STÉPHANE FRÉDÉRIC HESSEL (Berlín, Alemania, 20 de octubre de 1917 – París, Francia, 27 de febrero de 2013). Fue un diplomático, escritor y militante político y social francés (llegó a Francia con 7 años y se naturalizó en 1937), hombre de izquierdas y europeísta de corazón. Fue miembro de las Fuerzas Francesas Libres, ejército de la Francia Libre durante la Segunda Guerra Mundial, y debido también a su origen judío, capturado y torturado por la Gestapo, y recluso de los campos de concentración de Buchenwald y Dora-Mittelbau. Fue uno de los redactores de la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948. Desde 2009 apoyó al partido francés Europe Écologie con «la esperanza de ver surgir una izquierda impertinente con peso», y también apoyó a Hollande en 2012.
Fue condecorado en Francia como Gran oficial de la Legión de Honor (2006), y recibió en 2008 el Premio UNESCO/Bilbao por la Promoción de la Cultura de los Derechos Humanos (anteriormente, Premio UNESCO de la Educación en Derechos Humanos), y, también en ese año, el Premio por la Paz de la Asociación para las Naciones Unidas en España (ANUE).
Cuando murió, el Elíseo emitió una nota subrayando que Hessel fue «una gran figura que consagró su vida excepcional a la defensa de la dignidad humana», y que «su capacidad de indignación no tenía más límite que el de su propia vida».
EDGAR MORÍN (París, Francia, 8 de julio de 1921). Antropólogo, sociólogo, y activista social francés de origen sefardí (siendo su nombre Edgar Nahum). Desde joven se vinculó al socialismo y apoyó al bando republicano en la Guerra Civil Española. Durante la Segunda Guerra Mundial toma parte en la resistencia y se une al Partido Comunista francés, del que será expulsado en 1952 por su antiestalinismo. En la década de los 60 viaja por Latinoamérica, quedando muy impresionado por su cultura. En 1983 fue condecorado con la orden de la Legión de Honor. Es Doctor Honoris Causa por más de 14 universidades.
Su gran contribución a la filosofía es la doctrina del «pensamiento complejo». Morin ve el mundo como un todo indisociable, donde nuestro espíritu individual posee conocimientos ambiguos y desordenados. Por eso, es imprescindible un enfoque complejo (multidisciplinar y multirreferenciado) para lograr la construcción del pensamiento.