Como siempre, estoy en deuda con el grupo de personas que han ayudado a hacer posible este libro:
Muchísimas gracias a «D», el verdadero Ben Hope, y a todos los que conforman Prometheus Medical por su asesoramiento e información. También le estoy muy agradecido a Elizabeth O’Connell, del museo Británico, por su inestimable ayuda con la traducción de los jeroglíficos.
A Broo y a Robin de la agencia literaria Wade & Doherty: gracias de nuevo por vuestra sabiduría y apoyo (¡Y por el champán!). Y por último, pero no por ello menos importante, mi más profundo agradecimiento al equipo de Avon, cuya energía, dedicación y entusiasmo son una inspiración constante para mí.