Oscuridad. Se oye a Peer golpear a un lado y a otro con una rama.
Peer Gynt:
¡Responde! ¿Quién eres?
Una voz en la oscuridad:
Yo mismo.
Peer Gynt:
¡Atrás!
La voz:
¡Da la vuelta, Peer! ¡La montaña es bastante grande!
Peer Gynt (Intenta pasar al otro lado, pero tropieza):
¿Quién eres?
La voz:
Yo mismo. ¿Puedes tú decir otro tanto?
Peer Gynt:
¡Yo puedo decir lo que quiera, y mi espada sabe herir! ¡En guardia! ¡Ya la hago caer con todo su peso! El rey Saúl mató a centenares; Peer Gynt, a millares. (Golpea.) ¿Quién eres?
La voz:
Yo mismo.
Peer Gynt:
Puedes guardarte esa estúpida respuesta sin sentido. ¿Quién eres?
La voz:
Yo soy el gran Boigen[16].
Peer Gynt:
¡Ah, ya! Antes el enigma era negro; ahora parece gris. ¡Atrás, Boigen!
La voz:
¡Da la vuelta, Peer!
Peer Gynt:
¡Pasaré al otro lado! (Golpea.) ¡Ha caído! (Quiere pasar, pero tropieza otra vez.) ¿Hay otro?
La voz:
Boigen, Peer Gynt; Boigen nada más: Boigen el invulnerable y Boigen el que fue herido; Boigen el que ha muerto y Boigen el que vive.
Peer Gynt (Arroja la rama):
¡El arma está hechizada; pero tengo puños! (Se abre paso a golpes.)
La voz:
Sí; fíate de los puños, fíate del cuerpo. ¡Ja, ja!, así llegarás a la cumbre.
Peer Gynt (Volviéndose):
Vaya o venga… ¡siempre estoy a la misma distancia! Tanto da que entre como que salga: siempre es igual de estrecho. ¡Helo aquí! ¡Y allí! ¡Y a la vuelta del recodo! Me parece haber salido, y estoy en el centro… ¡Nómbrate! ¡Aléjate para que te vea! ¿Qué eres?
La voz:
Boigen.
Peer Gynt:
¡Ni muerto ni vivo! ¡Desparramado, nebuloso! No tiene forma. Es como tropezar con un montón de osos gruñones y adormilados. (Grita.) ¡Defiéndete!
La voz:
Boigen no está loco.
Peer Gynt:
¡Hiere!
La voz:
Boigen no hiere.
Peer Gynt:
¡Si fuese un gnomo capaz de pellizcarme, o siquiera un duendecillo de un año apenas! ¡Alguien con quien luchar! ¡Pero no hay nadie! ¡Ahora ronca! ¡Boigen!
La voz:
¿Qué quieres?
Peer Gynt:
¡Usa la violencia!
La voz:
El gran Boigen todo lo consigue por la mansedumbre.
Peer Gynt (Mordiéndose brazos y manos):
¡Garras! ¡Dientes que desgarren la carne! ¡Tengo que sentir las gotas de mi propia sangre! (Se oye como batir de alas de aves gigantescas.)
Graznido de ave[17]:
¿Viene, Boigen?
La voz:
Sí; paso a paso.
Graznido de ave:
¡Hermanas lejanas, volad a su encuentro!
Peer Gynt:
¡Si quieres salvarme, muchacha, hazlo pronto! ¡No bajes la mirada, tímida y encogida! ¡El libro de salmos! ¡Tíraselo a un ojo!
Graznido de ave:
¡Duda!
La voz:
¡Ya lo tenemos!
Graznidos de aves:
¡Hermanas, daos prisa!
Peer Gynt:
¡Es comprar demasiado cara la vida pagándola con una hora de juego agotador como ésta! (Se desploma.)
Graznidos de aves:
¡Boigen, ya ha caído! ¡Agárralo! (A lo lejos se escuchan campanas y cánticos de iglesia.)
Boigen (Reduciéndose a la nada, dice en un suspiro):
Era demasiado fuerte. ¡Habría mujeres detrás de él!