Capítulo 79

La figura que entró por la puerta era sin duda la menos esperada en aquellos instantes. Ante la sorpresa general de la sala, un hombre, con una pronunciada barba blanca y un hábito de monje de un color gris, a caballo entre claro y oscuro entró con un evidente gesto de preocupación.

Era el hermano Calatrava.

Carolina, todavía estupefacta por la inesperada aparición del fraile fue la primera en poder articular palabra.

—Hermano Calatrava, ¿qué hace usted aquí? —dijo titubeante.

—He venido lo más rápido posible en cuanto me he enterado de lo sucedido.

—Pero ¿ha venido usted desde Armenia en apenas tres horas? Eso imposible —dijo Nicolás igual de estupefacto que la joven.

—Ya llevo un día aquí en Escocia, vine ayer tomando un vuelo desde Roma.

—¿Desde Roma?, ¿ha estado también en Roma?, ¿nos ha seguido?

—Así es, aunque poco podía hacer, he intentado velar por su seguridad desde la distancia.

Paolo miraba a los allí presentes uno a uno, no entendía nada de lo que estaba ocurriendo ni a qué venía tanta sorpresa, nadie le había hablado de la existencia de aquel monje, pero desde luego parecía un personaje importante.

—Veo por sus rostros que están un poco perplejos ante mi presencia, para poder dar una explicación coherente, creo que primero debería revelarles mi nombre completo.

Todos a la vez asintieron, deseaban una explicación por parte del monje.

—Mi nombre completo es Sir Gonzalo de Calatrava y pertenezco a una noble familia asentada en Toledo desde hace varios siglos.

—Por su nombre, ¿quiere decir que usted es…? —dijo Edward perplejo.

—Así es, soy lo que usted creía ser mientras estaba engañado por aquellos rufianes, pertenezco a la venerada orden del temple.

—Un Caballero Templario… —dijo Carolina—, perdone que no me sorprenda lo suficiente, pero hasta hoy mismo pensaba que conocía a miembros reales de la orden, además de que yo ya era uno de ellos…

—Es comprensible, señorita Blanco, por favor, no me pida disculpas.

—Además, ellos mismos nos han dicho hace unas horas que la orden del temple se extinguió hace varios siglos, que ya no estaba activa.

—La única parte positiva que podemos encontrar en esta situación es que piensen eso. Mientras sigamos en la sombra, más fácil nos será perdurar y algún día volver a ser aunque sea la mitad de lo que fuimos.

Mientras escuchaban la explicación del hermano Calatrava, a todos los allí presentes les asaltaban cientos de dudas, ahora hablo Nicolás.

—Entonces, con esto que nos está diciendo y viendo la despedida que nos dedicó en el monasterio, así como su viaje a Roma y más tarde a estas tierras, intuyo que usted sabía cada paso que íbamos a dar y cómo podrían acabar las cosas y aún así no nos ayudó, ¿pretende ahora llegar aquí como si nada y que aún encima le reverenciemos por ser usted, según nos dice, un Caballero Templario? —dijo este con un evidente tono de molestia en su voz.

—Déjeme contestarle a eso, inspector, los Caballeros Templarios siempre se han caracterizado por ser una orden de monjes guerreros. Pues bien, con la supuesta destrucción de nuestra hermandad, la parte guerrera tuvo que morir para que mis antepasados pudiesen seguir hacia delante. No tuvieron más remedio que ser simplemente monjes, nuestras únicas armas a partir de esos momentos fueron el conocimiento y la sabiduría, aunque hubiésemos querido ayudarle, siento decirles que no disponemos de medios para ello. Además, como ya le he dicho nuestra gran ventaja es que permanecemos en la sombra, creen que ya no existimos.

—No deja de hablar de una supuesta ventaja, ¿ventaja para qué? —quiso saber Paolo.

—Para impedir que la tercera parte de la profecía de la hermandad sea cumplida, les puedo asegurar que, aunque todo esto les parezca una locura, si la tercera condición se cumple, el mundo como ahora lo conocemos cambiará radicalmente y, aunque en un principio pueda sonar bien, les aseguro de que será el más grande de los caos.

—¿Y cómo puede ayudarnos la orden?

—Sabemos exactamente lo que buscan y, tenemos más información respecto a todo eso de la que disponen ellos, por lo tanto en estos momentos corremos un par de cabezas por delante. Ahora mismo necesitamos que sean nuestra parte guerrera perdida antaño, nosotros no podemos impedir que cumplan sus propósitos, pero ustedes tres, con la ayuda del señor Murray, sí que pueden. Ya han demostrado de sobra que están preparados para hacer lo que quieran, no hay nada imposible para ustedes tres.

—¿Y se puede saber de lo que se trata? —quiso saber el inspector italiano.

—No, no es el momento ni el lugar, además, el señor Murray no está todo lo disponible que necesitamos. Ustedes estarán exhaustos por todo lo acontecido durante estos últimos días en sus respectivas investigaciones. Necesito que descansen lo suficiente, que se relajen, que olviden por un tiempo todo esto, la hermandad debe de reorganizarse para llevar a cabo algo tan complicado y es algo que no van a conseguir a corto plazo, créanme.

—¿Y cuando nos dirá exactamente en qué consiste todo? —quiso saber Nicolás.

—Será dentro de un mes exacto a partir del día de hoy, si al señor Murray no le importa, en su propio castillo. Entonces pondré en su conocimiento todo lo que la orden sabe respecto a este oscuro asunto y en sus manos estará el querer ayudarnos o no, aunque intuyo que sí lo harán. No creo que puedan olvidar tan fácilmente todo lo vivido durante este último año y medio, estoy seguro de que ahora querrán llegar hasta el mismísimo centro de la cuestión.

—Conmigo desde luego pueden contar —dijo Edward desde su cama—, he sido engañado durante demasiado tiempo como para dejarlo estar, no descansaré hasta que estos malnacidos paguen por lo que nos han hecho, no viviré para otra cosa.

—Con usted, señor Murray, todo será distinto, durante muchos años ha creído ser miembro de la orden del temple y así va a ser a partir de ahora, en cuanto salga de aquí, si así lo desea y para nosotros sería un honor, será nombrado caballero templario por mis hermanos y por mí.

—Para mí también será un auténtico honor, no sabe cómo le agradezco esto.

—Y ustedes lo dicho, descansen, prepárense mentalmente, es muy duro lo que les espera a partir de estos momentos y necesito estén en plenas facultades, cuento con su ayuda para acabar con toda esta locura.

Los tres asintieron.