Presentación

«En suma, me gustaría tener algún tipo de mensaje positivo que dejarles. Pero no lo tengo.

¿Aceptarían dos mensajes negativos?»

Woody Allen

Esta puede ser la sensación que tenga el lector a medida que avance en la lectura de este libro, es decir, que todas las conclusiones en relación con la leche y sus derivados son negativas. No obstante, a juzgar por el abrumador éxito y la aceptación de que gozan en la sociedad de consumo moderna, parece indudable que deben tener un valor nutricional deseable (al menos aparentemente), diversos factores positivos y ciertos beneficios.

En la presente exposición, no vamos a hablar sobre los supuestos efectos benéficos ni sobre las prácticas aplicaciones de los productos lácteos en la vida cotidiana, sino que nos centraremos en exponer el “lado oscuro”: los aspectos negativos, aspectos que nunca son tratados porque mermarían la credibilidad del consumidor. Una credibilidad que roza casi la fe ciega, una admiración incuestionable hábilmente forjada mediante unas agresivas campañas publicitarias basadas en reforzar la idea de que los productos lácteos son esenciales para la salud y factor fundamental para “cuidar la línea”.

El objetivo de este libro no es, sin embargo, forzar un cambio social, ni promover un boicot contra los productos lácteos, sino ofrecer al lector suficientes datos para que pueda tomar una decisión informada y consciente, y como resultado pueda aplicar sus propias conclusiones a su vida privada. En una sociedad en la que la oferta y la demanda se regulan mutuamente, y en la que comprar significa aprobar la continuidad de una línea de producción, el poder del consumidor radica en decidir qué producto “vota” con su dinero, y para ello es indispensable disponer de información suficiente.

Evidentemente, romper con una tradición tan arraigada en las costumbres sociales cuesta mucho. Pero nuestra sociedad está en continua evolución y se supone que los avances en los conocimientos científicos deben repercutir en el bien común. Si se demuestra que una práctica determinada, por muy arraigada o tradicional que ésta sea, resulta contraproducente, debemos tender a eliminarla. En definitiva, la evolución debe consistir en modificar los hábitos comunes hacia estilos de vida que maximicen el bienestar humano, así como el respeto hacia los animales y la naturaleza.

Elaborar un resumen conciso y no excesivamente técnico de los datos más relevantes sobre el delicado tema de los lácteos ha sido una labor ardua, como poner en orden un enorme rompecabezas o puzzle, a partir de la información extraída de diversos libros y de centenares de documentos consultados en internet. Un puzzle del que, sin duda alguna, aún nos faltan muchas piezas. Y podemos estar seguros de que en el futuro irán apareciendo nuevos datos para completar, ampliar o desmentir los conocimientos actuales.

En esta edición actual, se incorporan nuevos datos estudiados y publicados en los últimos años, desde la época de la edición anterior (2003). Una actualización necesaria, pero tan sólo un paso más en este largo camino del que, desde luego, todavía no se ve el final en el horizonte.