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¿Por qué el amor pinta la realidad del color que desean los amantes? ¿Por qué insufla esperanza en sus corazones?

Llevamos días trazando planes. Me ha costado convencerla, pero al fin ha accedido. Acabo de contratar un coche de alquiler con chófer. En dos días pondremos fin a esta pesadilla. Nos vamos los cuatro. A primera hora de la mañana, en cuanto el viejo monstruo haya salido, camino de su maldito banco. Dos sencillas bolsas de viaje y todo el dinero disponible. No necesitamos más. Atravesaremos los Pirineos. Y después… al hogar de los Olabide. Nuestro refugio.

Y ahora me llega su nota. Empalidezco. Grito de desesperación. Me rebelo. El ansia de matar se hace más poderosa. Pienso acabar con él. Maldito y mil veces maldito. Ser ruin.

Su marido se la lleva. Piensa ingresarla en una institución de monjas cerca de Reims, para elegantes mujeres descarriadas, como ella. Para reír, si no fuera trágico: a la cuna del champagne, su bebida favorita. Allá permanecerá recluida durante años, fuera de mi alcance.