«—¿Ahora? Nada: hablándote por teléfono y cortándome las uñas. No, las de los pies. ¡Coño, mami, deja de preguntar boberías! Sí, una mansión. De todo, hasta piscina. ¡Qué va! Modernísimo, todo electrónico, puras teclas y botones. Sí sí, para él solo. No, en la otra casa hay dos viviendas independientes, una para el jefe de Víctor y otra para huéspedes de la empresa. Y Víctor también se muda para ahí cuando viene su mujer. Sí, me ha hablado de ella pero sin entrar en detalles, como lo más natural. Nada, Mami, tú sabes que yo no soy celosa. No, ella está ahora en Europa, pero regresa pronto. Anj, una mucama viene un par de veces por semana a limpiar las dos casas. ¿Víctor? Generalmente come afuera o se cocina él mismo. Sí sí, es un gourmet de altura. También, lo habla perfecto, pero con un acento raro. El dice que así se habla en el Québec. Sí, vivió como cinco años en Montréal. No, en la casa de al lado no he estado, pero me dijo que hay una cancha de squash y una sauna… ¿Alberto? ¡Uy!, se me había olvidado que venía… No, espera, si vuelve a llamar dile que estoy en exámenes y me fui a casa de una amiga al campo y que no puedo verlo hasta el sábado… No no no, todos mis amigos saben muy bien que me pongo bravísima si me interrumpen el estudio… Eso, invítalo a almorzar el sábado en casa; y a Otto le dices lo mismo, y que me llame el domingo al mediodía… No fastidies, mami, tú no tienes que preocuparte. Yo sé como tratar a los tipos. Cuanto menos tiempo les dediques más se calientan. ¿Víctor? Mientras esté con él no quiero ver a nadie. Por supuesto, mami, es el mejor que he tenido, y el mejor amante, potente, imaginativo… Sí, por lejos, y es guapo, amable, cocina de maravilla… No, ahora fue un momento hasta el otro apartamento. ¿Qué dices? Ja, ja, ja… ¿Y a ti qué te importa? Ay, chica, normal, ja ja ja. Mira que eres puta, mami… Sí, está encantado con mis clases de baile y quiere que vayamos esta noche al Palacio de la Salsa. No, nadie me va a reconocer… Además, ni Alberto ni Otto frecuentan salas de baile. ¡Qué va! La mujer tiene aquí una colección de pelucas… ¿Él? Fue al lado a buscar leña para un asado que quiere hacer en la barbecue. Ay, Mami ¿hasta cuándo quieres que te lo repita? No, no he conocido a nadie mejor. Pero tiene un grave inconveniente, y es que me gusta demasiado. Siempre he soñado con vivir al lado de un hombre así, y me da mucho miedo enamorarme. Me sentiría indefensa.»