Capítulo 5

—Lo de hace un año y medio fue algo de lo más normal, se lo puedo asegurar —Nicolás intentó parecer tranquilo y sereno con cada una de sus palabras, ¿cómo sabía…?—, no fue nada del otro mundo, tan sólo una trama de corrupción en el seno de una comisaría, yo ayudé a desenmascararla, nada más, los policías somos personas y como tales podemos cometer equivocaciones.

—Por favor, inspector Valdés, tan sólo quiero pedirle una cosa, hágame el favor de no insultar mi inteligencia, sé más de lo que usted cree de lo que sucedió, de lo que investigó y sobre todo de lo que encontraron en Francia, pero esto no tiene que ver con ese asunto… o quizá sí… —la voz del hombre se tornó oscura y misteriosa, tanto que a Nicolás le recorrió un escalofrío por la espalda—, por favor, escúcheme, su vuelo llegará a Escocia mañana a las 12 en punto del mediodía, mandaré un coche a buscarlo, espero no me decepcione pues creo que esta investigación le interesa, muchísimo —enfatizó esa palabra—, no se preocupe por los gastos de nada, será muy bien remunerado, si hay algo que precisamente me sobra es el dinero, pero lo que no nos sobra a ambos, es tiempo, por lo tanto dejemos de jugar a que no está deseando agarrar ese vuelo y por favor, no me decepcione, pero lo más importante, no se decepcione a usted mismo.

Una vez hubo pronunciado estas enigmáticas palabras, colgó dejando a Nicolás sin poder articular nada en absoluto, un nudo en la garganta le oprimía con una fuerza realmente sobrehumana.

Le costó horrores apartarse el teléfono del oído pues todavía no sabía muy bien como había ocurrido todo, aquel hombre le había agitado y de qué manera el interior. ¿Cómo podía saber él lo de Francia? Se supone que un círculo muy reducido de personas lo sabían y no desconfiaba en absoluto de ninguna de ellas, pero entonces… ¿Cómo podía aquella misteriosa voz haber pronunciado esas palabras que tanto habían alterado por dentro a Nicolás?

Intentó reorganizar sus pensamientos sin éxito alguno, llegó incluso a pensar en repetidas ocasiones que todo era irreal, que se trataba de un sueño, como la habitual pesadilla que solía tener con Carolina.

Pero aquello al parecer era bastante real pues no conseguía despertarse.

De repente, y sin que pudiese controlar ese impulso, una fuerza invisible lo empujaba a tomar ese vuelo, necesitaba saber más de ese extraño interlocutor y sobre todo, saber qué esperaba de él.

¿Había dicho investigar un asesinato?

¿Qué tipo de asesinato tenía que investigar él y no las autoridades pertinentes del país?

Haciéndolo, ¿se entrometería en una investigación oficial?

Todo eso era una auténtica locura, Nicolás lo sabía, pero notaba que el morbo se iba apoderando de él poco a poco y sintió que volvía a renacer en su interior un sentimiento que creía extinto, notó de nuevo que la sangre comenzaba a fluir con su fuerza habitual por sus venas.

Esa sensación fue algo que lo agradó enormemente, necesitaba descubrir que todavía estaba vivo, necesitaba sentirlo de nuevo.

Tomó asiento de nuevo en el sofá para meditarlo por un momento, pero según lo hacía se dio cuenta de que no tenía nada que meditar.

Estaba decidido.

Volvería a echarle valor a la vida.

Cogería ese vuelo.