAMPANA

BORDÓN

En la torre

amarilla

dobla una campana.

Sobre el viento

amarillo

se abren las campanadas.

En la torre

amarilla

cesa la campana.

El viento con el polvo

hace proras de plata.

CAMINO

Cien jinetes enlutados,

¿dónde irán,

por el cielo yacente

del naranjal?

Ni a Córdoba ni a Sevilla

llegarán.

Ni a Granada, la que suspira

por el mar.

Esos caballos soñolientos

los llevarán

al laberinto de las cruces

donde tiembla el cantar.

Con siete ayes clavados,

¿dónde irán

los cien jinetes andaluces

del naranjal?

LAS SEIS CUERDAS

La guitarra

hace llorar a los sueños.

El sollozo de las almas

perdidas

se escapa por su boca

redonda.

Y como la tarántula,

teje una gran estrella

para cazar suspiros,

que flotan en su negro

aljibe de madera.

DANZA

EN EL HUERTO DE LA PETENERA

En la noche del huerto,

seis gitanas

vestidas de blanco

bailan.

En la noche del huerto,

coronadas

con rosas de papel

y biznagas.

En la noche del huerto,

sus dientes de nácar

escriben la sombra

quemada.

Y en la noche del huerto

sus sombras se alargan

y llegan hasta el cielo

moradas.

MUERTE DE LA PETENERA

En la casa blanca muere

la perdición de los hombres.

Cien jacas caracolean.

Sus jinetes están muertos.

Bajo las estremecidas

estrellas de los velones,

su falda de moaré tiembla

entre sus muslos de cobre.

Cien jacas caracolean.

Sus jinetes están muertos.

Largas sombras afiladas

vienen del turbio horizonte,

y el bordón de una guitarra

se rompe.

Cien jacas caracolean.

Sus jinetes están muertos.

FALSETA

¡Ay, petenera gitana!

¡Yayay petenera!

Tu entierro no tuvo niñas

buenas.

Niñas que le dan a Cristo Muerto

sus guedejas,

y llevan blancas mantillas

en las ferias.

Tu entierro fue de gente

siniestra.

Gente con el corazón

en la cabeza,

que te siguió llorando

por las callejas.

¡Ay, petenera gitana!

¡Yayay petenera!

«DE PROFUNDIS».

Los cien enamorados

duermen para siempre

bajo tierra seca.

Andalucía tiene

largos caminos rojos.

Córdoba, olivos verdes

donde poner cien cruces

que los recuerden.

Los cien enamorados

duermen para siempre.

CLAMOR

En las torres

amarillas

doblan las campanas.

Sobre los vientos

amarillos

se abren las campanadas.

Por un camino va

la muerte, coronada

de azahares marchitos.

Canta y canta

una canción

en su vihuela blanca,

y canta y canta y canta.

En las torres amarillas

cesan las campanas.

El viento con el polvo

hace proras de plata.