A Iván y a nuestros hijos.
A mi cuñado Gonzalo Mallarino Flórez, quien me ayudó a corregir los originales.
A todos los que me aportaron datos sobre el mundo de los ángeles, o rae colaboraron para este libro de otras muchas maneras: Patricia di Prima, los bibliotecarios de la Biblioteca Angélica de Roma, Ana Cristina Navarro, monseñor Iván Marín, Kelly Velásquez, María Elvira Escallón, los Matíos, Gloria Rave, la señora Xiona y la señora Luciana, Rodrigo y María del Carmen Meza, los psiquiatras Ismael Roldán, Ricardo Sánchez e Ignacio Vergara, el padre Jansen de la Universita Gregoriana de Roma, Amparito y su gran Julio, el padre Daniel Estivil del Pontificio Istituto Orientale de Roma, los abogados Guillermo Baena y María Teresa Garcés, el padre Alejandro Angulo, S. J.
A mis editores, Moisés Meló y Margarita Valencia.
A Gonzalo Mallarino Botero, mi experto consultor de cabecera.
Al padre Francisco De Roux, S. J., por horas y horas de conversación.
A la extraordinaria y lúcida Elvira Martínez.
A Gustavo Mejía, quien hace 25 años fuera mi profesor de literatura.