En la fecha

Solo de ti, lleno de ti,

esta tarde a las 7,

el ciudadano de tu ausencia

se palpaba la cara, la voz, los papelitos,

deveras comprobando

que tus ruidos andaban por sus huesos

y en general que te habías ido.

Golpeó puertas, teléfonos.

La gran ciudad estaba equivocada sin tu pelo,

señora y él sentía tirones detrás del corazón.

A lo mejor era el tabaco,

de todos modos yo soy otro:

un pedazo de ti,

alguien a quien castigan puertas, ruidos,

teléfonos,

y, andá a saber por qué,

toda la parentela de la muerte.