«NUNCA PIENSES QUE TE VOY A OLVIDAR…»
Santander, 9 de abril de 1950.
Srta. Mercedes San Honorio.
Querida Leles: Te deseo un perfecto estado de salud, quedo yo bien, por el momento.
Leles, ayer día 8, he recibido tu carta y en ella veo cuánto me dices, no sabes lo preocupado que estaba, pues ya no contaba con ella, pero aunque tardó mucho en llegar, estoy muy contento porque la he recibido, las leo muchas veces, las guardo y después me quedo otra vez triste, muy triste. Pero qué le vamos a hacer, hay que tener mucha paciencia, que todo llega, y el día de nuestra felicidad también tiene que llegar. Leles, tu foto sí la recibí el otro día, o sea, el 23. Te escribí una carta, ya creo la hayas recibido, aunque no me has contestado. Dime una cosa, Leles, ¿por qué tardas tanto en contestarme?, ¿no te dejan?, ¿no tienes tiempo?, ¿o eres algo perezosa? Algo de esto hay, ¿verdad que sí? Pues ya te decía en mi última carta que mi gusto sería recibir carta tuya cada ocho días. Dirás que soy algo urgente, yo también lo comprendo, pero ya que me concedes el derecho de decirte cuanto desee, te pido solo este favor, ¿verdad, guapina, que lo harás así?
Leles, la pregunta que me hacías en la otra carta no es precisamente que me haya molestado, pues ya sabes tú que no me molesta nada de lo que a mí me digas, lo que pasa es que me duele mucho que dudes de mis palabras para hacer caso de lo que digan otras personas, ya que me prometes no volver a hacer caso más de nadie, puesto que esto es lo que quiero, ya verás qué a gusto viviremos de esta forma. Y de la otra pregunta que me hacías, qué quieres que te diga, pero me dio un poco que pensar y temía que fuesen preguntas que te hacían a ti, pero si no ha sido así, estoy muy contento. Yo comprendo que tendrás muchas ganas de que llegue el día en que yo esté a tu lado, pero también lo deseo yo mucho. Y nada puedo hacer, nada más que tener paciencia y esperar. Pero tú no sufras por nada, que somos muy jóvenes y todo llega en esta vida. Y no pienses que yo te voy a olvidar. Eso nunca lo pienses.
Leles, hoy he leído todas tus cartas y en la que me mandaste la poesía me dices alguna cosa que he leído, y muchas veces, de lo que tú una noche soñaste, que yo estaba malo (esto sí es verdad) y que tú me cuidabas y que me dabas muchos besos. Qué feliz sería yo si fuera verdad que tú estarás cuidándome y que te sentarías muchas veces donde mi cabecera. Pero, por desgracia nuestra, no es así, pero algún día lo será.
Me acuerdo de todo cuanto me dices, de cuando iba a buscarte, de Aurelia y de otras muchas cosas que para qué voy a recordar, si es peor para uno. Me dices que si volverán aquellos tiempos. Diré que aquellos tiempos no, pero sí otros mejores aún.
Leles, te mandaría una foto en la que estoy bastante bien, pero la tengo dedicada para Teresina, mi hermana, así que hasta la próxima no te mando una. Es de cuerpo entero y de tamaño postal. Ya te la mandaré sin falta para la próxima que escriba, pero a ver si me contestas pronto. Leles, aquí te mando una foto de Ismaelín, de las muchas que tengo. No sé si te habrán mandado alguna como esta. El camión que tiene es el que le mandé por Navidad y ya ves que no está sin juguetes. Bueno, Leles, por hoy no te canso más. Recibe muchos besos cariñosos de este que nunca te olvida,
Paco.