Capítulo 57

Ben había visto antes aquellas paredes de piedra. Acababan de llegar al corazón de la casa. Habían dejado atrás la decoración clásica y tenían delante un extenso pasadizo arqueado, el mismo que había recorrido Oliver casi un año antes. Dirigió al grupo a través del arco y apoyó una mano contra la pesada puerta de madera; estaba abierta. Empujó suavemente y entró.

Aparecieron en una elevada galería orientada hacia el interior de la capilla privada que se extendía bajo sus pies.

El susurro radiofónico de Gardier sonó apresurado en su oído.

—Los sujetos se han ido —dijo—. Supongo que se dirigen hacia vosotros. No tengo contacto visual. Repito, se dirigen hacia vosotros.

Un tenue rayo de luna se colaba a través de las vidrieras y proyectaba unas sombras alargadas en el interior de la capilla. Las losas eran sencillas y grises. Los bancos de madera pulida brillaban con palidez.

A Ben se le secó la boca y el corazón empezó a latirle con fuerza. No quería creer lo que estaba viendo, pero no podía negarlo. Aquella no era la estancia que Oliver había filmado. Era un lugar totalmente distinto.

Miró a su alrededor. No había más puertas, tan solo aquella por la que habían entrado.

Podía sentir a O’Neill y a los demás tras él, observándolo y preguntándose qué ocurría. Multitud de pensamientos, que hacían aumentar su miedo, comenzaron a pasársele por la cabeza.

Los cómplices de Kroll se dirigían a una parte de la casa completamente diferente. Kroll se le había adelantado, había sido engañado doblemente. Eve lo había traicionado por segunda vez. Él solito se había metido allí y les había entregado a Aragón en bandeja de plata. Se había quedado sin tiempo. Y estaba conduciendo a su equipo hacia una trampa.

—¿Y ahora qué? —preguntó O’Neill.

Ben no respondió.

—¿Qué hacemos, señor? —Se podía percibir cierto tono de preocupación en el susurro del irlandés.

Ben siguió sin responder.

De repente, se oyó el golpe de una piedra contra otra en la parte de abajo. En la oscura capilla, en mitad del pasillo entre las filas de bancos, algo se estaba moviendo. Una de las losas se deslizó hacia un lado y una oscura silueta emergió del suelo.