El trabajo de los que trabajan de lo que trabaja el Jota es una mierda. El Jota sabe que es una mierda. Es una reverenda mierda y por eso no quiere trabajar mucho más de eso. Pero qué puede hacer un negro flaco con zapatillas sogueadas más que trabajar de lo que trabaja el Jota. Vender revistas, limpiar vidrios, con mucha suerte llegar a sacamugre de algún fast-food. El Jota lo sabe. El Jota tiene esa viveza que aleja al rico de la pobreza y al pobre del cementerio. Y como lo sabe, también sabe que es una cuestión de elección. Muchos de los que trabajan de lo que trabaja el Jota eligieron. Y por eso trabajan de eso. Porque eligieron entre ese trabajo y los otros —vender revistas, limpiar vidrios, con mucha suerte llegar a sacamugre de algún fast-food—. Porque eligieron la cara de susto de sus clientes a la de asco, indiferencia o desprecio. Al fin y al cabo, muy adentro de los pechos flacos, es solo eso. Una cuestión de elección.