Nuestra batalla con el dragón Skjalandir me dejó incapacitado durante muchos días. Los acontecimientos de las peculiares pocas semanas que siguieron son vagos, ¡gracias a los dioses! Sé que le llevamos a la Zarina de Kislev la noticia de la llegada de la horda del Caos, y sé que continuamos vuelo hasta la ciudad de Praag, donde mis compañeros y sus compatriotas enanos pensaban que hallarían la muerte. Sé que fuimos bien recibidos en la Ciudad de los Héroes, por el duque en persona, el cual resultó ser un primo lejano de mi hermosa compañera Ulrika. De los detalles de todo esto, sin embargo, recuerdo muy poco; probablemente, porque pasaron a un segundo plano de mi memoria a causa de los apocalípticos acontecimientos que vendrían a continuación.
»Lo que sucedió en las semanas siguientes me sumió en nuevas profundidades de horror y desesperación. En toda mi larga y triste carrera como cronista del Matatrolls, pocas veces me he hallado en lugares tan desesperanzadores. Incluso hoy me estremezco al recordar la locura y el torbellino de aquellos días espantosos…
FÉLIX JAEGER,
Mis viajes con Gotrek, vol. IV
Impreso en Altdorf, 2505