Ars longa, vita brevis
(El arte es largo, la vida es breve)
—Hablemos de los acueductos. Esas construcciones tan grandiosas que incluso pueden verse a más de 40 millas de distancia, como en Roma. ¿Lo que acabo de decir es correcto?
—¡40 millas! No sé, son muchas millas. —Contestó Lucio—. Pero digo que sí, que desde muy lejos se alzan majestuosos, recortando el paisaje.
—Te equivocas, solo puedes ver una pequeña parte de ellos, la parte de un todo mucho mayor. Se trata de un sistema de suministro de agua potable a Roma que tiene unas 250 millas de extensión. Un sistema perfecto que desafía y vence montañas, ríos, y que está construido de una forma tan estable que estoy seguro de que se mantendrá en pie hasta más allá de nuestra muerte, y de la muerte de nuestros hijos, y de la muerte de los nietos de nuestros hijos. Cuando el mundo evolucione de forma que ni tan siquiera podemos imaginarnos, los acueductos seguirán alzados e invictos.
—¿Un mundo sin las salvajadas del circo, sin sus muertes ni su sangre, sin los horrores de la guerra, sin los jóvenes aurigas, que mueren prematuramente conduciendo las cuadrigas en las carreras solo para dar espectáculo? ¿Será así el mundo algún día?
—No lo sé, Lucio, creo en soluciones individuales, pero me cuesta confiar en soluciones colectivas. No sé si en el futuro aprenderemos a ser más cuidadores que agresores, más sanadores que asesinos, o si seremos los mismos bajo otras formas. Pero no me distraigas de mi lección sobre los acueductos. Sigamos. Sea como sea, el acueducto tiene dos partes fijas que nunca varían: todos empiezan y terminan en un depósito. El depósito del nacimiento garantiza el suministro del agua, que corre en abundancia junto con los sedimentos que son arrastrados hasta el último depósito. A partir de este se distribuye el agua por las cañerías para hacerla llegar a toda la ciudad. El agua corre por un canalón recubierto de hormigón impermeable, y su flujo se regula por cálices de bronce que funcionan como válvula.
—¿Cuándo visitaremos el mecanismo completo de un acueducto?
—Primero imagínate todo el proceso. Piensa en cómo lo harías tú, en cómo conseguirías que llegasen a Roma 900 millones de litros de agua diarios. Cuando lo hayas hecho, visitaremos las entrañas de un acueducto y te mostraré materiales como la tufa, ideales para construir murallas, porque es una arcilla muy especial que al contacto con el aire se endurece como el granito.