Lo que pasa

Yo te entregué mi sangre, mis sonidos,

mis manos, mi cabeza,

y lo que es más, mi soledad, la gran señora,

como un día de mayo dulcísimo de otoño,

y lo que es más aún, todo mi olvido

para que lo deshagas y dures en la noche, en la

tormenta, en la desgracia,

y más aún, te di mi muerte,

veré subir tu rostro entre el oleaje de las

sombras,

y aún no puedo abarcarte, sigues creciendo como

un fuego, y me destruyes, me construyes, eres oscura como

la luz.