Plaza de Hoegstad rodeada de casas. Al foro, la vivienda de la fiesta. Numerosos invitados. Con mucha animación se baila en el césped
El músico está sentado sobre una mesa. El trinchante[4] espera, de pie, a la puerta. Las cocineras van, rápidamente, de una a otra mesa. Las personas de edad, sentadas en diferentes sitios, charlan.
Una mujer (Uniéndose a un grupo acomodado sobre unos troncos):
¿La novia? Sí, claro, está llorando un poco…; pero, por eso, nunca hay que preocuparse.
El trinchante (En otro grupo.)
¡A beber, a beber todos, buena gente! ¡Hay que vaciar el tonel!
Un hombre:
Gracias al que hace tan generoso ofrecimiento, aunque creo que sirves con demasiada frecuencia.
Un joven (Al músico, en el momento que pasa cerca de él con una joven agarrada de la mano):
¡Guttorn! ¡Gasta todas las cuerdas de tu mágico violín!
La joven:
¡Vamos, toca! ¡Que tu música se oiga por todo el campo!
Varias mozas (Haciéndole corro a un mozo que baila):
¡Bonito paso!
Una moza:
¡Tiene las piernas bien flexibles!
El mozo (Sin dejar de bailar):
¡El techo es bastante alto y las paredes están lejos!
El novio (Llorando, se aproxima a su padre, que está charlando con algunos invitados. Le tira de la chaqueta):
¡No quiere, padre, no quiere! ¡Qué terca es!
El padre:
¿Qué quieres?
El novio:
Se ha encerrado.
El padre:
¡Qué imbécil eres! (De nuevo se vuelve a los otros.) (El novio vaga por el césped.)
Un mozo (Gritando detrás de la casa):
¡Muchachas, muchachas! ¡Ahora sí que se animará esto! ¡Peer Gynt está aquí! ¡Ha llegado!
Aslak (Que acaba de llegar):
¿Quién lo ha invitado a ése?
El trinchante:
Nadie. (Se va hacia la casa.)
Aslak:
Si se dirige a vosotras no le hagáis caso.
Una moza:
Conforme; haremos como si no lo viéramos.
Peer Gynt (Llega contento y animado. Se para ante el grupo y da unas cuantas palmadas):
¿Cuál es la muchacha más ágil de todas las que hay aquí?
Moza primera (Peer Gynt se acerca a ella):
Yo, no.
Moza segunda (Igualmente):
Yo, tampoco.
Moza tercera:
Ni yo.
Peer Gynt (A la moza cuarta):
Pues entonces ven tú conmigo, antes de que se presente otra mejor.
Moza cuarta (Volviéndose):
No tengo tiempo.
Peer Gynt (A la moza quinta):
¿Y tú?
Moza quinta (Yéndose):
Yo me voy a mi casa.
Peer Gynt:
¿Ahora? ¿Esta noche? ¿Es que estás loca?
Aslak (Instantes después, a media voz):
Peer Gynt va a bailar con un viejo.
Peer Gynt (Rápido, encarándose con un hombre de bastante edad):
¿Dónde están las mozas vacantes? ¿Me oyes?
El hombre:
¡Búscalas!
(Peer Gynt, azorado, lo deja. Se queda callado y, de soslayo, mira al grupo. Todos lo observan, pero sin hablar. Se aproxima a otros grupos. Según se va acercando, todos se callan; cuando se aleja, todos sonríen, siguiéndolo con la mirada.)
Peer Gynt (En voz baja):
Extrañas miradas, pensamientos burlones, raras sonrisas.
(Se desliza a lo largo de la cerca) (Solveig, con la pequeña Helga tomada de su mano, viene por el césped, acompañada de sus padres.)
Hombre primero (A otro, cercano a Peer Gynt):
Mira quién viene aquí; los inmigrados.
Hombre segundo:
¿Los del Oeste?
Hombre primero:
Así es; los de Hedalen.
Hombre segundo:
Está bien.
Peer Gynt (Aproximándose a los recién llegados, señala a Solveig y le pregunta al hombre):
¿Me consientes bailar con tu hija?
El marido (Reposado):
Sí; pero antes tenemos que entrar a saludar a los dueños. (Entra.…)
El trinchante (A Peer Gynt, ofreciéndole de beber.)
Ya que estás aquí me supongo que querrás beber algo, ¿no es cierto?
Peer Gynt (Sin apartar la vista de los recién llegados):
Gracias; no tengo sed. Ahora voy a bailar. (El Trinchante se aleja. Peer, mirando a la casa, ríe.) ¡Vaya rubia! ¡Habráse visto cosa parecida! Mirándose los zapatos y la blancura de su delantal…, agarrándose a la falda de su madre y con un libro de salmos envuelto en el pañuelo. Tengo que verla. (Hace ademán de entrar en la casa.)
Mozo primero (Saliendo en compañía de otro):
Peer, ¿dejas ya el baile?
Peer Gynt:
No.
Mozo primero:
¡Pues me parece que te equivocas de camino! (Lo toma por un hombro, intentando que dé la vuelta.)
Peer Gynt:
¡Déjame pasar!
Mozo primero:
¿Tienes miedo al herrero?
Peer Gynt:
¿Yo? ¿Miedo, yo?
Mozo primero:
Sí, tú. Recordarás el otro día, en Lunde, ¿o no? (Se ríen los mozos, dirigiéndose al lugar del baile.)
Solveig (A la puerta):
Tú eres el muchacho que deseaba bailar, ¿no es así?
Peer Gynt:
¡Efectivamente! ¿No te acuerdas ya? (La toma de la mano.) ¡Ven!
Solveig:
¡Ha dicho mi madre que no muy lejos!
Peer Gynt:
¡Ha dicho mi madre, ha dicho mi madre! ¿Acaso naciste el año pasado?
Solveig:
¿Te ríes de mí?
Peer Gynt:
Lo cierto es que eres casi una niña. ¿Qué edad tienes?
Solveig:
Esta primavera hice la confirmación[5].
Peer Gynt:
Dime cómo te llamas. Así es más fácil entenderse.
Solveig:
Mi nombre es Solveig… ¿Y tú?
Peer Gynt:
Peer Gynt.
Solveig (Retirando su mano):
¡Dios mío!
Peer Gynt:
¿Qué te pasa?
Solveig:
Se me ha soltado una liga; voy a atármela. (Se va):
El novio (Tirando a su madre de la falda):
¡Madre; no quiere, no quiere!
La madre:
¡No quiere, no quiere! No te entiendo. ¿Qué es lo que no quiere? ¿Qué?
El novio:
Abrir la puerta.
El padre (Colérico, en voz baja):
¡Ah! Deberías estar atado a un pesebre, tonto.
La madre:
Está bien. No lo riñas al pobre. ¡Ya se arreglará todo! (Se van):
Mozo primero (Que viene con otros varios del baile):
Peer, ¿quieres un poco de aguardiente?
Peer Gynt:
No.
Mozo primero:
Un poquito nada más, hombre.
Peer Gynt (Con mirada sombría):
¿Lo tienes ahí mismo?
Mozo primero:
Puede ser. (Se saca un frasquito de un bolsillo y echa un trago.) ¡Ajajá, qué bueno está! ¡Eso sí que es fuerte!…
Peer Gynt:
Déjame que lo pruebe. (Bebe.)
Mozo segundo:
Ahora, también probarás del mío.
Peer Gynt:
No.
Mozo segundo:
¡Qué tontería! No seas bobo. ¡Bebe, Peer!
Moza primera (A media voz):
Anda, vamos.
Peer Gynt:
¿Te doy miedo, jovencita?
Mozo tercero:
¡A quién no darías tú miedo!
Mozo cuarto:
¡Bien demostraste en Lunde de lo que eres capaz!
Peer Gynt:
Pues de mucho más lo soy cuando me decido de veras.
Varios mozos (Rodeándolo):
¡Dinos, dinos! ¿Qué eres capaz de hacer?
Peer Gynt:
Dejémoslo para mañana…
Mozo segundo:
No, no; esta misma noche.
Moza primera:
Peer, ¿sabes hacer brujerías?
Peer Gynt:
¡Sé cómo evocar al diablo!
Un hombre:
¡Eso ya lo sabía mi abuelo antes de que yo naciera!
Peer Gynt:
¡Embustero! Lo que yo sé hacer no lo hace nadie. En una ocasión evoqué al diablo dentro de una avellana[6]. Estaba picada, ¿comprendéis?
Varios (Riéndose):
Claro, claro que sí. Lo comprendemos.
Peer Gynt:
Se desesperaba, renegando y llorando. Quería recompensarme con todo lo que yo le pidiera…
Uno del grupo:
Pero ¿es que no tenía más remedio que entrar?
Peer Gynt:
Eso es… Después tapé, con un palito, el agujero… ¡Si lo hubierais podido escuchar cómo zumbaba y rezumbaba!…
Moza primera:
¡Qué interesante!
Peer Gynt:
Era algo así como oír un moscardón.
Moza primera:
¿Todavía lo tienes metido en la avellana?
Peer Gynt:
No; el muy tuno se escapó. Él tiene la culpa de que Aslak me odie.
Mozo primero:
¿Es cierto?
Peer Gynt:
Claro que es cierto. Fui a su fragua y le pedí que me cascara la avellana. Me aseguró que así lo haría, y la colocó sobre el yunque… El caso es que como Aslak es tan bruto y para todo emplea el martillo…
Una voz en el grupo:
¿Y mató al diablo?
Peer Gynt:
Dio el golpe como un hombre que es; pero el diablo consiguió escapar, saliendo disparado hacia el techo, como si fuera una llama, haciendo que los muros se derrumbaran…
Varios:
¿Y Aslak, el herrero?
Peer Gynt:
Allí se quedó, con quemaduras en las manos. Desde que ocurrió aquello no hemos vuelto a tener amistad. (Risa general).
Algunos:
¡Pues no está tan mal este nuevo cuento!
Otro:
Es uno de los mejores de Peer Gynt.
Peer Gynt:
¿Así que creéis que me lo estoy inventando?
Hombre primero:
¡No, hombre, no! ¡La mayoría de lo que has contado ya lo sabía yo de oírselo a mi abuelo!
Peer Gynt:
¡Eso que dices es mentira! ¡A mí, a mí sí que me ha sucedido!
Hombre primero:
¡Pues claro que sí! ¡A ti te ha ocurrido eso y más!…
Peer Gynt (Dando una vuelta):
¡Ah! ¡Y también sé cabalgar, surcando los aires con un caballo! ¡No olvidéis que sé hacer infinidad de cosas que nadie sabe!
Uno del grupo:
¡Anda, Peer! ¡Muéstranos un poco cómo cabalgas por el aire!
Muchos:
¡Eso, eso; Peer Gynt, demuéstranoslo!…
Peer Gynt:
No es necesario que me lo roguéis tanto… Cualquier día pasaré sobre vuestras cabezas, cabalgando igual que la tempestad; la comarca en pleno se tendrá que arrodillar ante mí.
Un hombre entrado en años:
¡Se ha vuelto loco! ¡Está trastornado!
Hombre segundo:
¡Fantasioso! ¡Embustero!
Hombre tercero:
¡Exagerado! ¡Fanfarrón!
Peer Gynt (Amenazándolos):
Esperad un poco. Lo habéis de ver.
Hombre cuarto (Un poco bebido):
¡Sí, sí, aguarda tú, que ya te sacudirán el polvo, bien sacudido!…
Varios:
¡Te romperán bien las costillas y te pondrán morados los ojos! (El grupo se disuelve; los viejos, enfadados; los jóvenes, riendo, gastándose bromas y haciendo comentarios entre ellos.)
El novio (Aproximándose a Peer Gynt):
Oye, Peer, ¿es verdad que sabes cabalgar por los aires?
Peer Gynt (Muy seco.):
Yo sé hacerlo todo, Mads. ¡No puedes figurarte de lo que soy capaz!
El novio:
Sí, claro que sí…; entonces, tú ¿tendrás la capa que te convierte en invisible?[7].
Peer Gynt:
Habrás querido decir el sombrero. ¡Pues, efectivamente, lo tengo! (Le vuelve la espalda. Solveig cruza el césped con Helga de la mano. Peer, más animado, va hacia ella.) ¡Solveig! ¡Menos mal que has vuelto! (La toma de la muñeca). ¡Ya verás lo bien que bailaremos!
Solveig:
¡Suéltame, por favor!
Peer Gynt:
Pero ¿por qué quieres que te suelte?
Solveig:
Creo que eres un tanto travieso.
Peer Gynt:
¿Travieso yo? El reno macho sí que lo es cuando el verano se acerca. Anda, muchacha, ven conmigo. ¡No seas tan terca!
Solveig (Retirando su brazo):
No me atrevo.
Peer Gynt:
¿Por qué?
Solveig:
Pues…, porque me parece que has bebido. (Se aleja con Helga.)
Peer Gynt:
¡Ah! Si tuviera poder para atravesar a todos con una navaja…
El novio (Dándole un pequeño golpe con el codo):
¿No me puedes ayudar a entrar donde está la novia?
Peer Gynt (Distraído):
La novia; ¿dónde está la novia?
El novio:
Está en el granero.
Peer Gynt:
Bien.
El novio:
Peer Gynt, a ver si tú lo logras.
Peer Gynt:
No; lo tendrás que resolver sin mi ayuda. (Súbitamente le asalta una idea, y dice, en voz baja y seca): Así que Ingrid ¡está en el granero!, ¿seguro? (Se aproxima a Solveig.) ¿Lo has pensado bien? (Solveig desea irse; Peer se lo impide.) ¿Te da vergüenza porque me parezco a un vagabundo?
Solveig (Con precipitación):
No, no es cierto. No te pareces a un vagabundo. No es verdad.
Peer Gynt:
Sí es cierto. Y también que estoy un poco bebido. Pero lo he hecho a propósito porque tú me habías ofendido. ¡Ven aquí!
Solveig:
Ahora me atrevo menos que antes. ¡Aunque quisiera, no puedo!
Peer Gynt:
¿A quién tienes miedo?
Solveig:
Más que a nadie, al padre.
Peer Gynt:
¡Al padre! ¿Qué padre[8]? ¡Ah, claro! Ése de los devotos que andan inclinando la cabeza. ¿Es eso? ¡Responde!
Solveig:
¡Que responda!, ¿qué?
Peer Gynt:
¿Es de ésos que leen? Y, naturalmente, tú y tu madre, igual… Bueno, ¿quieres responder de una vez?
Solveig:
¡Déjame tranquila!
Peer Gynt:
¡No! (En voz baja, pero con acento duro y agresivo.) ¡Me puedo convertir en un duende y estar esta noche, a las doce, a los pies de tu cama! Si escuchas algún ruido no pienses que es el gato. ¡Seré yo! ¡Sacaré tu sangre en una taza y me comeré a tu hermana, pues has de saber que llegada la noche me convierto en lobo!… ¡Te morderé, te morderé…! (De pronto cambia de tono de voz y, angustiado, pide): ¡Solveig, anda, baila conmigo!
Solveig (Mirándolo con mucha tristeza):
¡Has sido muy malo conmigo! (Entra en la casa.)
El novio (Que otra vez viene vagando):
Te regalaré un toro si me ayudas.
Peer Gynt:
¡Ven conmigo!
(Desaparecen detrás de la casa, en tanto el grupo del césped regresa. Otros varios bailan, y la mayoría de ellos están borrachos, organizando el consiguiente tumulto y alboroto. Solveig y Helga, con el matrimonio de inmigrados, salen, junto con otros, a la puerta.)
El Trinchante (Dirigiéndose a Aslak, que es el primero del grupo):
¡No alborotéis tanto!
Aslak (Quitándose la chaqueta):
Esto hay que aclararlo de una vez; o cae Peer Gynt, o caigo yo.
Varios:
Eso, eso; que se peguen.
Otros:
No; nada más que disputen.
Aslak:
¡Lo que es necesario aquí son buenos puños, ya que las palabras no son bastante!
El marido:
¡Cálmate, Aslak!
Helga:
¿Es que quieren pegarle, madre?
Mozo primero:
Será mejor pasarlo bien, divirtiéndonos con sus embustes.
Mozo segundo:
¡Expulsadle de esta reunión a patadas!
Mozo tercero:
¡Eso es, eso es! ¡Y escupidle en los ojos!
Mozo cuarto (A Aslak):
¿Ya estás preparado?
Aslak (Arrojando su chaqueta al suelo):
¡La bestia será degollada!
La mujer (A Solveig):
¡Ya ves qué consideración se le tiene!
Asa (Que llega con un garrote):
¿Está mi hijo por aquí? ¡Ahora sí que lo voy a sacudir! ¡Y con qué placer voy a hacerlo!
Aslak (Remangándose la camisa):
Para un cuerpo como el de Peer un garrote es demasiado suave.
Varios:
¡Aslak desea pegarle!
Otros:
¡Desollarlo vivo!
Aslak (Escupiéndose en las manos, le dice a Asa):
¡Mejor, ahorcarlo!
Asa:
¿Qué dices? ¿Ahorcar a mi hijo?… Si te atreves, inténtalo… ¡Me sobran dientes y agallas a mí para…! (Llamando.) ¡Peer!
El novio (Llega corriendo):
¡Dios santo! ¡Pobre de mí! ¡Padre, madre, venid corriendo…!
El padre:
¿Qué ocurre?
El novio:
¡Imagínate! ¡Peer Gynt…!
Asa (Gritando):
¿Qué pasa? ¿Lo han matado?
El novio:
No…; Peer Gynt… ¡Mirad allá arriba, por la dere…!
Los invitados:
¡Con la novia!
Asa:
(Dejando el garrote.) ¡Será pillo!
Aslak (Sorprendido):
¡Dios mío! ¡Está subiendo por lo más escarpado de la montaña igual que si fuera un macho cabrío!
El novio (Llorando):
¡Madre, mira; se la lleva, se la lleva…!
Asa:
(Amenazándolo.) ¡Ojalá te cayeras!… (Gritando, angustiada.) ¡Pisa despacio, con cuidado…!, ¿me oyes? ¡Procura no resbalarte!
El propietario de Hoegstad (jadeante y lívido de cólera llega junto a todos, sin sombrero):
¡Lo mataré, lo mataré por haberla raptado!
Asa:
¡Eso sí que no! ¡Que Dios me castigue si lo permito!