7 y 8

Señores: En las anteriores sesiones, hemos considerado la primera parte de la partida de ajedrez, llamada apertura, y que consta normalmente de doce jugadas. El propósito que se persigue con el desarrollo es, tal como hemos visto, colocar las piezas en disposición de actuar y en las casillas adecuadas de forma que las tengamos dispuestas en el momento en que decidamos hacerlas “trabajar” . El proceso que consiste en intentar hacer algo útil (sea lo que sea) con las piezas de ajedrez ha recibido un nombre especial: se le llama el ataque. El ataque es el proceso mediante el cual se allanan los obstáculos. En cualquier clase de lucha, sea una batalla, o un duelo de espadas, o un combate de boxeo, puede definirse el ataque con estas mismas palabras.

Comparemos, por ejemplo, el juego de ajedrez con una batalla. Dos ejércitos enfrentados intentan destruirse, o por lo menos asustarse, mutuamente. Los dos ejércitos tendrán cada uno alguna superioridad en algún terreno, sobre el otro, aunque estén más o menos igualados en fuerzas y en lo favorable de la posición que ocupen. Tres puntos son los que determinan la posibilidad de realizar un ataque y la forma de llevarlo a término. En primer lugar, la proporción existente entre las fuerzas atacantes y las enemigas; en segundo lugar, la naturaleza del terreno; y en tercer lugar, las comunicaciones entre las fuerzas ofensivas y el resto del ejército.

La tercera consideración es la que determina el tiempo que debemos emplear para llevar a cabo el ataque, rápidamente (para evitar el empleo de las fuerzas de reserva) o paso a paso; en otras palabras, determina si debemos intentar por encima de todo economizar fuerzas o economizar tiempo.

El terreno ayudará, por una parte, a mantener la defensiva de nuestro enemigo y, por otra parte, permitirá la existencia de puntos flacos en la misma. Su naturaleza determinará la fracción de la fuerza enemiga que queda expuesta al efecto de nuestras armas y aquélla que queda a cubierto de las mismas; determinará también la región por la que podemos avanzar con una relativa seguridad y aquéllas por las que debamos atravesar rápidamente; en otros términos, nos indicará cuáles son los puntos débiles que debemos asaltar y cuáles los puntos fuertes que tenemos y que debemos intentar conservar.

La primera consideración, la proporción existente entre las fuerzas de los dos ejércitos, es la que nos ha de decir, después de haber ganado una posición ventajosa, mediante una previa destrucción metódica de los obstáculos que la defendían, si podemos destruir o hacer retirar a las fuerzas enemigas o si el objetivo de nuestro ataque, ya obtenido, es una compensación suficiente de las vidas que hemos sacrificado en el empeño. Si existe una forma de lucha en la que las reglas para el ataque están establecidas, debemos estudiar, pues, los tres puntos que acabamos de enumerar.

En ajedrez, los soldados son las piezas y el general es la inteligencia del jugador. Si, tal como hemos dicho, debemos considerar como punto débil todo aquél que se halle sujeto a la posibilidad de un ataque, todas las piezas, y especialmente el rey y las piezas pesadas (la dama y las torres) deberían ser consideradas como tales; llamaremos, sin embargo, débiles, las piezas que, en un momento dado y en proporción a su importancia, se hallen faltas de fuerza defensiva; por ejemplo, una dama con un radio de acción limitado, o un peón que no puede avanzar ni puede ser protegido por otros peones. Consideraremos una casilla como débil cuando, aunque no esté ocupada, solamente pueda ser atacada por las piezas mayores, como la dama o las torres, de forma que los peones, los caballos, los alfiles e incluso las torres protegidas por otras piezas, se hallen a salvo en esta casilla. Naturalmente, llamaremos puntos fuertes, desde nuestro punto de vista, a los puntos débiles del contrario. Si logramos ocupar un punto sólido mediante una de nuestras piezas, desde el que dispongamos de una amplia libertad de acción, tendremos muchas veces ganada la mitad de la partida.

Los obstáculos en ajedrez son las piezas de menor importancia, que interceptan las líneas de acción de nuestras piezas. Habitualmente, es más fácil apartarla de nuestro camino cuando es una pieza del contrario, puesto que la podemos amenazar con nuestras fuerzas hasta que logremos tomarla; es peor cuando el obstáculo lo constituye uno de nuestros peones que esté, a su vez, bloqueado por peones, u otras piezas, enemigas. Y mucho peor aún, cuando el peón obstructor está aislado; en este caso, la única forma de eliminarlo consiste en colocar una pieza bajo la protección de este peón y forzar el cambio de la pieza.

Consideremos ahora la posición inicial. El objetivo final de todo ataque en ajedrez está establecido de antemano: capturar por la fuerza el rey enemigo. Para lograrlo debemos poder dominar nueve casillas; las ocho que están alrededor del rey y la que éste ocupa; solamente podemos reducir el número de casillas obligando al rey a dirigirse a los bordes del tablero o forzando a sus propias piezas a obstruirle la retirada. Finalmente, la pieza que tiene que dar el mate tiene que estar a salvo de ser capturada y ninguna de las piezas enemigas debe obstruir su línea de ataque. Esta es la tarea que hay que realizar y es enorme, dada la fuerza y la capacidad de las que dispone el enemigo para capturar y obstruir nuestras piezas. Y la tarea se complica todavía si tenemos en cuenta la otra preocupación fundamental que nos ocupará: proteger nuestro propio rey de los asaltos similares del enemigo.

Desde hace más de dos mil años, el mundo ajedrecístico ha emprendido la tarea de resolver los problemas planteados por el juego aplicando el método más directo, es decir, probando una y otra vez, acumulando variante sobre variante, corrigiéndolas y volviéndolas a corregir. Se han jugado muchas partidas brillantes y se han hecho asombrosos descubrimientos, pero no se ha resuelto el problema fundamental. ¿Y por qué han fracasado siempre los intentos de los mejores cerebros por resolverlo? La respuesta más evidente, la que primero se impone por su irresistible apariencia de certeza, cuya verdad parece demostrada por la experiencia más allá de toda duda es la de que no existe solución y por esta razón los recursos de ambos bandos están tan equilibrados que la insignificante ventaja otorgada por la apertura no es suficiente para asegurar a qué bando corresponderá la victoria final.

Admitido lo anterior, tenemos que empezar, antes de entrar de lleno en la cuestión, por suponer que la posición inicial ha de evolucionar de alguna forma, deshaciéndose el equilibrio primitivo, por lo que uno de los dos bandos puede vencer al otro. Esto supuesto, el problema queda modificado y podemos enunciarlo del siguiente modo: el equilibrio inicial en fuerzas y en posiciones se ha alterado, por lo menos en parte, y lograr el mate al rey que dispone de una fuerza inferior es una empresa de factible ejecución.

Saber si en una situación muy equilibrada una de las partes puede o no vencer a la otra es una cuestión que depende de tantos matices que es inútil buscar reglas o fórmulas matemáticas que permitan darle una respuesta, sin una consideración intelectual de cada caso particular. El problema es tan complicado, que la única manera de encontrarle la solución consiste en dividir el tablero en diversas secciones, analizar los problemas parciales mediante el método experimental y, al final, sintetizar en una respuesta única la suma de las distintas soluciones particulares.

Ahora bien, dada una posición en el tablero en la que en una sección (por ejemplo, en el flanco del rey) tenemos superioridad y en otra (en el flanco de dama, o en el centro) nos encontramos en desventaja, pero en la que, en conjunto, resulta superior nuestra posición, ¿de qué manera podemos aprovechar esta superioridad? La respuesta depende, por supuesto, del análisis de la posición; pero es básico que el análisis sea metódico para que la solución sea clara y precisa y la labor intelectual implicada sea la mínima posible.

Los movimientos en ajedrez son de tres clases y tienen por objeto:

  1. Desarrollar, es decir, poner nuevas piezas en juego.
  2. Atacar, es decir, amenazar con nuestras piezas las del enemigo, dando jaque, amenazando mate, etc. En otras palabras, hacer trabajar a nuestras piezas.
  3. Defender, es decir, proteger un punto débil, obstruir una línea importante, etc. En otras palabras, entorpecer la tarea del enemigo.

Las exigencias de cada posición particular son las que determinan la clase de movimiento que hay que realizar. Si se dispone de una gran superioridad en un terreno en el que el enemigo adolece de alguna debilidad, como el rey o la dama en mala posición, etc., debe atacarse violentamente. Todos los movimientos deben llevarse al máximo de eficacia. Las fuerzas de reserva deben utilizarse prontamente para apoyar el ataque hostilizando, por ejemplo, algún otro punto débil del enemigo, y hay que procurar sujetar las fuerzas de reserva enemigas intentando, siempre que sea posible, obstruirles el camino (los sacrificios de peones de Morphy tienen este objetivo). Las posibles combinaciones son múltiples, pero las variantes no suelen ser demasiadas, dado que la defensa debe realizar muchas jugadas forzadas y, por tanto, pueden someterse a un análisis directo. A esta clase de ataques podemos llamarles de «paso ligero».

Todas las partidas que hemos examinado, contenían ejemplos de ataques a paso ligero. Veamos a continuación otro ejemplo:

Esta partida del Torneo Internacional de Amsterdam, continuó así:

1. Ch5 Cxh5
2. Axh7+ Rxh7
3. Dxh5+ Rg8
4. Axg7 Rxg7
5. Dg4+ Rh7
6. Tf3 e5
7. Th3+ Dh6
8. Txh6+ Rxh6
9. Dd7 Af6
10. Dxb7 Rg7
11. Tf1 Tab8
12. Dd7 Tfd8
13. Dg4+ Rf8
14. fxe5 Ag7
15. e6 Tb7
16. Dg6 f6
17. Txf6+ Axf6
18. Dxf6+ Re8
19. Dh8+ Re7
20. Dg7+ y ganan.

Cuando no tenemos una superioridad bien definida, debemos contentarnos con atacar a paso moderado, avanzando en nuestros puntos fuertes y creando metódicamente otros nuevos cerca de las líneas defensivas del contrario. En estos casos, el plan es lo importante, mientras que el tiempo es absolutamente secundario (compárense las partidas 3.ª, 4.ª, 5.ª y 6.ª comentadas en el curso de estas conferencias). Como norma general, el paso de ataque debe ser tanto más tardo cuanta menor sea la superioridad de que se disponga. Raramente un jugador que sea realmente bueno da oportunidad para realizar un ataque violento y corto contra sus posiciones, ataque que requerirá una gran cantidad de fuerzas, casi siempre subvaloradas.

He aquí algunas de las partidas de Morphy:

1. e4 e5
2. f4 exf4
3. Ac4 d5
4. exd5 Ad6
5. Cc3 Cf6
6. d4 0-0
7. Cge2 f3

El rey blanco está situado en una línea libre de obstáculos, por lo que Morphy sacrifica su peón para evitar el enroque y, por tanto, la seguridad del rey. Hay que darse cuenta de que, después del sacrificio, el poder defensivo de los dos peones, f y h, es muy reducido, puesto que los dos se encuentran aislados.

8. gxf3 Ch5
9. h4

Hubiera sido mejor defenderse mediante un movimiento de desarrollo, como 9.Ae3, al que podría haber seguido: 9… Te8 10.Dd2 De7 11.Ce4 Af5 12.Ad3.

9. … Te8
10. Ce4

Ocupando uno de los puntos fuertes de las blancas, que únicamente puede ser atacado con el PAR o con el AD, por lo que constituye un excelente obstáculo.

10. … Ag3+
11. Rd2 Ad6
12. Rc3

Se expone innecesariamente a nuevos peligros. Mediante c3 hubiera logrado un buen refugio para el rey.

12. … b5

Abriendo rápidamente todas sus líneas hacia el flanco que ha escogido el rey blanco para ponerse a salvo.

13. Axb5 c6

Amenazando Da5+, con lo que, indirectamente, obliga a las blancas a retirar su bien colocado caballo en e4.

14. Cxd6 Dxd6
15. Aa4 Aa6
16. Te1 Cd7
17. b3 Cb6
18. Axc6 Tac8

Todas las piezas negras disponen ahora de largas líneas libres, como consecuencia de las enérgicas maniobras de ataque de las últimas seis jugadas.

19. Rd2

Las negras amenazaban ganar una pieza con el caballo o tomar un peón con la dama. Con Rb2, las blancas pierden inmediatamente: 19… Axe2 20.Txe2 Txe2 21.Dxe2 Ca4+, ganando la dama o dando mate en la siguiente jugada.

19. … Txc6
20. dxc6 Axe2
21. Txe2 Dxd4+
22. Re1 Dg1+
23. Rd2 Td8+
24. Rc3 Dc5+
25. Rb2 Ca4+

y las blancas abandonan ya que si 26.bxa4 Db4 y mate; si 26.Rb1 Cc3+, ganando la dama y la torre.

La famosa partida de Morphy contra Paulsen en el Torneo de Nueva York, se desarrolló del siguiente modo:

BLANCAS NEGRAS
PAULSEN MORPHY
1. e4 e5
2. Cf3 Cc6
3. Cc3 Cf6
4. Ab53 Ac5
5. 0-0 0-0
6. Cxe5 Te8
7. Cxc

Lo único que consigue esta captura es ayudar el desarrollo de las negras. Habría sido mejor retirar el caballo a f3 y si 7…Cxe4, continuar con 8. d4.

7. … dxc6
8. Ac4 b5
9. Ae2

Mediante este avance los peones negros pierden fuerza defensiva, por supuesto, pero las negras tienen tan adelantado ya el desarrollo de sus piezas que es imposible para las blancas el sacar alguna ventaja de ello.

9. … Cxe4
10. Cxe4 Txe4
11. Af3

Si juegan 11. c3, que a primera vista parece mejor, las negras podrían amenazar al rey enrocado, el cual es, en este momento, la única pieza que apoya a los peones h y g. La partida proseguiría: 11… Dh4 12.g3 Dh3 13.Af3 Th4 14.gxh4 Ad6; o bien: 12.d4 Ad6 13.g3 Dh3 14.f4 Ad7 15.Af3 Te7 y las negras doblan sus torres en la columna de rey y logran una sólida posición con muchas posibilidades de ataque.

11. … Te6
12. c3

Un procedimiento muy complicado para un objetivo tan simple. d3 era más apropiado.

12. … Dd3

Esta es una de las raras ocasiones en las que una pieza mayor, como la dama, puede utilizarse con eficacia para obstaculizar. En esta situación, la dama no puede ser atacada por ninguna pieza enemiga y ejerce una considerable presión evitando, por ejemplo, jugadas como Dc2 o Ae2.

13. b4 Ab6
14. a4 bxa4
15. Dxa4 Ad7
16. Ta2

Esta jugada sirve de preparación para Dc2. Evidentemente, las blancas empiezan a sentirse oprimidas por el bloqueo de su PD por la dama contraria. Sus planes, sin embargo, serán frustrados por las negras, cuyo ataque está ya maduro para desencadenar el golpe decisivo. Si en 16. las blancas juegan Da6, la mejor respuesta para las negras parece ser, 16… Df5 17.d4 Tae8 18.Ae3 c5 19.bxc5 Axc5 20.Da5? Tg6, llevando ventaja porque si 21.Rh1 Dxf3 22.gxf3 Ac6, y las blancas no tienen ninguna posibilidad. El mejor plan para las blancas parece ser 20.De2 Ab6 21.Ag4 Txe3 22.Axf5 Txe2 23.Axd7, con un final equilibrado.

16. … Tae8

Este es el movimiento más correcto para el desarrollo de las piezas y permite, al mismo tiempo, atacar. Las negras amenazan con Dxf1+.

17. Da6

17. … Dxf3

Un golpe inesperado, bello y efectivo.

18. gxf3 Tg6+
19. Rh1 Ah3

Las negras amenazan con Ag2 +, seguido de Axf3 y mate. Tg1 no evita nada, puesto que, después del cambio de torres, la torre de dama será la que dé el mate. Tampoco es recomendable jugar 20. Dd3, a lo que las negras replicarán con f5 y si 21. Dc4+, entonces Rf8.

20. Td1 Ag2+
21. Rg1 Axf3+
22. Rf1 Ag2+

Podría haberse acelerado la conclusión con Tg2, con la doble amenaza Txf2+ y Txh2.

23. Rg1 Ah3+
24. Rh1 Axf2
25. Df1

Su única posibilidad.

25. … Axf1
26. Txf1 Te2

Manteniendo siempre en su sitio al PD contrario.

27. Ta1 Th6
28. d4

¡Por fin!

28. … Ae3

Las blancas abandonan, ya que si 29.Axe3 Thxh2+ 30.Rg1 Teg2 y mate.

Veamos ahora una partida jugada en una época más cercana a la nuestra.

BLANCAS NEGRAS
ANDERSSEN STEINITZ
1. e4 e5
2. Cf3 Cc6
3. Ab5 Cf6
4. d3 d6
5. Axc6+

Este cambio es a todas luces inapropiado. La TD negra gana con él una columna que le queda completamente abierta y también logra lo mismo el AD. Y las blancas no obtienen ninguna compensación, ya que la debilidad que representa un peón aislado o doblado en las primeras etapas de la partida, no pasa de ser una quimera.

5. … bxc6
6. h3 g6

Las negras tienen ventaja y, por tanto, pueden permitirse el lujo de perder un movimiento en su desarrollo, el cual, posteriormente, será un apoyo para su plan de ataque.

7. Cc3 Ag7
8. 0-0 0-0
9. Ag50 h6
10. Ae3 c5

Una magnífica maniobra. La táctica de las negras, como podrá verse más adelante, consiste en luchar en el flanco de rey mediante los peones; en consecuencia, mantienen retrasado el PD contrario, a fin de evitar las obstrucciones en el centro.

11. Tb1

Habría sido mucho mejor para las blancas intentar contrarrestar el inminente ataque con, por ejemplo: 11.Dd2 Rh7 12.g4 Cg8 13.Ch2 f5 14.f3.

11. … Ce8
12. b4 cxb4
13. Txb4 c5
14. Ta4 Ad7
15. Ta3 f5

El peón blanco de rey que intercepta la acción del alfil al situarse éste en c6, bloquea al PR y mantiene retrasado al PD, difícilmente será movido por las blancas. Constituye, pues, un excelente objetivo para el ataque.

16. Db1 Rh8
17. Db7 a5
18. Tb1 a4
19. Dd5 Dc8

El juego de las blancas se resiente de la carencia de un plan. No persigue ningún objetivo concreto con todas estas maniobras de sus piezas mayores. Tendría que haber basado su táctica en la defensa, siguiendo la línea Ch2, f3, etc., con la que tal vez habría conseguido algo mejor.

20. Tb6 Ta7

Para tener libre a la dama y dispuesta para amenazar mediante: 21…f4 22.Ad2 Ah3 23.gxh3 Dxh3 24.Ch2 f3, etc.

21. Rh2 f4
22. Ad2 g5
23. Dc4 Dd8
24. Tb1 Cf6
25. Rg1 Ch7

Avanzando a continuación el Peón h y g, seguido de Cg5, con lo que el caballo, en combinación con los peones avanzados, disfrutará de una posición dominante. Es de notar el gran cuidado con que se va preparando la jugada.

Durante todo el largo proceso, no se deja ni un solo punto fuerte para las blancas detrás de los peones negros (ni delante de ellos).

26. Rf1 h5
27. Cg1 g4
28. hxg4 hxg4
29. f3 Dh4
30. Cd1 Cg5
31. Ae1 Dh2

La posición a que se ha llegado es la ideal de un final de ataque sobre el flanco de rey apoyado con una cadena de peones. Si fxg4, quedan abiertas todas las líneas mediante f3, con efectos devastadores. Las blancas no pueden mejorar ya sus posiciones y sus piezas no disponen de espacio para realizar ningún movimiento. Las negras, por tanto, disponen de todo el tiempo que necesitan para preparar el asalto final.

32. d4 gxf3
33. gxf3 Ch3
34. Af2 Cxg1
35. dxc5

Por supuesto que si 35. Axg1, Ah3+ y ganan.

35. … Dh3+
36. Re1

o bien 36.Rxg1 Af6 y el rey blanco queda completamente indefenso.

36. … Cxf3+
37. Txf3 Dxf3

y las negras ganan fácilmente en pocas jugadas.

Hay que fijarse bien en que la quinta jugada de las blancas, aparentemente sin importancia, es el origen de todas las dificultades que le han sobrevenido posteriormente.

BLANCAS NEGRAS
STEINITZ ZUKERTORT
1. e4 e5
2. Cf3 Cc6
3. d4 exd4
4. Cxd4 Cf6

De acuerdo con nuestros principios fundamentales, este es el mejor movimiento a realizar y, desde luego, en este caso, es una jugada con múltiples posibilidades.

5. Cc3 Ab4
6. Cxc6 bxc6
7. Ad3 d5
8. exd5 cxd5
9. 0-0 0-0
10. Ag5 c6
11. Ce2 Ad6
12. Cg3

El caballo ocupa un escaque que sería mucho mejor reservar para el alfil. Parece, por tanto, que 12. Cd4 es preferible.

12. … h6
13. Ad2

13. … Cg4

¡Magnífico! Las negras amenazan ahora con Dh4. Si las blancas contestan 14.h3, entonces Cxf2 15.Rxf2 Dh4 15. Df3 f5 y ganan.

14. Ae2 Dh4
15. Axg4 Axg4
16. Dc1 Ae2

No queda muy claro lo que pretenden las negras con esta jugada. Deberían intentar proseguir con intensidad su ataque mientras las blancas están todavía retrasadas en el desarrollo de sus torres; por ejemplo: 16…f5 17.Af4 Ac5 18. Te1 g5 19. Ae3 Axe3 20. fxe3 f4, con excelentes posibilidades de ataque; o bien: 16. Ad7, que le proporcionaría un sólido ataque, difícil de contrarrestar.

17. Te1 Aa6
18. Ac3 f5
19. Te6 Tad8
20. Dd2

Amenazando con Dd4 o con colocar sus dos torres en una misma columna; pero las negras frustraron hábilmente este plan.

20. … d4
21. Aa5

Evidentemente, no pueden tomar el peón sin perder para ello una pieza.

21. … Td7
22. Txd6 Txd6
23. Ab4 Df6
24. Td1 Td5
25. Axf8 Dxf8
26. Ch5 De8
27. Cf4 Te5

Las negras son las primeras en dominar la columna abierta, una gran ventaja que las blancas debieran haber impedido en la jugada 26.

28. h4 c5
29. h5

Esta maniobra del PT, que hará inatacable la posición del caballo, es un error. Lo único que logra el PT es exponerse al ataque del alfil.

29. … Te4
30. c3

Este avance innecesario es la principal razón de que el final se desarrollara tan rápidamente. El juego de las negras, a partir de este momento, posee una fortaleza e intensidad admirables.

30. … Db8
31. g3 De5
32. Cg6 Dd6
33. Cf4 d3
34. b3

Si 34.Cxd3 Axd3 35.Dxd3 Te1+ y gana la torre o la dama.

34. … c4
35. Tb1 Rh7
36. Rh2 Db6

Magnífica jugada, amenazando con Te2.

37. Rg1 Ab7
38. Tb2 Dc6
39. f3 Dc5+
40. Df2 Te1+
41. Rh2

o bien: 41. Rg2 Te3.

41. … Dxf2+
42. Txf2 Axf3!

Movimiento decisivo. El PD debe ahora ganar.

43. g4 Ae2

y las negras vencieron en unos pocos movimientos más. Si examinamos desde un punto de vista critico las partidas que acabamos de exponer, podemos sacar dos conclusiones:

1.ª No hay que atacar mientras no se tenga alguna superioridad sobre el adversario, ya sea en piezas o en posición.

Corolario: Si lo hacemos, al reaccionar tendremos que colocar nuestras piezas en posiciones críticas y el inevitable contraataque encontrará nuestro ejército en desorden.

2.ª El primer objeto del ataque debe ser el de crear puntos fuertes lo más cercanos posible a las posiciones enemigas y ocuparlos con piezas que dispongan allí de un amplio campo de acción.

Corolario: Procúrese forzar a que los peones enemigos avancen por el flanco sobre el que atacamos.

BLANCAS NEGRAS
DR. NOA DR. TARRASCH
1. e4 e5
2. Cf3 Cc6
3. Ab5 Cf6
4. 0-0 Cxe4
5. Te10 Cd6
6. Aa4 Ae7
7. Cxe5 Cxe5
8. Txe5 0-0

El desarrollo de las piezas negras es excelente y la posición de sus peones es inatacable.

9. d4 Cc4
10. Te1 d5
11. c3

Las blancas no disponen de tiempo para realizar esta jugada. Es mejor: 11.Ab3 Ca5 12.Cc3 Cxb3 13.axb3 Ad6 14.Df3 c6 15.Af4.

11. … Af5

Centrando su objetivo sobre los puntos débiles de las blancas d3 y c2.

12. Cd2 Cxd2
13. Axd2 Ad6
14. Dh5 Ag6
15. Dh3

Esta maniobra no parece muy indicada. 14.Ac2, era mucho más apropiado.

15. … c6

De aquí en adelante el juego de las negras es simplemente clásico. Es de señalar la elegancia con que las negras combinarán, en su provecho, la ventaja resultante de la floja posición de la dama blanca, la ligera debilidad inherente a la ineficaz situación de los alfiles blancos, su bien situado AD y la falta de protección del PCD blanco, para lograr un plan de ataque lógico y efectivo.

16. Te2 Db6
17. Ab3 a5

¡Excelente! Desarrolla la TD, desarticula los obstáculos y mantiene al Peón b blanco en su insegura posición.

18. Ae3 a4
19. Ad1 Tfe8
20. Tc1 f5

¡Magnifico! Obliga a las blancas a avanzar su Peón g o f. Si hace lo segundo, las negras obtienen una excelente posición en e4, y si hacen lo primero queda obstaculizada su Dama y debilitada la posición del peón.

21. f4 Te7
22. Tcc2 Tae8
23. Ac1 Db5

evitando Dd3 y cargando de nuevo contra los puntos débiles del juego de las blancas.

24. Df3 Dc4
25. a3 Te4
26. g3 c5

para hacer entrar en juego al AR, su fuerza de reserva.

27. Txe4 fxe4
28. De3 Dd3
29. Dxd3 exd3
30. Tf2 b5
31. Ad2 Ae7
32. f5 Af7
33. Tf1 cxd4
34. cxd4 Af6
35. Ac3 Te4
36. Af3 Axd4+
37. Rg2

Un error. Es mucho mejor jugar: 37.Axd4 Txd4 38.Td1.

37. … Axc3

Enérgico y decisivo, aunque no muy difícil de prever

38. Axe4 dxe4
39. bxc3 Ab3

Y las blancas abandonan, puesto que después de 40.Rf2 d2 41.Re2 Ac4+, pierde la torre.

Una de mis partidas en el match de 1892

BLANCAS NEGRAS
LASKER BLACKBURNE
1. d4 d5
2. Cf3 Cf6
3. c4 e6
4. Cc3 Cbd7
5. Af4 c6

Teniendo en cuenta que el último movimiento es bastante forzado (para evitar Cb5), no parece que el desarrollo escogido por las negras sea el más aconsejable.

6. e3 Ch5
7. Ag5 Ae7
8. Axe7 Dxe7
9. Ad3 g6
10. De2 0-0
11. 0-0 f5

Los ataques por el flanco de rey no suelen tener muchas posibilidades en esta apertura. Un simple examen de la posición demuestra que el flanco de rey no presenta debilidad alguna que pueda ser aprovechada para un asalto La lucha debe centrarse, por tanto, en el centro y en el flanco de dama.

12. Tfd1 Cdf6
13. Tac1 Ad7
14. Ce5 Ae8
15. Dc2

Las negras han logrado detener, en la jugada 11, el avance del PR blanco. La dama blanca, por tanto, puede ser usada ahora en su propia ala.

15. … Td8
16. a3 Cd7
17. Cf3 Cg7
18. Te1

Las blancas intentan un ataque por el flanco de dama, y se preparan, por ello, a tomar ventaja de cualquier jugada que las negras intenten por el flanco de rey, empezando con f4.

18. … Cf6
19. b4 Ce4
20. Ce5 Cxc3
21. Dxc3 Ch5
22. a4 Cf6
23. b5 Cd7
24. Cf3 dxc4

Las blancas amenazan con c5 seguido de a5 y a6 que establecería un peligroso peón pasado en c5.

25. Dxc4 Cb6
26. Db3 cxb5
27. axb5 Af7
28. Ce5 Tc8
29. Ta1

El objeto del ataque de las blancas radica en mantener retrasado al peón a negro, en una posición indefendible.

29. … Ta8
30. Te2 Tfc8
31. Tea2 Dc7
32. g3 Dc3
33. Dxc3 Txc3
34. Txa7 Txa7
35. Txa7 Tc7

El ataque ha tenido éxito. Las blancas tienen la ventaja de un peón en el flanco de rey. Ahora debe conseguirse el convertir esto en una ventaja posicional, lo cual no es demasiado fácil ya que no existen todavía puntos débiles en las posiciones negras.

36. Rf1 Ae
37. Re2 Rf8
38. Rd2 Re7
39. Ta3 Rd6
40. f3 Tc8
41. e4 Tc7
42. Ta1 Tc8
43. h4 Tc7
44. Tb1 Tc8
45. Re3 Re7
46. h5

Esta es la maniobra decisiva. Si podemos tomar el peón, los dos peones de torre aislados serán un espléndido objetivo de ataque, que compensará el sacrificio.

46. … Rf6
47. hxg6 hxg6
48. Th1 Rg7

Después de algunas maniobras más se terminó la tercera hora de juego (jugábamos a 18 movimientos en cada hora), y se llegó a la jugada 55, sin que la posición hubiera cambiado.

55. g4 fxg4
56. fxg4 Ta8
57. g5

amenazando con Cg4, Cf6, etc.

57. … Ta3
58. Rd2 Ta2+
59. Re3 Ta3
60. Rf4 Cd7
61. Ac4 Cf8
62. Tc1

El golpe final. La torre entrará ahora, a través de 7A~ en el campo de las negras.

62. … Ta5
63. Ad3 Axb5
64. Tc5

y las blancas ganan con facilidad.