Un hombre de pelo lacio, negro, y bigote muy espeso, presenta un recibo en el mostrador de Foto Center, en la calle 23. La muchacha le entrega un sobre. Él paga y se marcha.
Ya en su carro, cuando dobla por Malecón, el hombre se quita la peluca y el bigote.
—Quedaste magnífico, Víctor, irreconocible —dice Alicia, sentada a su lado, con las fotos en la mano.
Víctor observa una y sonríe.
—Sí, muy buena.
Al día siguiente, una de aquellas fotos del mismo bigotudo de pelo renegrido, pegada a un pasaporte holandés a nombre del difunto Hendryck Groote, servir como documento en el Hotel Tritón.
El falso Hendryck Groote recibe las llaves de la habitación número 306, reservada la antevíspera a su nombre.
—Le deseamos una feliz estancia en nuestro hotel, Sr. Groote —sonríe la recepcionista.