Nunca agradeceré suficientemente la lectura crítica que de esta obra han realizado Coloma Jofre Bonet y Mercè Otero-Vidal, ambas profesoras de lenguas clásicas y grandes amigas.
Mi más sincero agradecimiento a Isaac Moreno Gallo, ingeniero especialista en acueductos, porque ha sido la única persona de una institución que, sin saber nada de mí, ha accedido a ayudarme, lo que indica una forma de ser cada vez más escasa.
A Marina Esteban, historiadora, por su lectura, consejos y sugerencias.
A Sònia Moll, por mejorar la novela como lectora y como lingüista.
Con su erudición, generosidad, paciencia y comentarios, son responsables de los aciertos de este libro (los defectos, en cambio, son de mi responsabilidad exclusiva).