Agradecimientos

En primer lugar me gustaría dar las gracias a la gente que me contó su vida y, ante todo, a Miriam Weber, cuya historia fue el acicate para buscar el resto. También me siento agradecida a la gente que habló conmigo pero cuyas historias no han sido incluidas en el libro, en particular a Wolfgang Schellenberg, que tiene una vida que merecería un libro entero.

Estoy en deuda con muchas otras personas con las que hablé en Alemania. Frau Hollitzer del Museum in der Runde Ecke de Leipzig fue tremendamente generosa con su tiempo y su hospitalidad; con el personal de la Oficina Federal de Documentación de la ex RDA (Der Bundesbeauftragte für die Unterlagen des Staatssicherheitsdienstes der ehemaligen DDR), en especial, con Regina Schild, el doctor Klaus-Dietmar Henke, Thomas Auerbach, Roger Engelmann, Jens Gieseke y Bernd Eisenfeld, por ayudarme tanto con información y datos como, en ocasiones, con sus propias experiencias.

Frau Neubert, de la Bürgerbüro e.V. Verin zur Aufarbeitung von Folgeschäden der SED-Diktatur, me proporcionó información de incalculable valor, al igual que su colega Uwe Bastian.

Martin Gutzeit, del Berliner Landesbeauftragte für die Stasi Unterlagen, me fue de gran ayuda, así como el personal del Antistalinistische Aktion Berlin. Normannenstrasse e.V. (ASTAK), del Bürgerkomitee «15 Januar» e.V. zur Aufarbeitung der Stasi-Vergangenheit, y del Forschungs— und Gedenkstätte Normannenstrasse, de Berlín.

Mis agradecimientos también al catedrático Manfred Görtemaker de la Universidad de Potsdam.

Este libro no habría podido escribirse sin el extraordinario y generoso apoyo en sus inicios de los miembros de la Asociación Germano-Australiana. Doy las gracias a la AGA por haberme concedido la Beca de Desarrollo Educacional en 1995 y, en particular, a sus miembros: BMW (Australia), Dresdner Bank AG., Mercedes Benz (Australia) y el Deutsche Bank de Australia. Asimismo, agradezco la cooperación y la amistad del señor Andrew Grummet.

Mil gracias de corazón al Centro de Australia en Potsdam, donde disfruté de una estancia para escritores entre 1996 y 1997. Tanto la doctora Ditta Bartels de Australia como Ruth Ader y Rico Janke de Potsdam resultaron ser un gran estímulo, al igual que un apoyo administrativo cuando empezó el trabajo serio.

Agradezco la concesión del Premio de Escritura Creativa Felix Meyer, así como la beca New Work del centro Victoria Arts, con la que pude ganar tiempo para escribir. La beca para la estancia en Varuna, en la Casa de Escritores, y el apoyo que encontré allí por parte de Peter Bishop fueron estupendos.

Doy las gracias a la Sociedad de Autores de Australia y a John Tranter por su asesoramiento durante el programa de capacitación. Estoy en deuda con Marion Campbell de la Universidad de Melbourne, por sus conocimientos y su sabiduría. Del mismo modo, doy las gracias a Jenny Lee, cuya lectura durante el proceso de escritura llegó justo a tiempo, y a Gudruna Papak del Instituto Goethe de Sydney.

Mis grandes amigos de Berlín me dieron una muy necesitada sensación de vida normal mientras exploraba Stasilandia: Annette y Gerhard Pomp, Charlotte Smith y Markus Ickstadt, Harald y Marianne Meinhold, Lorenz y Monika Prell y Rainer Merkel. Mi padre John y mi difunta madre Kate me apoyaron en todo momento.

Me siento especialmente agradecida a mi editor Michael Heyward, cuyo inquebrantable entusiasmo me alentó en muchas ocasiones para seguir escribiendo y cuyo trabajo de edición es asombroso. Por encima de todo, estoy en deuda con Craig Allchin, mi fuente de inspiración permanente, quien siempre hizo las preguntas adecuadas, sin por ello llegar a preguntarme nunca si este libro se merecía cuatro años de nuestra vida.