Octubre 1959
Allí estaban, sin otros testigos que sus emociones. Durante años hubo un inmenso espacio vaciándose de todo en cada noche de soledades gritadas de silencios, vacíos llenados en los amaneceres con esperanzas de algo que se hacía más difuso. Y ahora, como si hubiera acaecido un milagro, ambos se estudiaban intentando componer gestos compatibles con el momento soñado, movimientos mil veces ensayados. Pero no estaban solos. Las noches enmudecidas campaban por ahí en medio interponiéndose en sus acciones, agudizando sus estupores, haciéndoles inseguros, torpes y lejanos. Horas antes él había llamado para decir que estaba llegando, y había sembrado de tumulto los sentimientos difícilmente dominados. Y luego, la alegría, los abrazos con Juan y su madre, con ella misma, forcejeando con la distancia del tiempo secuestrado. Más tarde habían almorzado, intentando establecer el ambiente adecuado tras los años de lejanía y desconocimiento. Después, las anécdotas, los parabienes, las risas. Pero sus ojos no se encontraban con el brillo deseado, hurtándose mientras se acopiaban de las energías necesarias. Y había llegado el momento inevitable de compartir sus soledades, de desnudar sus anhelos, solos, en el parque situado frente a la casa. Ahora se miraban, el pulso acongojado, viendo cada uno a un extraño frente a sí, paralizados los gritos de amor necesitados. ¿Cómo empezar? ¿Sería como imaginaron en los años desmesurados o la realidad mostraría que habían estado aferrados a una pasión engañada, a algo inexistente porque el viento de los años habría disuelto los cimientos de sus sueños, sin ellos saberlo? ¿Acaso ya era demasiado tarde? Luego, cuando el alma se partía de temores, él dejó que su mano rozara apenas su mejilla temerosa, cual la mirada de un niño castigado. Como si el tiempo no existiera, tomaron asiento en un banco viendo a los críos jugar y a la gente conversar. Lentamente, él tocó su mano y ella buscó refugiarla en la de él como si fuera un gorrión herido, dejando que les fuera llegando sin prisa ese amor tanto tiempo sollozado.