Las alternativas para bebés y niños
«Para el bebé recién nacido, hay dos alternativas claras:
el pecho derecho o el pecho izquierdo de su madre».
Dr. Frank Oski
«… la lactancia materna es una forma inigualable de proveer un alimento ideal para el crecimiento y desarrollo sano de los bebés;
… constituye una base biológica y emocional única para la salud tanto de la madre como del bebé;
… las propiedades anti-infecciosas de la leche materna ayudan a proteger a los bebés frente a las enfermedades; y
… existe una importante relación entre el amamantamiento y el espaciamiento temporal entre hermanos».
Código de Comercialización de Sustitutos de la Leche Materna, Organización Mundial de la Salud/UNICEF
La Declaración de Innocenti para la protección, promoción y apoyo a la lactancia materna, adoptada en 1990 por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y UNICEF, propone como meta universal la lactancia materna exclusiva hasta los cuatro o seis meses de edad 2W. Los datos de la OMS en Europa, sin embargo, revelan que, salvo Suecia y Finlandia, el porcentaje medio de lactancia materna exclusiva en ese periodo no supera el 16%.
Nadie puede negar el hecho de que la leche materna humana es el mejor alimento para los bebés humanos; no existen sustitutos satisfactorios, y por tanto se debería invertir todos los esfuerzos en procurar que todos los bebés fuesen amamantados exclusivamente hasta los seis meses, y después, con la adición de otros alimentos sólidos, parcialmente amamantados hasta los 2 años de edad.
La leche materna representa el alimento perfecto para los recién nacidos. Este fluido vital contiene todos los nutrientes, células vivas, hormonas, enzimas activos y anticuerpos que optimizan las posibilidades de crecimiento y supervivencia del nuevo ser.
¿Hasta qué punto es esencial la leche materna? Se ha comprobado que los bebés humanos privados de las ventajas de la leche materna tienen [97]:
Diversos estudios han mostrado que los niños que fueron amamantados de pequeños presentan un coeficiente de inteligencia y unos logros académicos superiores a los de quienes recibieron leche artificial[191][192][193][194]. Según el estudio PROBIT, el más amplio realizado hasta ahora sobre las ventajas de la lactancia materna, esta forma de alimentación natural tiene una influencia positiva en el desarrollo cognitivo de los niños y mejora su coeficiente intelectual. Este estudio controlado y aleatorizado se basó en el seguimiento a lo largo de seis años y medio de 13.889 niños nacidos en 31 centros materno-infantiles de Bielorrusia, y sus resultados se publicaron en 2008 [670]. Los resultados muestran que los niños de madres que participaron en el programa de fomento de la lactancia materna exclusiva auspiciado por la Organización Mundial de la Salud y UNICEF obtuvieron registros 7,5 puntos superiores en test de inteligencia verbal respecto al grupo control.
Aunque no está claro por qué razón sucede esto, se especula con que la leche materna contiene nutrientes beneficiosos que influyen en el desarrollo cerebral y que no están presentes en las fórmulas infantiles ni en la leche de vaca. Por ejemplo, se cree que la causa de que la lactancia proteja contra la obesidad en la edad adulta es una proteína de la leche materna llamada leptina, que no se encuentra en la leche de fórmula [579]. Otro ejemplo es el inhibidor del secretor pancreático de tripsina, una molécula bioactiva de la leche materna que interviene en la protección y reparación de tejidos [580].
Igualmente se cita el estímulo positivo que puede tener el mayor vínculo físico y psicológico entre el bebé y la madre que establece la lactancia natural.
La dieta convencional repleta de carnes, pescados y productos lácteos contiene múltiples contaminantes químicos (hormonas, antibióticos, pesticidas) que al ser ingeridos por las madres llegan a los bebés a través de la leche. Las madres que evitan estos alimentos, llevando una dieta vegana, segregan en su leche cantidades muy inferiores de estos contaminantes. Los niveles de residuos en la leche de mujeres veganas es tan sólo de entre el 1 y el 2 por ciento de los de las mujeres omnívoras [11][671]. Naturalmente, una dieta vegetal compuesta de alimentos de cultivo ecológico contribuirá aún más a evitar la presencia de estos contaminantes.
Además de los múltiples beneficios de la lactancia materna para el bebé, existen otros para la propia madre. La lactancia estimula la secreción hormonal de la glándula pituitaria, que ayuda al útero a retornar a su tamaño previo al embarazo. También ayuda a consumir el tejido graso excedente que se pueda haber acumulado durante el embarazo. Es más difícil que estas mujeres padezcan anemia tras el parto, también tienen menos riesgo de hipertensión y depresión postparto. La osteoporosis, la artritis reumatoide y los cánceres de mama, útero y ovario son menos frecuentes en aquellas mujeres que amamantaron a sus hijos [672][197][198][190]. Por supuesto, el vínculo afectivo que se desarrolla entre madre y bebé mediante la lactancia promueve la creación de un lazo de amor y confianza para toda la vida. Las madres que han amamantado hablan de la tremeda satisfacción experimentada, por saber que proporcionaban a sus bebés algo que nadie más podía darles, por ver la devoción de los bebés hacia el pecho y por sentir su proximidad.
Por otro lado, amamantar constituye un método anticonceptivo natural[201]. Esto sólo es cierto cuando se alimenta exclusivamente con lactancia materna, y mientras no haya regresado el periodo menstrual tras el nacimiento del bebé. La lactancia durante la noche prolonga el tiempo de amenorrea (supresión del periodo menstrual). De todas formas, como no se puede predecir cuándo sucederá la primera ovulación, para evitar un nuevo embarazo sería necesario aplicar otros métodos de control anticonceptivo. No obstante, en términos generales se puede decir que la lactancia materna contribuye a un óptimo espaciamiento entre hermanos.
Pero, a pesar de su idoneidad para el recién nacido, por desgracia un número cada vez mayor de mujeres están abandonando la lactancia materna, y también desciende la duración media de la lactancia. Entre los factores responsables de este cambio están la tendencia de las mujeres a trabajar; el deseo de imitar a mujeres de clases superiores o de otros países más ricos; la fácil disponibilidad de la leche en polvo, y la intensa e irresponsable promoción de las fórmulas infantiles por parte de los fabricantes.
Según el Dr. Luis Ruiz, pediatra y coordinador nacional en 2003 de la Iniciativa Hospital Amigo de los Niños (IHAN), promovida por la OMS y UNICEF para fomentar la lactancia materna:
«Cada vez se tienen menos hijos y se desea lo mejor para ellos. Esta situación provoca que cada vez más mujeres quieran amamantar. Las encuestas han contabilizado que entre un 80 y un 85% de las españolas dan el pecho a sus hijos a la salida del hospital. Sin embargo, estas cifras descienden drásticamente 15 días después de abandonar el centro. Cuando llegan a casa se ven solas en medio de toda esa novedad, escuchando diferentes opiniones dependiendo de los profesionales, y adoptan la opción que menos dudas les plantea: el biberón» [209].
En España, la media de lactancia materna es de tan sólo dos o tres meses, de manera que a los seis meses, tan sólo el 3’2% de las madres dan a sus bebés leche materna [174]. Unas cifras bajas comparadas con la registradas en países del norte de Europa, como Suecia, donde al salir del hospital el 99% de las mujeres dan de mamar y a los seis meses, la cifra es del 67%.
Muchos bebés son destetados prematuramente por aparentes problemas, derivados en general de una insuficiente o aún errónea información de las madres y los padres. Por esta razón es tan importante el apoyo a la madre para que mantenga la lactancia. Con esta finalidad han ido apareciendo grupos de apoyo a la lactancia materna, como La Liga de la Leche[464]. La Liga de la Leche se creó en Estados Unidos en 1956 por un grupo de mujeres que buscaban información para dar de mamar a sus hijos. En ese momento en el país se había perdido la costumbre de dar leche materna y no sabían cómo hacerlo. La Liga de la Leche está considerada una ONG de utilidad pública y actúa como asesor en los programas internacionales sobre lactancia de la OMS y UNICEF. La organización cuenta con la colaboración de un comité médico y con monitoras formadas para conocer las líneas fundamentales de la lactancia y para saber escuchar y enseñar a las mujeres.
A muchas madres les preocupa especialmente la posibilidad de no tener una buena leche o de que ésta sea insuficiente. ¿Cuál es el secreto para tener mucha leche y por mucho tiempo? [13]:
Sea como sea, ¿qué sucede cuando una mujer no puede amamantar a su bebé, o no desea hacerlo? ¿Qué va a comer si no recibe leche materna?
A pesar de que ninguna fórmula infantil o leche maternizada proporciona la protección frente a las infecciones que existe en la leche materna humana, todas ellas proporcionan una nutrición adecuada para el bebé durante los 12 primeros meses de su vida.
Todas las fórmulas infantiles hechas a partir de leche de vaca han sido modificadas de forma significativa. Cada fabricante ha intentado modificar su producto para que se parezca a la leche humana tanto como sea posible en su composición de grasas, proteínas, hidratos de carbono y minerales.
La proteína de estas fórmulas procede de la proteína de leche de vaca, aunque haya sido alterada en el proceso. Es mucho menos probable que produzca los síntomas alérgicos y la irritación gastrointestinal que son riesgos reconocidos de la leche entera de vaca, aunque a pesar de ello todavía suele producirse en muchos casos. En todas las fórmulas comerciales se ha añadido vitaminas y hierro, para que sean capaces de cubrir las necesidades del bebé durante el primer año de vida. Un niño que no pueda ser amamantado por su madre debe recibir una de estas fórmulas, pero jamás debería recibir leche entera de vaca antes de cumplir 12 meses [1][7][44].
El amamantamiento combina perfectamente los tres componentes fundamentales de una nutrición sana: los alimentos, la salud y la atención. Según UNICEF, en los países donde las tasas de mortalidad infantil son elevadas o moderadamente elevadas, un niño de una comunidad pobre que se alimente con biberón tendrá 14 veces más probabilidades de morir de enfermedades diarreicas y 4 veces más probabilidades de morir de pulmonía que un niño alimentado exclusivamente con leche materna [298].
Los hospitales y unidades de maternidad ejercen una poderosa influencia sobre las nuevas madres. Por este motivo, UNICEF y la Organización Mundial de la Salud (OMS) crearon en 1991 la Iniciativa Hospitales Amigos de los Niños (IHAN) como un esfuerzo de asegurar que dichos centros se conviertan en centros de apoyo a la lactancia. Desde el lanzamiento de esta iniciativa, unos 15.000 hospitales en 134 países han adoptado medidas de protección, promoción y apoyo del amamantamiento [299]. En nuestro país la iniciativa cambió de nombre en 2009 por cuestiones semánticas, pasando a llamarse Iniciativa para la Humanización de la Asistencia al Nacimiento y la Lactancia, pero conservando las mismas siglas IHAN [465].
La Red Internacional de Grupos Pro Alimentación Infantil (IBFAN) es una coalición de más de 150 grupos en más de 90 países desarrollados y en vías de desarrollo, creada en 1979 tras una reunión conjunta de la OMS y UNICEF sobre alimentación infantil. IBFAN trabaja por una mejor salud y nutrición infantil a través de la promoción de la lactancia materna y la eliminación de prácticas no éticas de comercialización de alimentos infantiles, biberones y tetinas. IBFAN ayudó a desarrollar el Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de Leche Materna [300] de la OMS/UNICEF y está decidida a verlo implementado globalmente como el estándar internacional “mínimo”, que todos los gobiernos deberían adoptar, y que han de reforzar con la legislación y las regulaciones necesarias en cada caso.
Este Código Internacional fue aprobado por la Asamblea Mundial de la Salud en 1981 para ayudar a proteger y fomentar la lactancia materna en todos los países. Su meta es proteger la salud de los niños, por medio de la eliminación de prácticas inadecuadas de comercialización de los sucedáneos de la leche materna. El preámbulo del Código dice lo siguiente:
«Las prácticas de alimentación inadecuadas son causa de malnutrición, morbilidad y mortalidad de los lactantes en todos los países y… las prácticas incorrectas de la comercialización de sucedáneos de la leche materna y productos afines pueden agravar esos importantes problemas de salud pública.
(…) La comercialización de dichos sucedáneos requiere un tratamiento especial que hace inadecuadas en el caso de esos productos las prácticas habituales de comercialización.»
El Código abarca la comercialización de todos los sucedáneos de la leche materna, que incluyen: las fórmulas infantiles (también las llamadas fórmulas ‘hipo-alergénicas’, las fórmulas para prematuros y otras fórmulas ‘especiales’); las leches o fórmulas de seguimiento (o continuación); los alimentos complementarios, como cereales, aguas, té, jugos y otros alimentos que se venden para uso antes de los seis meses de edad del bebé. También abarca los biberones y las tetinas.
Los principios más destacados que establece el Código en relación con la comercialización de sucedáneos de leche materna son:
Los fabricantes, cuyo interés lógicamente son las ganancias antes que la salud de los bebés, son conscientes de que la lactancia materna es importante, pero tratan siempre de encontrar escapatorias a las restricciones que el Código impone a la comercialización de sustitutos. Las estrategias que utilizan son muy variadas, según IBFAN[301], destacaremos algunos de sus aspectos a continuación.
La promoción comercial de alimentos infantiles está dirigida a las madres principalmente. Con ella, los fabricantes intentan crear dudas en cuanto a la capacidad de la propia madre de dar el pecho y tratan simultáneamente de forjar la confianza en sus productos. La finalidad del Código es proteger a las madres de esta influencia comercial, para que así puedan tomar decisiones informadas acerca de la alimentación infantil más adecuada para sus bebés.
Es una práctica habitual la promoción de productos en periódicos y revistas que a menudo están en las salas de espera de los hospitales, así como ofrecer a las madres muestras gratuitas, bolsas, juguetes, biberones, cucharas, etc.
Una estrategia común empleada por la mayoría de las compañías hoy en día es formar clubes de bebés y de madres. Esto les da una excusa para tomar contacto directo con las madres. El principal propósito de estos clubes es confeccionar listas de correo. Al poco tiempo, reciben paquetes de regalo conteniendo muestras gratuitas, cupones de descuento, biberones u otros regalos junto con una revista del club que ofrece asesoramiento sobre la alimentación infantil y promociona los productos de la compañía. Hay empresas que llegan a la madre aún antes del nacimiento de su bebé.
El medio más eficaz para las compañías de llegar a las madres para promover sus productos son los centros de salud, los hospitales y las clínicas. La promoción de fórmulas, otros alimentos para bebés, biberones y tetinas en los establecimientos sanitarios les da implícitamente el visto bueno de la profesión médica, aunque está prohibida por el Código.
En los servicios pediátricos de los hospitales, las maternidades y las salas de espera se exhiben posters, calendarios, relojes y gráficos de crecimiento donados por los fabricantes. Estos artículos muestran generalmente el nombre de la compañía o del producto, o ambos, y “graban” esos nombres y logotipos en las mentes de las madres y los profesionales de la salud.
Los materiales distribuidos en los establecimientos sanitarios raramente contienen la información que el Código requiere, tal como una clara declaración sobre la superioridad de la lactancia materna, el efecto negativo sobre la lactancia materna que tiene la alimentación parcial con biberón, e información sobre los riesgos de métodos inapropiados de alimentación. Estos materiales utilizan frecuentemente imágenes y textos que idealizan el empleo de sucedáneos de la leche materna, o que insinúan que la alimentación artificial es equivalente a la lactancia materna.
Durante su estancia en el hospital o en el momento del alta, las nuevas madres reciben frecuentemente paquetes de regalo directamente de los representantes de las compañías o a través de los profesionales de la salud. Estos paquetes contienen muestras de fórmulas, biberones, cupones y otros artículos tales como pañales, portabiberones, toallas, baberos, videocassettes y CDs. Hay tarjetas en los paquetes que invitan a las madres y los padres a completar un formulario y devolverlo a la compañía. La información sirve para crear listas de correo utilizadas por las empresas para enviar publicidad al mes, o a los tres, cuatro o seis meses, momentos en los cuales las madres son más vulnerables.
Los datos del año 2000 constataron un alarmante resurgimiento de los suministros gratuitos, una técnica probada de fomentar la rutina del biberón. Las compañías de alimentos infantiles saben muy bien que los suministros gratuitos son una manera segura de interferir con la lactancia materna y que inducen a las madres a emplear sus marcas. Está probado que el 90% de las madres continúan con la marca que les fue dada en el hospital, ya que para ellas tiene respaldo médico. Para la compañía, los suministros gratuitos son una inversión que será recuperada a través de futuras ventas. Cada bebé alimentado con biberón en la maternidad consumirá, en promedio, 450 dólares americanos (unos 350 euros) de leche por año [301].
Es tan importante la lealtad para con una marca y su influencia sobre las ventas, que diversas compañías firman contratos con los hospitales para ser proveedores exclusivos de fórmula infantil gratis. Incluso algunas pagan a los hospitales una comisión (25 a 30 dólares) por cada bebé alimentado con su fórmula. En algunos países, las compañías toman turnos para abastecer de fórmulas a los hospitales. En Norteamérica, se hacen contratos de exclusividad a largo plazo.
Para las compañías resulta eficiente ganar la amistad de los profesionales de la salud y usarlos como aliados en su promoción. Estos profesionales recomiendan los productos de la compañía y ayudan a lograr consumidores a largo plazo, distribuyendo volantes, folletos, regalos y muestras de productos a las madres.
Aunque las compañías quizá no piden explícitamente a los profesionales de la salud que promocionen sus productos, la buena voluntad que generan los regalos y los recuerdos que las compañías les dan, a menudo los convence, tal vez inconscientemente, para recomendar los productos de una compañía en vez de los de otra. Muchos de los regalos que reciben los profesionales de la salud están expuestos en sus escritorios o consultorios y de esta manera se transforman en promoción directa a las madres que visitan el hospital o la clínica.
A menudo las compañías dan apoyo financiero o material a particulares y a asociaciones profesionales (becas, financiación para asistir a congresos, costear material en reuniones, premios de investigación, patrocinar conferencias o seminarios). Aunque el Código no prohíbe los patrocinios, no es fácil distinguir entre lo que es asistencia genuina y lo que es un incentivo con fines comerciales. Esto puede dar lugar a conflictos de intereses.
Algunas de las marcas que han hecho uso de estas prácticas poco éticas son Nestlé, Danone, Mead Johnson, Nutricia, Hipp, Milupa, Abbott-Ross, Wyeth, Morinaga, Meiji, Snow Brand, Humana, Gerber y Dumex[302]. El boicot ha sido planteado por muchos como método de presión para acabar con estas prácticas, en el único lenguaje que entienden: amenazando los intereses comerciales que las mueven. Para concentrar su efectividad, el boicot se ha centrado en una empresa, Nestlé, lo cual no quiere decir que el resto sean más benévolas —simplemente aprovechan para hacer lo mismo desde la sombra. Sus violaciones no son inocentes, sino totalmente intencionadas [302].
Según datos de UNICEF de 1997, sólo 16 países han adoptado medidas legales firmes para implementar el Código en su totalidad (y todos ellos son países subdesarrollados o en vías de desarrollo). Otros países han habilitado sólo algunas de las propuestas, como por ejemplo los miembros de la Unión Europea, que a través de una directiva comunitaria han adoptado una legislación que es más débil que el Código (su legislación sólo es aplicable a las fórmulas infantiles, pero no a la más amplia categoría de sustitutos de la leche materna, ni a biberones ni tetinas, y además permite la publicidad en las publicaciones de cuidado infantil y científicas). Otros países tan sólo han desarrollado acuerdos voluntarios no vinculantes con las compañías, y otros están todavía estudiando cómo implementarlo. Por último tenemos los países que no han tomado ninguna acción para implementarlo, como por ejemplo, Estados Unidos [302].
Un estudio desarrollado en Polonia, Bangladesh, Tailandia y Sudáfrica entre abril y octubre de 1996 mostró que el Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de Leche Materna está siendo violado sistemáticamente [302]. En dichos países, se recogieron los datos de 800 mujeres embarazadas o con bebés menores de 6 meses, y de 120 profesionales de la salud de 40 servicios sanitarios seleccionados al azar. Además, se recogieron datos sobre las fuentes de información pública y el etiquetado de sustitutos de leche infantil. El informe, titulado “Cracking the Code” (Violando el Código), muestra claramente que las normas del Código están siendo transgredidas de múltiples formas en todos los países estudiados. Por ejemplo, en todos los países, los representantes de las compañías habían visitado las instalaciones sanitarias sin previa invitación para ofrecer a las madres información de sus productos. Además, los servicios sanitarios de todos los países estudiados, y especialmente de Tailandia, proporcionaban a las madres información sobre nutrición infantil patrocinada comercialmente. En clara violación del Código, estos paquetes informativos y folletos no expresaban con claridad los beneficios y superioridad de la lactancia materna, ni incluían otros requisitos, como la información sobre los riesgos para la salud del uso innecesario o inadecuado de las fórmulas infantiles u otros sustitutos de la leche materna. En Tailandia, un tercio de los servicios sanitarios investigados habían recibido sucedáneos de leche materna gratis o a bajo coste, cosa explícitamente prohibida por el Código.
Según informaba en 1999 la revista The Lancet, en Italia se ofrece a las madres una variedad inigualada de sucedáneos de la leche materna[303]. Según los sondeos realizados, las madres pueden elegir entre 187 presentaciones, de 129 marcas comerciales diferentes, producidas por 16 fabricantes. De ellas, 92 son productos en polvo y 37 son fórmulas líquidas. El apoyo a la lactancia materna es ignorado por un amplio sector de los pediatras y maternidades, y el Código es frecuentemente violado por los fabricantes y distribuidores. En el estudio, se compara el coste de tales productos con otros países, pudiendo llegar a ser un 30% más caros. En 1994, se gastaron en Italia 155 millones de euros en leches infantiles, mientras que en España fueron 180 millones de euros. Las cifras de niños nacidos en ese mismo año fueron de 540.000 en Italia y 360.000 en España, con lo cual se puede deducir que el consumo en nuestro país es incluso superior o bien que los precios son todavía más elevados que allí.
El incumplimiento por parte de la industria alimentaria de las directrices aprobadas por la OMS afecta de forma especial a las zonas más pobres de África. Un reciente estudio publicado en el British Medical Journal[304] denuncia que la industria fomenta el uso de leches de sustitución mediante agresivas campañas de marketing que incluyen muestras gratuitas, promociones especiales y, sobre todo, incumpliendo la normativa sobre etiquetado, de manera que la mayor parte de las madres africanas desconoce los riesgos de tales productos y la importancia de mantener el pecho materno el mayor tiempo posible.
En concreto se evaluó el cumplimiento del Código en Burkina Faso y Togo. Un grupo de analistas estudió la distribución de las leches de sustitución en varias instalaciones y organizaciones sanitarias, tiendas, seguros médicos, y otros puntos de distribución; asimismo se entrevistó a 186 madres con hijos menores de cinco meses en 16 ciudades diferentes. Seis de los centros de salud habían recibido la leche como donativo y este alimento se entregaba gratuitamente a las mujeres que lo solicitaban; además, en algunos de estos lugares se habían recibido regalos promocionales por parte de marcas como Nestlé y Danone. En el 44% de los puntos de venta estudiados las empresas habían proporcionado muestrarios y expositores especiales con dibujos e ilustraciones promocionales, ninguno de los cuales incluía información sobre los riesgos de la decisión de alimentar con estos productos a los niños. El incumplimiento alcanzaba además al etiquetado de estos productos: de los productos analizados, 40 no estaban dentro de los estándares de la Organización Mundial de la Salud (21 de ellos manufacturados por Danone, 11 por Nestlé y ocho más por otras compañías africanas o extranjeras).
Aunque las leches de sustitución se adaptan a las necesidades nutricionales de los bebés, algunos de ellos mostrarán alergia a la proteína de leche de vaca de estas fórmulas comerciales. Para estos bebés, se han desarrollado fórmulas especiales derivadas de la soja.
Las fórmulas de soja especiales también son una opción válida para aquellos padres que, al fracasar la lactancia materna, desean alimentar a sus hijos sin someterlos a los múltiples riesgos que implican las fórmulas a base de leche de vaca.
Los bebés deben recibir fórmula infantil de soja, no los batidos de soja convencionales que son para niños mayores y adultos. Las fórmulas para bebés están específicamente diseñadas para que se parezcan a la leche humana tanto como sea posible en su composición de grasas, proteínas, hidratos de carbono, vitaminas y minerales, con el fin de satisfacer las necesidades de desarrollo de un bebé, mientras que los batidos de soja normales no. Las “leches vegetales” preparadas en casa a partir de arroz, almendras u otros cereales o frutos secos tampoco proporcionan una nutrición adecuada para esa edad y no pueden ser utilizadas como reemplazo de la lactancia materna[7].
Estas fórmulas de soja están disponibles comercialmente y, a día de hoy, según indican los estudios, satisfacen todos los requisitos nutricionales y las normas de seguridad exigidas para la alimentación infantil, y se ha comprobado que aseguran un crecimiento y desarrollo normal en bebés sanos nacidos a término [239][673][674][675][676][677][678][679][680][681]. Algunos de esos estudios citan como principales indicaciones de las fórmulas de soja la intolerancia a la lactosa persistente, la galactosemia y las consideraciones éticas. En cambio, los estudios indican que el uso de fórmulas de soja en bebés prematuros no es recomendable.
No obstante, incluso determinados bebés que son extremadamente alérgicos también pueden mostrar síntomas ante las fórmulas de soja, como caso muy extremo. Estos bebés pueden recibir fórmulas que sólo contienen los componentes de las proteínas, los aminoácidos. Estas fórmulas proporcionarán una nutrición adecuada a los bebés que no toleren otras formas de alimentación.
Todos los alimentos basados en proteínas de soja son ricos en fitoestrógenos. Se ha sospechado que la elevada concentración de los principales fitoestrógenos presentes en la fórmulas de soja (daidceína y genisteína) podría tener efectos adversos sobre el bebé a largo plazo, a nivel hormonal. Sin embargo, a pesar de que las fórmulas de soja vienen utilizándose desde hace más de 30 años, por ahora no se han descrito efectos adversos de este tipo [239].
Algunas marcas comerciales de fórmulas de soja para bebés disponibles en el mercado son: ALSOY (Nestlé), ISOMIL (Abbott), MILTINAS (Milte), NUTRIBEN SOY SMA (Alter), NUTRISOY (Nutricia), PROSOBEE (Mead Johnson), PULEVAV (Abbott), SOM 1 (Milupa), SOM 2 (Milupa), VELACTIN (Novartis Nutrition). Los azúcares que contienen proceden de glucosa, maltosa o sirope de maíz. Todas ellas contienen grasas vegetales, excepto Puleva V que incluye un porcentaje de grasas animales [239].
La mayor parte de los nutricionistas pediátricos opinan que no es recomendable dar a los bebés leche desnatada durante el primer año de vida. A la leche desnatada se le ha quitado la grasa. Normalmente, a esta edad entre el 35 y el 55% de las calorías que reciben han de ser en forma de grasa. Si se les da leche desnatada, reciben muy pocas calorías en forma de grasa, pues la mayoría de las calorías proceden de los hidratos de carbono y de las proteínas, además de recibir cantidades muy grandes de minerales. Se desconocen exactamente las consecuencias a largo plazo de eliminar la grasa de la dieta a tan temprana edad [1].
Los alimentos sólidos han de ser introducidos gradualmente a partir de los 5 ó 6 meses de edad. Las frutas y los cereales son generalmente las primeras opciones, continuando luego con el resto de alimentos. Cuando el bebé ha alcanzado el año de edad, la mayoría de sus necesidades nutricionales pueden ser satisfechas ya por los alimentos sólidos. Aunque es recomendable prolongar la lactancia materna al máximo posible, a partir de ese momento la leche ya no es necesaria. En su lugar, los zumos, que pueden introducirse bastante antes, proporcionan líquido extra y calorías extra en forma de carbohidratos.
Si se está dando algún sustituto de la leche materna, tras el primer año de edad el volumen de la leche de sustitución debería ser reducido paulatinamente para que a la edad de 18 meses el bebé ya no tome leche de ninguna clase [1].
El desaparecido Dr. Benjamín Spock dice en la séptima edición de su famoso bestseller internacional [7]:
«Ya no recomiendo los productos lácteos después de cumplir los dos años. Por supuesto, hubo un tiempo en que la leche de vaca se consideraba muy deseable. Pero la investigación, junto con la experiencia clínica, ha obligado a los médicos y nutricionistas a replantearse esta recomendación. Es un área en la que todavía existen discrepancias entre los científicos, pero hay varios puntos en los que la mayoría están de acuerdo.
En primer lugar, otras fuentes de calcio ofrecen muchas ventajas que los lácteos no poseen. La mayoría de las hortalizas de hoja verde y las legumbres poseen una forma de calcio que se absorbe tan bien o incluso algo mejor que el de la leche. Junto con este calcio contienen vitaminas, hierro, carbohidratos complejos y fibra, todos ellos ausentes en general en la leche de vaca. La leche de soja o de arroz enriquecida con calcio es tan sabrosa con los cereales de desayuno como la de vaca, y no contiene proteínas animales, grasas animales, lactosa o contaminantes lácteos. Las ventajas de las verduras y legumbres realmente convierten el consumo de leche en algo innecesario».
Respecto a la clase de leche que se recomienda usar para bebés y niños, el Dr. Spock dice:
«Sugiero usar la leche de soja y otras vegetales antes que la de vaca. La de soja enriquecida lleva añadido calcio y vitamina D. Proporciona grasas esenciales pero no grasa animal, y está libre de proteínas animales y lactosa. Aunque prácticamente cualquier alimento puede causar sensibilidad o incluso alergias, es menos probable que lo haga la leche de soja que la de vaca.
Los niños menores de un año necesitan leche materna o de fórmula. La leche no modificada (en oposición a las fórmulas) no contiene la proporción adecuada de proteínas, grasas y carbohidratos, ni suficientes vitaminas y minerales, que el niño necesita. Esto es también cierto para las preparaciones caseras como la leche de soja, de arroz o de frutos secos, aptas para niños mayores y adultos.
Al cumplir un año, a los niños se les puede empezar a ofrecer leche de soja enriquecida. Elige una enriquecida con calcio y vitamina D. La enriquecida con vitamina B-12 constituye una buena fuente de esta vitamina para los niños que, tal como yo recomiendo, evitan los productos de origen animal».