Para Julio Verne y todos los soñadores
que vinieron después.
Para Brandon, Katie, Shaune y Tram,
los niños que me llenan de energía.
A la Armada de Estados Unidos, por la inestimable
cooperación anónima de algunos de sus miembros.
A la amable gente de General Dynamics, sin cuyas
valiosas visiones sobre los submarinos del futuro no
podría haber escrito este libro.
A Nicole Verdone y muchos, muchos otros que
mantienen a este escritor con los pies en el suelo.