Estrecho sendero en la cumbre de la montaña. Está amaneciendo.
Peer Gynt camina apresurado, con aire contrariado. Ingrid, cubierta a medias por el vestido de novia, intenta retener a aquél.
Peer Gynt:
¡Déjame tranquilo! ¡Vete!
Ingrid:
¡Después de lo que ha ocurrido! ¿Dónde voy a ir?
Peer Gynt: Peer GyntMe da igual…, puedes irte donde quieras.
Ingrid (Retorciéndose las manos):
¡Qué traición, qué traición!…
Peer Gynt:
No vale la pena discutir. Cada uno de nosotros que siga su camino.
Ingrid:
¡El pecado, el pecado nos une…!
Peer Gynt:
¡Que se vayan al diablo todos los recuerdos y todas las mujeres; todas menos una…!
Ingrid:
¿A quién te refieres? ¿Quién es esa mujer?
Peer Gynt:
Tú, no.
Ingrid:
Entonces, ¿quién es?
Peer Gynt:
¡Vete en seguida! ¡Regresa al sitio de donde saliste! ¡Vuelve con tu padre!
Ingrid:
¡Pero! ¡Querido Peer…! ¡Por…!
Peer Gynt:
¡Cállate!
Ingrid:
¡Tú no piensas lo que dices!
Peer Gynt:
Además de pensarlo, lo deseo.
Ingrid:
¡Primeramente seducir y, luego, rechazar!
Peer Gynt:
¿Y qué puedes ofrecer tú?
Ingrid:
Hoegstad y mucho más.
Peer Gynt:
¿Acaso llevas en el pañuelo libro de salmos? ¿Tienes trenza de oro sobre tu nuca? ¿Pones tu mirada fija en el delantal? ¿Te agarras a la falda de tu madre? ¡Dime, dime…!
Ingrid:
No; pero…
Peer Gynt:
¿Fuiste al pastor[9] esta primavera?
Ingrid:
No, Peer; pero…
Peer Gynt:
¿Acaso es tímida tu mirada? ¿Eres capaz de negar cuando yo te suplico?
Ingrid:
¡Dios mío! ¿Se habrá vuelto loco?
Peer Gynt:
Al mirarte uno, ¿hay fiesta en el alma? ¡Dime!
Ingrid:
No; pero…
Peer Gynt:
Entonces, ¿qué importa todo lo demás? (Hace ademán de irse.)
Ingrid (Cerrándole el paso):
¿Te das cuenta de que, si me abandonas, tendrás que arrepentirte de ello?
Peer Gynt:
¡Qué se le va a hacer!
Ingrid:
Si me aceptas tendrás de todo: bienes y honores.
Peer Gynt:
No puedo hacerlo.
Ingrid (Llorando):
¡Me has seducido, me has seducido…!
Peer Gynt:
Tú lo consentiste.
Ingrid:
¡Porque estaba desesperada!
Peer Gynt:
¡Y yo estaba borracho!
Ingrid (Amenazante):
¡Bien caro lo has de pagar!
Peer Gynt:
En este caso, lo caro resulta barato.
Ingrid:
¿Así que tu actitud es firme?
Peer Gynt:
Lo mismo que una roca.
Ingrid:
Está bien. ¡Ya veremos quién resulta ganador! (Desciende por el sendero.)
Peer Gynt (Durante unos instantes no dice nada; de repente, grita):
¡Que se vayan al diablo todos los recuerdos y todas las mujeres…!
Ingrid (Volviendo la cabeza y sardónica):
¡Menos una! (Se alejan cada uno por su camino.)