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No tardé en darme cuenta de que yo también estaba embarazada. Los médicos dobdobs tomaron muestras de mi orina y lo confirmaron. Fui trasladada sin perder ni un instante a otro hotel situado más al sur, hacia Virginia Beach, en la zona «guardería». Desde la ventana de mi nuevo dormitorio podía ver moverse la bandera verde de la Embajada, a un kilómetro al norte.

Maimuna también había sido enviada a ese hotel. El nombre del hotel, Fairchild (Literalmente: «niño hermoso». (N. del T.)), resultaba muy adecuado; en él no había más que embarazadas, aunque nadie llegaría a dar a luz allí.

—El índice de bajas es muy elevado, ¿no? —le dije a Maimuna después de mi primera clase de yoga para el parto (que había sido la cuarta o la quinta para ella).

—¡Toda esa preparación, todo ese trabajo, y ahora esto...! —dijo. Su actitud hacia el embarazo no había tardado en pasar de la suficiencia al resentimiento. ¡Cómo aborrecía verse formando parte de la misma categoría que cien mujeres más!—. ¿Por qué tenían que hacernos volar en esa época del mes? Saber si no hay peligro es bastante fácil: basta con una simple lectura del termómetro. ¡Pensaba que eso era lo que estaban comprobando con todos sus malditos exámenes médicos!

Personalmente, mis sentimientos hacia lo que estaba pasando eran más bien positivos, como si ahora fuese un yantra viviente: un nido humano que rodeaba un punto central de energía vital que estaba creciendo y echando brotes, y que terminaría colmándome. El cuerpo humano es el más hermoso de todos los yantras: recordé que un instructor nos lo había dicho.

—No, Maimuna..., estar embarazada es importante. Es una especie de vuelo del Bardo, ¿no lo ves? De repente tienes un límite dentro de ti, y al otro lado hay algo extraño y nuevo..., un cosmos privado distinto que, sin embargo, también es parte de tu universo.

Maimuna me lanzó una mirada burlona.

—¿El «pequeño desconocido»? Me pregunto cuántas veces se habrá utilizado ese lugar común desde que existe el mundo... ¿No crees que somos muy afortunadas? ¡Hemos conseguido permiso para dar a luz después de haber trabajado sólo cuatro meses!

—¡Has decidido que esto va a resultarte odioso y quieres amargarle la experiencia a todo el mundo!

—Lila, querida, he estado hablando con las demás. Aquí apenas si hay nadie que haya volado más de dos veces. Y la segunda vez se quedaron embarazadas, igual que nosotras. Que el Bardo desperdicie sus recursos humanos de esta forma..., ¿no te parece que son algo imprudentes? ¿No te parece algo extraño? ¿Qué hay detrás de todo esto?

• • • • •

Maimuna se acercó cautelosamente a mí unos días más tarde.

—Sube a mi habitación, Lila, tengo que enseñarte algo.

Y, cuando estábamos en el ascensor, me dijo en voz baja:

—Voy a contarte esto por si diera la casualidad de que tuviera algún accidente. No sé, un aborto repentino. O no consiguiera recuperarme del parto y no volviera a verte nunca...

Su extraño par de pendientes estaba sobre el alféizar de la ventana: la mosca y la araña atrapadas. La araña no podía llegar a la mosca para comérsela y la mosca era incapaz de escapar. Cogió los pendientes y se los puso en las orejas, como si fueran a protegerla de algo.

—Puede que consiguieras mover el ala del pájaro asurano, Lila, pero yo crucé el umbral de una puerta con la esvástica roja que alguien se había olvidado de cerrar. Eso es mucho peor. Descubrí cosas...

¿Qué?

—Un lector de microfichas. Microfotos de algunos libros antiguos. Copié unos cuantos extractos. —Fue corriendo al cuarto de baño y volvió con hojas arrancadas de uno de nuestros cuadernos de anotaciones—. Este primer fragmento es de un viejo texto sobre el yoga tántrico. Tiene centenares de años. ¡Habla sobre lo que se supone que es el yoga tántrico! Léelo. ¡Y luego dime qué es lo que anda mal!

Empecé a leerlo:

Si el acto sexual ha de ser un genuino acto tántrico, NUNCA debe terminar con la emisión del semen. Ése es el significado de esta frase en sánscrito: «Bodhicittam nortsjet». («El semen no debe ser expelido.») El semen siempre será retenido dentro del cuerpo. Ése es el objetivo de la contracción Mulabhanda; detener el flujo del esperma. El santo Tirumular, en su texto Tirumantiram, escribe: «Velliyuruki ponvali otame». En la lengua tamil, el significado literal de esa frase es «La plata no debe fluir por los caminos del Oro». Sin embargo, no se trata de una prohibición de la Alquimia. Lejos de ello. Los santos Siddha investigaban la posibilidad de la transmutación, igual que hacían con la medicina y el control de la respiración: buscaban conseguir la inmortalidad en esta vida. Aquí, de hecho, la Plata es un símbolo secreto y arcano del esperma humano, mientras que el Oro es un símbolo para representar la vulva de una mujer. Los yoguis que se permiten eyacular, por lo tanto, son llamados «Plateros Falsos». Sus esfuerzos son inútiles.

—Entonces, ¿por qué estoy embarazada? ¿Y por qué lo estás tú? ¿Por qué hay tantas otras embarazadas si existe un sistema perfectamente natural y práctico para impedir que eso ocurra..., y si la eyaculación es lo peor que puede suceder?

—Muchos de esos viejos textos son confusos y han sufrido deformaciones. Ya nos lo han explicado.

—¡Una buena razón para tenerlos ocultos bajo llave! Y, ahora, lee esto. Es del mismísimo Libro de los Muertos tibetano..., del Bardo Thödol.

Oh nacido en noble cuna —leí—, malignos espíritus son los rakshasas, que poseen el poder de cambiar de forma...
Oh nacido en noble cuna, no te sientas atraído por la opaca luz verdosa del mundo Asura. Ése es el camino kármico que lleva a la gran envidia. Si te dejas atrapar por sus rayos gancho, caerás en el mundo de Asura y quedarás enterrado para siempre en el insoportable dolor de las discusiones y las querellas...
Oh nacido en noble cuna, si renaces en el cuerpo de un asurano verás un bosque encantador. Recuerda que has de sentir repugnancia: no se te ocurra entrar en él. La envidia más intolerable se encuentra encerrada en esos árboles.

—Los dobdobs nos dijeron que la gente que escribió el Libro de los Muertos estuvo a punto de conseguir la respuesta. Casi captaron intactos los mensajes de las estrellas. ¡Describir Asura como un bosque de discusiones no es alejarse demasiado de la verdad!

»¡Lila, piensa! No fueron los asuranos quienes intentaban entrar en contacto con nosotros desde hace tantos años. ¡Se supone que eran los rakshasas! ¿De dónde pueden haber salido todos esos datos sobre Asura? —Maimuna me puso una tercera hoja de papel en la mano.

»¡Y ahora, Lila, fíjate en los nombres!

Oh nacido en noble cuna, verás aparecer ante ti cuatro deidades celosas, guardianas de las puertas, y las más importantes son Cags Ky-ma y Cags Sgroma...
Debes de saber que no son sino imágenes proyectadas por tu propia mente. Esas formas no salen de ningún otro sitio que no sea tu propia mente...

—¿Recuerdas lo que representan esos nombres? Dos partes de un Ser que se divide y jamás vuelve a ser exactamente igual a como era antes. El pájaro se aleja volando de su árbol para acudir a la Mezcla y otro pájaro ocupa su sitio. ¿Cuáles son las probabilidades de que las mismas parejas estuvieran juntas hace centenares de años, cuando los tibetanos escribían su libro? ¡Aunque nos traguemos el hecho de que se trata del mundo equivocado!

—Quizá sean nombres muy comunes en Asura... No conocemos muchos de sus nombres.

—Ni de sus palabras. Y tampoco sabemos gran cosa de todo lo demás. ¿Estás sorprendida? Hay un límite a lo que la gente puede llegar a inventar para engañar a los demás. «Imágenes de tu propia mente», dice. «Formas salidas de tu mente». Creo que eso se acerca más a la verdad. Eso es Asura. ¡Es una alucinación programada! Y lo mismo ocurre con los otros mundos alienígenas. Ya te dije que eran demasiado sencillos para ser mundos auténticos. Un mundo auténtico tiene desiertos, mares, bosques, montañas, ríos y maleza. Un mundo auténtico es complejo y desordenado. Está lleno de variedad.

—Marte no. Marte sólo tiene desiertos y cráteres.

—Me refiero a los mundos vivos, no a los muertos. Un auténtico mundo vivo significa jirafas, asnos, tortugas, tarántulas, osos hormigueros y antílopes. Y orquídeas, naranjas, plátanos y árboles bo, cactos y pepinos. ¡En términos alienígenas! La misma riqueza. Eso no ocurre en Asura. Una sola especie de árboles. Una sola especie de pájaros. Y, por cierto, ¿qué razón hay para que los asuranos y los rakshasas sean descritos como demonios hostiles, malignos y desagradables?

—Quizá porque, cuando estaban intentando establecer contacto mental, los antiguos tibetanos creyeron que los alienígenas querían invadir sus mentes.

—¿Y por eso dicen que sólo son frutos de la imaginación? ¡Vamos...!

—Cuando estás realmente asustado de algo..., quizá quieras fingir que no está allí, que no existe..., como hace el avestruz. —Tonterías. Tu teoría no se tiene en pie. Está llena de agujeros tan grandes como...

Nunca llegó a decirme cuál era el tamaño de esos agujeros. En ese instante dos dobdobs abrieron la puerta del dormitorio y entraron en la habitación.

• • • • •

Un hombre y una mujer, ambos asiáticos. Les miré. Nunca olvidaré ese momento. La mujer puso su mano sobre el teléfono que había junto a la cama.

—Estábamos escuchando. No hace falta que levantes el auricular para que se te oiga. Esto es el corazón del Bardo, y debemos ser muy precavidos, ¿comprendéis? En cuanto introdujiste tu tarjeta de identificación en esa máquina lectora para ponerla en marcha supimos que sería preciso hacer algo contigo, ¿no te parece? Es una lástima que no hayas hablado con nosotros antes de haber metido en este asunto a otra persona. ¡No perdiste el tiempo! Naturalmente, tienes toda la razón en cuanto a los alienígenas. Son una invención..., una alucinación programada.

Maimuna me lanzó una vengativa mirada de triunfo.

—Y ahora vendrás con nosotros. ¡Te enseñaremos cuál es el auténtico objetivo del Bardo! —La mujer le dirigió una sonrisa más parecida a una mueca—. Entonces desearás no haberlo descubierto nunca.

—Van a mandarnos a un casquete polar —dijo Maimuna, frunciendo los labios en uno de sus mohines.

—¡Nada de eso! Vuestras habilidades son demasiado..., bueno, digamos que son demasiado protectivas, y todos nosotros las valoramos enormemente. Iremos a ese sitio llamado la Embajada de Proción. ¡Nos encargaremos de abrirte unas cuantas puertas cerradas más!

—Da la casualidad de que ese hotel es uno de los tres Centros de Mando desde los que se controla la defensa de todo este maldito planeta —dijo el hombre—. Los otros dos, naturalmente, están en Kazajstán y Lhasa.

—¿La defensa de...?

—En el espacio no hay ninguna raza encantadora de amigos alienígenas. El espacio no es nada amistoso. Ya lo veréis.

• • • • •

Fuimos al hotel Momingside Palace —la «Embajada»—, y nos llevaron en ascensor hasta el sótano. Cruzamos varios umbrales marcados con la esvástica roja y pasamos varios puestos de control: finalmente, llegamos a una gran habitación que se parecía bastante a la Sala de Control de Vuelos que ya habíamos visto, dejando aparte el que ésta era mayor y tenía más personal trabajando en ella. Había filas y filas de consolas tras las que estaban sentados un gran número de dobdobs, vigilándolas atentamente. La pantalla que ocupaba casi toda una pared mostraba al planeta Tierra como una pequeña esfera que flotaba igual que un globo en el vacío espacial: era una imagen simulada de nuestro planeta tal y como podría verlo un ojo alienígena situado en la Luna. Los dobdobs de la sala eran casi todos de raza caucásica, y hablaban inglés o ruso.

Tomamos asiento en dos consolas vacías, flanqueados por nuestra escolta.

—Primero os enseñaremos la barrera defensiva de la Tierra. (Barrera defensiva..., ¿contra qué había que defenderse?) El hombre cogió un teléfono y habló con un técnico sentado en la primera fila de consolas. El técnico empezó a accionar sus controles. Cada uno de los interruptores que movía hacía nacer un triángulo alrededor de la pequeña esfera de la Tierra: algunos tenían la punta hacia arriba, otros hacia abajo. Acabaron formando una barrera que rodeaba todo el planeta, dándole una aureola de vértices como la que crearía un niño al dibujar una estrella.

—Los humanos no pueden viajar a las estrellas usando el poder de la mente. Ésa es una ilusión de la que ya podéis iros olvidando ahora mismo. ¡Pero sí es posible entrar en contacto con el espacio, gracias a Dios! Al menos, en cierto aspecto... Los ritmos del cerebro humano pueden ser amplificados y proyectados a lo largo de las líneas de fuerza que rodean la Tierra y que guardan relación con el campo magnético del planeta. Lo que veis ahí es una simplificación del efecto de campo producido. Sin duda la forma os resulta familiar, ¿no? Un mandala yantra en tres dimensiones, con la esfera de la Tierra en el centro. Junto con vuestros camaradas de Lhasa y Kazajstán, tejéis una red protectora que nos cubre a todos.

Un segundo juego de triángulos se unió al primero; su foco estaba más hacia el este...

—En Kazajstán, Rusia.

Un tercer yantra cobró forma, complicando todavía más el entramado de triángulos. Ahora el mundo tenía tantos pinchos como un erizo de mar.

—Ahí está el yantra de Lhasa. Con eso se completa la pauta defensiva actual. Cuando el Bardo tenga el número suficiente de viajeros bien entrenados, abriremos un cuarto centro en las islas Hawai, en Maui. Una vieja superstición común tanto en Oriente como en Occidente afirmaba que si lograbas dibujar un esquema mágico especial y te refugiabas dentro de él, estarías a salvo de los demonios. En Europa lo llamaban pentáculo. El mandala yantra es el equivalente oriental.

—¡Y ahí fuera hay un demonio! —afirmó la mujer con vehemencia—. ¡Si es que «demonio» es la palabra adecuada...! Le llamamos la «Bestia Estelar». Seguimos sin saber gran cosa sobre cuál es su auténtica naturaleza..., ¡aunque sabemos cómo protegernos de las consecuencias de su presencia! Esas consecuencias son la locura y la muerte..., para todos los seres humanos de la Tierra. Y sólo los viajeros del Bardo pueden protegernos de ese destino.

—De haber estado más avanzados técnicamente... —explicó el hombre—, por ejemplo, si hubiéramos sido capaces de utilizar toda la energía del sol, quizá podríamos haber concebido armas en el estricto sentido material y mecánico de la palabra. Por desgracia, nos faltaban mil años para alcanzar ese nivel tecnológico. Pero teníamos radares capaces de observar el espacio, ordenadores de gran velocidad y redes militares de radar de alta potencia. Y también teníamos una tradición oriental de disciplinas mentales que llevaba siglos existiendo..., aunque normalmente el Occidente se había burlado de ella. Unimos las dos esferas de conocimiento, y eso nos dio los medios para ampliar y emitir los ritmos mentales de la concentración profunda y formar una rejilla protectora alrededor de la Tierra.

»La historia que se os ha enseñado es bastante cierta, aunque se calle algunas cosas..., el final del siglo XX fue un período de caos y muerte a escala mundial. Fuera de los altos mandos, muy poca gente llegó a conocer la auténtica causa de todo aquello. La Bestia Estelar se aproximaba.

—¿Qué es una Bestia Estelar? ¿Qué clase de criatura es? —Maimuna y yo habíamos hablado al mismo tiempo.

—¿Qué es? ¡Cómo nos gustaría conocer la respuesta! Lo único que podemos hacer es mostraros cuál es su aspecto electrónico. Sólo podemos mostraros sus confines, los límites que ha establecido alrededor del mundo. —El hombre volvió a usar el teléfono, y otro técnico respondió accionando interruptores.

Y, de repente, todo el vacío espacial que rodeaba el «nido» de la Tierra quedó invadido por unos palpitantes miembros amorfos de vívidos colores que se movían sin cesar, buscando, investigando: un amasijo de tormentas que ocupaban todo el espectro de colores, del rojo al violeta, como si algo estuviera probando distintas frecuencias (mostradas como colores) para llegar hasta el nido... La mujer nos lo explicó.

—Las violentas descargas que estáis viendo son campos neurales..., enormes tormentas electromagnéticas en las mismas frecuencias de los ritmos cerebrales humanos. En el espacio que nos rodea hay una terrible «tormenta mental», y está intentando borrarnos del mapa mediante la pura fuerza del pensamiento. Está claro que la Bestia Estelar es algo más que cuanto habéis visto. Lo que vemos es sólo la pequeña fracción que nos rodea y nos afecta. Hemos calculado que la criatura cubre años luz enteros. Puede que haya sumergido a docenas de estrellas y sistemas solares. ¡Eso es lo que seguimos intentando averiguar mediante nuestros viajeros!

El hombre retomó el hilo de la historia.

—La primera señal de su llegada tuvo lugar en 1995. Fue el comienzo de una especie de colapso nervioso a escala planetaria. Una enfermedad cerebral..., una epidemia de catatonia. Los científicos buscaron inútilmente un virus y no lograron encontrar ninguno. Algunos de ellos pensaron que la epidemia estaba causada por las tensiones del exceso de población. Fue horrible. En 1995 hubo un millón de muertos, diez al año siguiente y cuarenta al otro.

La mujer nos enseñó una carpeta de fotos. Asombradas, pudimos ver multitudes de rostros inexpresivos e idiotizados dejándose caer al suelo y muriendo por las ciudades y los campos. Las personas perecían igual que el trigo afectado por una plaga... Contemplamos hospitales abarrotados donde los médicos se esforzaban desesperadamente por salvar vidas, aunque tanto habría dado que estuvieran intentando vaciar el mar con una cuchara. Vimos fosas colectivas, pozos de cal viva, inmensas piras funerarias. Los cadáveres se pudrían en las calles. Después, foto a foto, nos fue mostrando el curso de la enfermedad..., que atacaba con una rapidez increíble. Un hombre estaba comiendo; su mano se detenía a mitad de un movimiento, antes de llegar a su boca. Aquel hombre nunca volvería a moverse: se limitaría a dejarse morir de hambre.

—En todos los casos aparecían los mismos ritmos cerebrales alterados —nos dijo—, la misma perturbación de la actividad cerebral normal, como si las personas ya no fueran capaces de pensar en sincronización con el mundo o el tiempo reales. Pero pronto quedó claro que la aparición de la enfermedad estaba directamente relacionada con la rotación de la Tierra: la proporción de víctimas disminuía según su latitud. Antes de que hubiera pasado mucho tiempo, el número de víctimas era lo bastante grande como para localizar un área del espacio que parecía corresponder a la enfermedad. En cuanto los radiotelescopios del mundo hubieron sido modificados adecuadamente, pudieron recoger las mismas emisiones que estaban siendo captadas por los sistemas nerviosos humanos. Su fuente estaba acercándose... y era muy grande.

»Pensamos que quizás alguna entidad del espacio hubiera captado las primeras emisiones de radio de la raza humana. Se dejó de emitir, salvo en casos de emergencia. Pero si aquello estaba siendo atraído por las ondas de radio, ¿qué razón había para que atacase nuestros sistemas nerviosos? Ahora creemos que la existencia de la Bestia Estelar quizás esté relacionada con algo mucho más fundamental, algo relacionado con la mismísima estructura del universo. Quizás atrajimos la atención de alguna criatura inmensa y viejísima, del mismo modo que las bacterias alertan al sistema inmunológico de un organismo y éste se apresura a enviar anticuerpos hacia el punto afectado... Mirad eso...

En la pantalla se veían los zarcillos y los tentáculos de las emisiones lanzándose sobre la Tierra, golpeándola...

—Nos ha rodeado. Somos una minúscula célula extraña perdida en el interior de su cuerpo. ¿Cuál es su tamaño? ¡Sólo Dios lo sabe! Según las primeras estimaciones de los radiotelescopios, debe de ser enorme. ¿Qué sistema de comunicación interna utiliza? Creemos que usa taquiones, partículas que sólo pueden viajar más aprisa que la luz. Puede que su mismo cuerpo esté formado por taquiones, y eso explicaría el que no podamos ver a la criatura, sino sólo detectar sus efectos. Si utiliza taquiones, sus procesos mentales podrían ser instantáneos. Y, aunque parezca extraño, es posible que también sean simultáneos..., como si un ser humano fuera capaz de concebir los pensamientos de toda su existencia en un instante y, sin embargo, ese instante durara eternamente. No puede percibir el tiempo como nosotros, no puede imaginárselo como una flecha de tiempo... ¿Y por qué debería hacerlo? El universo como un todo no obedece a ninguna flecha de tiempo, como ya habéis aprendido. Para la Bestia Estelar es posible que todos los acontecimientos estén ocurriendo perpetuamente en un continuo de espaciotiempo total...

—Gracias a la Acción a Distancia —dijo Maimuna, dándose golpecitos en el pendiente de la araña, como si con eso quisiera expresar que ella siempre había sabido de la existencia de la Bestia Estelar.

La mujer asintió.

—Sin la continua relación que se da entre las ondas retrasadas y adelantadas producidas por cada acontecimiento, sea cual sea el sitio en que se produzca, no tendríamos ningún universo coherente. El universo existe gracias a esa relación. Pero dejadme que os haga una pregunta. ¿Y si la Bestia Estelar hubiera evolucionado para ser capaz de percibir esta clase de espaciotiempo? ¿Y si ha evolucionado para vivir en la realidad actual del cosmos, y no en el sencillo mundo lineal al que estamos adaptados? ¿Qué concepto tendría de nosotros? ¡Nos consideraría una drástica perturbación de las leyes naturales! Una inmensa desviación estadística en favor de los acontecimientos retrasados..., una progresión constante del pasado hacia el futuro, sin ningún ir hacia atrás. Por lo tanto, la Bestia transmite ondas adelantadas a nuestras mentes para rectificar nuestro sentido del tiempo..., o para destruirnos.

»La posibilidad realmente aterradora es que, si la Bestia Estelar se ha desarrollado partiendo de la mismísima textura del espaciotiempo, es posible que sea un auténtico habitante del universo, ¡y que nuestra forma de vida no sea más que un capricho, una anomalía, una desviación!

Los horizontes internos de la Bestia se movían incesantemente, haciendo fintas y lanzándole estocadas a la línea defensiva de la Tierra.

—La Bestia Estelar puede estar mucho más cerca de ser un Dios que cualquier otra criatura que seamos capaces de imaginar —murmuró la mujer, con voz llena de respeto y temor—. Una mente cósmica engendrada por la naturaleza del ser... ¡Y nosotros hemos conseguido que este tigre caiga sobre nosotros debido a la forma de pensar de nuestras mentes! Entonces, ¿qué somos? ¿Fracasos? ¿Creaciones defectuosas? ¿Seres tarados? ¿En qué clase de universo estamos viviendo?