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Al día siguiente, se le ordenó al Tercio asolar todos los aduares de Beni Bu-Ifrur, a cuyos habitantes se consideraba ahora responsables de las matanzas de Zeluán y Monte Arruit. La orden incluía la zona del Yebel Harcha, y fue entonces cuando Faura supo que nunca habían pisado el territorio de los Beni Bu-Yahi. Sin embargo, ironías del destino, Bermejo, buscando a quienes no debía donde no estaban, tampoco había ido tan descaminado. Al final, el sargento no había hecho más que decidir por su cuenta, y un mes antes, lo que ahora resolvían los jefes. Su impaciencia, por lo demás, no resultó desprovista de fundamento. Como él había previsto, cuando aquel día de diciembre los vengadores llegaron a los aduares, ya no encontraron a nadie con quien desquitarse y hubieron de conformarse con pegar fuego a las casas.