Noche. Páramo con pinos devastados por un incendio. Alrededor, troncos carbonizados. Blancos jirones de niebla flotan acá y allá sobre la tierra.
Peer Gynt atraviesa el páramo corriendo.
Peer Gynt:
Ceniza, niebla, polvo esparcido al viento… ¡Mucho hay que edificar! Dentro, fetidez y podredumbre…[62]. Todo no es más que un sepulcro infecto. Fantasías, sueños, y ciencia muerta antes de nacer son la base de la pirámide; en esta base han de apoyarse los escalones de la construcción: mentira sobre mentira. La falta de cordura y el temor del arrepentimiento destacarán en la cúspide como una inscripción llena de sentenciosa altisonancia: Pertus Gyntus Caesar fecit. (Escuchando). ¿Qué… (Voces de niños que lloran). Llanto, pero casi una canción… ¡Y ovillos rodando a mis pies[63]!
Los ovillos (En el suelo):
¡Somos los pensamientos que deberías haber pensado, las manos que deberías haber estrechado!
Peer Gynt (Saliendo del sendero):
A uno de vosotros di la vida y resultó un engendro de piedras puntiagudas.
Los ovillos:
Deberíamos habernos elevado a las alturas como voces… ¡Y henos aquí, teniendo que rodar como ovillos grises de lana!
Peer Gynt (Dando un tropezón):
¡Ovillo maldito! ¡Holgazán! ¿Haces tropezar a tu padre? (Huye.)
Hojas secas (Volando por los aires):
¡Nosotras somos el lema que debieras haber pregonado! ¡Mira cómo nos ha desgajado la desidia! El gusano ha roído todos nuestros bordes; jamás pudimos extendernos como una corona en torno a los frutos.
Peer Gynt:
Pero no ha sido en vano vuestro nacimiento… Posaos en silencio y servid de abono.
Susurros en el aire:
¡Somos las canciones que debieras haber cantado! Millares de veces nos has reprimido. En el fondo de tu corazón permanecemos, aguardando… Nunca nos buscaste. ¡Había veneno en tu garganta!
Peer Gynt:
¡Veneno hay en ti, voz estúpida! ¿Acaso disponía yo de tiempo para versos y tontunas? (Toma un vericueto.)
Rocío (Cayendo de las ramas):
Somos las lágrimas nunca vertidas. Hirientes agujas de hielo. Hubiéramos podido derretirnos. Ahora se clava la aguja en el velludo pecho. La herida se ha cerrado, y se consumió nuestro poder…
Peer Gynt:
¡Sí, sí! He llorado en la sala de Ronden, y de nada me ha servido.
Briznas de paja:
¡Somos las obras que debiste realizar! La duda asfixiante nos ha aplastado y nos ha desmenuzado. El Día del Juicio vendremos en tropel y lo atestiguaremos así… ¡Entonces recibirás tu merecido!
Peer Gynt:
¡Disparates de amor! ¿Os atrevéis a censurarme por la abstención? (Apresura el paso.)
La voz de Asa (Lejana):
¡Puaf! ¡Vaya un conductor de trineo! ¡Ay!, has hecho que vuelque. ¡Por mal camino me llevaste! ¿Dónde está el palacio, Peer? El diablo te ha seducido.
Peer Gynt:
Mejor será que escape cuanto antes, ¡pobre de mí! Si ha de cargar uno con las culpas del diablo, pronto desmayará en su vida. ¡Bastarán las propias culpas! (Corre.)