ESCENA DUODÉCIMA

Cercanías de la población de Gizeh, con la gran esfinge tallada en la roca. En lontananza, se divisan torres y alminares de El Cairo.

Llega Peer Gynt y contempla atentamente la esfinge, tan pronto con su binóculo como haciéndose anteojo con la mano ahuecada.

Peer Gynt:

¿Dónde diablos he encontrado algo, casi olvidado ya y parecido a este tipo? Porque no cabe la menor duda de que lo he visto antes, en el Norte o en el Sur. ¿Era una persona? Y en ese caso, ¿quién? Pasado tiempo, se me ocurrió que Memmón se parecía a los duendes de Dovre, según los llaman; conforme estaba, tieso como un palo, con el trasero plantado sobre el capitel de las columnas… Pero este extraño animal híbrido, esta mezcla de león y mujer a un tiempo, ¿lo recuerdo también de algún cuento? ¿O acaso se trata de un recuerdo real? ¿Un cuento? ¡Ah! Ahora me viene a la memoria el viejo. ¡Claro está! ¡Boigen, a quien di en plena cabeza! Mejor dicho…, lo soñé…; estaba con fiebre. (Se aproxima.) Los mismos ojos, los mismos labios…, aunque no tan indolente, sino un poco más despierto… Pero, por lo demás, idéntico. ¡Vaya, vaya, Boig! ¿Con que tomas aspecto de león cuando uno te ve por detrás y en pleno día? ¿Sabes enigmas aún? Vamos a probarlo. ¡Ya veremos si respondes como la última vez! (Gritando a la esfinge.) ¡Eh, Boig! ¿Quién eres?

Una voz (Detrás de la esfinge):

Ach Sfinx, wer bist du[37]?

Peer Gynt:

¡Cómo! ¡El eco habla alemán! ¡Qué notable!

La voz:

Wer bist du?

Peer Gynt:

¡Pues domina ese idioma perfectamente! (Anota en su libreta): «Eco alemán. Acento berlinés.» (Begriffenfeldt sale por detrás de la esfinge.)

Begriffenfeldt:

¡Un hombre!

Peer Gynt:

¡Ah! Es el que hablaba. (Anota otra vez): «Con el tiempo he llegado a otras conclusiones.»

Begriffenfeldt (Haciendo multitud de gestos de intranquilidad):

¡Perdón, señor! Una pregunta vital. ¿Qué es lo que lo trae aquí hoy en particular?

Peer Gynt:

Hago una visita. Saludo a un amigo de mi juventud.

Begriffenfeldt:

¿La esfinge?

Peer Gynt (Asintiendo con la cabeza):

La conocí en otros tiempos.

Begriffenfeldt:

¡Fantástico!… ¡Y después de una noche como la pasada! ¡Mis sienes laten y están a punto de estallar! ¿Conque la conoce? ¡Hable! ¡Responda! ¿Puede usted decirme lo que es?

Peer Gynt:

¿Qué es? Sí, fácilmente: es ella misma.

Begriffenfeldt (Dando un brinco):

¡Ah! ¡El enigma vital se ha iluminado ante mi vista como un relámpago! ¿Es ella misma, con toda seguridad?

Peer Gynt:

Sí; eso dice, al menos.

Begriffenfeldt:

¡Ella misma! ¡La hora de la evolución está cerca! (Quitándose el sombrero.) ¿Su nombre, señor?

Peer Gynt:

Me bautizaron Peer Gynt.

Begriffenfeldt:

¡Peer Gynt! ¡Simbólico! Era de esperar… ¿Peer Gynt? Quiere decir lo desconocido, lo venidero, aquello cuya llegada me había sido anunciada…

Peer Gynt:

¿De veras? ¿Y ahora está usted aquí para buscar…?

Begriffenfeldt:

¡Peer Gynt! ¡Profundo! ¡Enigmático! Was[38]!. Cada palabra equivale a una enseñanza ilimitada… ¿Qué es usted?

Peer Gynt (Con modestia):

Siempre he intentado ser yo mismo. Por lo demás, aquí tiene usted mi pasaporte.

Begriffenfeldt:

¡Otra vez! ¡Siempre la palabra enigmática en el fondo! (Agarrándolo por la muñeca.)

Begriffenfeldt (Arrastrándolo):

¡El emperador de intérpretes!

Peer Gynt:

¿Emperador?

Begriffenfeldt:

¡Venga!

Peer Gynt:

¿Soy, efectivamente, conocido…?

Begriffenfeldt (Arrastrándolo):

¡El emperador de los intérpretes… sobre la base del yo!