Tiempo

Perro de mí, me arrojo de comer

olas de oro, cristales, esmeraldas humanas,

las ciudades que tiemblan más allá de estos

límites

estallan como el fósforo en los mares nocturnos,

rostros de amor más grandes que este amor

eléctricos se encienden se apagan adelante,

los navegantes de la sombra

hemos crecido hasta mil años de ganas de vivir,

moriremos pequeños y paciencia,

apenas aprendices del amor.