A las siete treinta de la mañana siguiente, después de menos de tres horas de sueño interrumpido y asaltado por las pesadillas, Tess encendió el ordenador de su despacho. Pero no para escribir. La escritura se hallaba a años luz de su mente.
¿Betsy Neal estaba soltera? Tess así lo creía. Aquel día en la oficina de Neal no había visto ninguna alianza, y aunque podría no haberse percatado, tampoco vio fotos familiares. La única fotografía que recordaba era una enmarcada de Barack Obama…, y él ya estaba casado. Por lo que sí, probablemente Betsy Neal estuviera divorciada o soltera. Y probablemente no figuraría en la guía. En tal caso, una búsqueda en internet no le serviría de nada. Tess supuso que podría ir al Stagger Inn y encontrarla allí, pero no quería volver al Stagger. Nunca más.
—¿Por qué estás comprando problemas? —dijo Fritzy desde el alféizar—. Al menos comprueba la guía de teléfonos de Colewich. Y ¿a qué hueles? ¿A perro?
—Sí. Es Manises.
—Traidora —dijo Fritzy con desdén.
La búsqueda arrojó una docena de Neals. Uno de los nombres era E. Neal. ¿E de Elizabeth? Solo existía una manera de averiguarlo.
Sin vacilación —que casi con certeza habría hecho que perdiera el valor—, Tess tecleó el número. Estaba sudando, y el corazón le latía acelerado.
El teléfono sonó una vez. Dos veces.
Seguramente no es ella. Podría ser Edith Neal. Edwina Neal. Incluso Elvira Neal.
Tres veces.
Si es el teléfono de Betsy Neal, probablemente ni siquiera esté en casa. Seguro que se ha ido de vacaciones a las Catskills…
Cuatro veces.
… o está arrejuntada con uno de los Panaderos Zombis, ¿qué te parece eso? El guitarrista principal. Seguro que cantan «Can Your Pussy Do the Dog» juntos en la ducha después de…
El teléfono fue descolgado, y Tess reconoció la voz en su oído inmediatamente.
«Hola, has llamado a Betsy, pero ahora mismo no me puedo poner. Ahora viene un bip, y ya sabes qué hacer cuando lo oigas. Que pases un buen día».
Pasé un mal día, gracias, y la noche anterior fue todavía mucho pe…
Llegó el bip, y Tess se oyó hablando antes de ser siquiera consciente de que pretendía hacerlo.
—Hola, señora Neal, soy Tessa Jean, ¿la señora de Willow Grove? Nos conocimos en el Stagger Inn. Me devolvió mi Tomtom y yo le firmé un autógrafo para su abuela. Vio las marcas que tenía en el cuerpo, y le mentí. No fue un novio, señora Neal. —Tess empezó a hablar más rápido, temiendo que se terminara la cinta antes de finalizar…, y descubrió cuán desesperadamente quería finalizar—. Me violaron, y eso fue malo, pero luego intenté hacer lo correcto y…, yo… tengo que contárselo porque…
Se produjo un clic en la línea, y entonces fue Betsy Neal en persona quien habló en su oído.
—Empiece de nuevo —dijo—, pero despacio. Me acabo de levantar y sigo medio dormida.