Señores: En las anteriores sesiones, hemos considerado la primera parte de la partida de ajedrez, llamada apertura, y que consta normalmente de doce jugadas. El propósito que se persigue con el desarrollo es, tal como hemos visto, colocar las piezas en disposición de actuar y en las casillas adecuadas de forma que las tengamos dispuestas en el momento en que decidamos hacerlas “trabajar” . El proceso que consiste en intentar hacer algo útil (sea lo que sea) con las piezas de ajedrez ha recibido un nombre especial: se le llama el ataque. El ataque es el proceso mediante el cual se allanan los obstáculos. En cualquier clase de lucha, sea una batalla, o un duelo de espadas, o un combate de boxeo, puede definirse el ataque con estas mismas palabras.
Comparemos, por ejemplo, el juego de ajedrez con una batalla. Dos ejércitos enfrentados intentan destruirse, o por lo menos asustarse, mutuamente. Los dos ejércitos tendrán cada uno alguna superioridad en algún terreno, sobre el otro, aunque estén más o menos igualados en fuerzas y en lo favorable de la posición que ocupen. Tres puntos son los que determinan la posibilidad de realizar un ataque y la forma de llevarlo a término. En primer lugar, la proporción existente entre las fuerzas atacantes y las enemigas; en segundo lugar, la naturaleza del terreno; y en tercer lugar, las comunicaciones entre las fuerzas ofensivas y el resto del ejército.
La tercera consideración es la que determina el tiempo que debemos emplear para llevar a cabo el ataque, rápidamente (para evitar el empleo de las fuerzas de reserva) o paso a paso; en otras palabras, determina si debemos intentar por encima de todo economizar fuerzas o economizar tiempo.
El terreno ayudará, por una parte, a mantener la defensiva de nuestro enemigo y, por otra parte, permitirá la existencia de puntos flacos en la misma. Su naturaleza determinará la fracción de la fuerza enemiga que queda expuesta al efecto de nuestras armas y aquélla que queda a cubierto de las mismas; determinará también la región por la que podemos avanzar con una relativa seguridad y aquéllas por las que debamos atravesar rápidamente; en otros términos, nos indicará cuáles son los puntos débiles que debemos asaltar y cuáles los puntos fuertes que tenemos y que debemos intentar conservar.
La primera consideración, la proporción existente entre las fuerzas de los dos ejércitos, es la que nos ha de decir, después de haber ganado una posición ventajosa, mediante una previa destrucción metódica de los obstáculos que la defendían, si podemos destruir o hacer retirar a las fuerzas enemigas o si el objetivo de nuestro ataque, ya obtenido, es una compensación suficiente de las vidas que hemos sacrificado en el empeño. Si existe una forma de lucha en la que las reglas para el ataque están establecidas, debemos estudiar, pues, los tres puntos que acabamos de enumerar.
En ajedrez, los soldados son las piezas y el general es la inteligencia del jugador. Si, tal como hemos dicho, debemos considerar como punto débil todo aquél que se halle sujeto a la posibilidad de un ataque, todas las piezas, y especialmente el rey y las piezas pesadas (la dama y las torres) deberían ser consideradas como tales; llamaremos, sin embargo, débiles, las piezas que, en un momento dado y en proporción a su importancia, se hallen faltas de fuerza defensiva; por ejemplo, una dama con un radio de acción limitado, o un peón que no puede avanzar ni puede ser protegido por otros peones. Consideraremos una casilla como débil cuando, aunque no esté ocupada, solamente pueda ser atacada por las piezas mayores, como la dama o las torres, de forma que los peones, los caballos, los alfiles e incluso las torres protegidas por otras piezas, se hallen a salvo en esta casilla. Naturalmente, llamaremos puntos fuertes, desde nuestro punto de vista, a los puntos débiles del contrario. Si logramos ocupar un punto sólido mediante una de nuestras piezas, desde el que dispongamos de una amplia libertad de acción, tendremos muchas veces ganada la mitad de la partida.
Los obstáculos en ajedrez son las piezas de menor importancia, que interceptan las líneas de acción de nuestras piezas. Habitualmente, es más fácil apartarla de nuestro camino cuando es una pieza del contrario, puesto que la podemos amenazar con nuestras fuerzas hasta que logremos tomarla; es peor cuando el obstáculo lo constituye uno de nuestros peones que esté, a su vez, bloqueado por peones, u otras piezas, enemigas. Y mucho peor aún, cuando el peón obstructor está aislado; en este caso, la única forma de eliminarlo consiste en colocar una pieza bajo la protección de este peón y forzar el cambio de la pieza.
Consideremos ahora la posición inicial. El objetivo final de todo ataque en ajedrez está establecido de antemano: capturar por la fuerza el rey enemigo. Para lograrlo debemos poder dominar nueve casillas; las ocho que están alrededor del rey y la que éste ocupa; solamente podemos reducir el número de casillas obligando al rey a dirigirse a los bordes del tablero o forzando a sus propias piezas a obstruirle la retirada. Finalmente, la pieza que tiene que dar el mate tiene que estar a salvo de ser capturada y ninguna de las piezas enemigas debe obstruir su línea de ataque. Esta es la tarea que hay que realizar y es enorme, dada la fuerza y la capacidad de las que dispone el enemigo para capturar y obstruir nuestras piezas. Y la tarea se complica todavía si tenemos en cuenta la otra preocupación fundamental que nos ocupará: proteger nuestro propio rey de los asaltos similares del enemigo.
Desde hace más de dos mil años, el mundo ajedrecístico ha emprendido la tarea de resolver los problemas planteados por el juego aplicando el método más directo, es decir, probando una y otra vez, acumulando variante sobre variante, corrigiéndolas y volviéndolas a corregir. Se han jugado muchas partidas brillantes y se han hecho asombrosos descubrimientos, pero no se ha resuelto el problema fundamental. ¿Y por qué han fracasado siempre los intentos de los mejores cerebros por resolverlo? La respuesta más evidente, la que primero se impone por su irresistible apariencia de certeza, cuya verdad parece demostrada por la experiencia más allá de toda duda es la de que no existe solución y por esta razón los recursos de ambos bandos están tan equilibrados que la insignificante ventaja otorgada por la apertura no es suficiente para asegurar a qué bando corresponderá la victoria final.
Admitido lo anterior, tenemos que empezar, antes de entrar de lleno en la cuestión, por suponer que la posición inicial ha de evolucionar de alguna forma, deshaciéndose el equilibrio primitivo, por lo que uno de los dos bandos puede vencer al otro. Esto supuesto, el problema queda modificado y podemos enunciarlo del siguiente modo: el equilibrio inicial en fuerzas y en posiciones se ha alterado, por lo menos en parte, y lograr el mate al rey que dispone de una fuerza inferior es una empresa de factible ejecución.
Saber si en una situación muy equilibrada una de las partes puede o no vencer a la otra es una cuestión que depende de tantos matices que es inútil buscar reglas o fórmulas matemáticas que permitan darle una respuesta, sin una consideración intelectual de cada caso particular. El problema es tan complicado, que la única manera de encontrarle la solución consiste en dividir el tablero en diversas secciones, analizar los problemas parciales mediante el método experimental y, al final, sintetizar en una respuesta única la suma de las distintas soluciones particulares.
Ahora bien, dada una posición en el tablero en la que en una sección (por ejemplo, en el flanco del rey) tenemos superioridad y en otra (en el flanco de dama, o en el centro) nos encontramos en desventaja, pero en la que, en conjunto, resulta superior nuestra posición, ¿de qué manera podemos aprovechar esta superioridad? La respuesta depende, por supuesto, del análisis de la posición; pero es básico que el análisis sea metódico para que la solución sea clara y precisa y la labor intelectual implicada sea la mínima posible.
Los movimientos en ajedrez son de tres clases y tienen por objeto:
Las exigencias de cada posición particular son las que determinan la clase de movimiento que hay que realizar. Si se dispone de una gran superioridad en un terreno en el que el enemigo adolece de alguna debilidad, como el rey o la dama en mala posición, etc., debe atacarse violentamente. Todos los movimientos deben llevarse al máximo de eficacia. Las fuerzas de reserva deben utilizarse prontamente para apoyar el ataque hostilizando, por ejemplo, algún otro punto débil del enemigo, y hay que procurar sujetar las fuerzas de reserva enemigas intentando, siempre que sea posible, obstruirles el camino (los sacrificios de peones de Morphy tienen este objetivo). Las posibles combinaciones son múltiples, pero las variantes no suelen ser demasiadas, dado que la defensa debe realizar muchas jugadas forzadas y, por tanto, pueden someterse a un análisis directo. A esta clase de ataques podemos llamarles de «paso ligero».
Todas las partidas que hemos examinado, contenían ejemplos de ataques a paso ligero. Veamos a continuación otro ejemplo:
Esta partida del Torneo Internacional de Amsterdam, continuó así:
1. Ch5 | Cxh5 |
---|---|
2. Axh7+ | Rxh7 |
3. Dxh5+ | Rg8 |
4. Axg7 | Rxg7 |
5. Dg4+ | Rh7 |
6. Tf3 | e5 |
7. Th3+ | Dh6 |
8. Txh6+ | Rxh6 |
9. Dd7 | Af6 |
10. Dxb7 | Rg7 |
11. Tf1 | Tab8 |
12. Dd7 | Tfd8 |
13. Dg4+ | Rf8 |
14. fxe5 | Ag7 |
15. e6 | Tb7 |
16. Dg6 | f6 |
17. Txf6+ | Axf6 |
18. Dxf6+ | Re8 |
19. Dh8+ | Re7 |
20. Dg7+ y ganan. |
Cuando no tenemos una superioridad bien definida, debemos contentarnos con atacar a paso moderado, avanzando en nuestros puntos fuertes y creando metódicamente otros nuevos cerca de las líneas defensivas del contrario. En estos casos, el plan es lo importante, mientras que el tiempo es absolutamente secundario (compárense las partidas 3.ª, 4.ª, 5.ª y 6.ª comentadas en el curso de estas conferencias). Como norma general, el paso de ataque debe ser tanto más tardo cuanta menor sea la superioridad de que se disponga. Raramente un jugador que sea realmente bueno da oportunidad para realizar un ataque violento y corto contra sus posiciones, ataque que requerirá una gran cantidad de fuerzas, casi siempre subvaloradas.
He aquí algunas de las partidas de Morphy:
1. e4 | e5 |
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2. f4 | exf4 |
3. Ac4 | d5 |
4. exd5 | Ad6 |
5. Cc3 | Cf6 |
6. d4 | 0-0 |
7. Cge2 | f3 |
El rey blanco está situado en una línea libre de obstáculos, por lo que Morphy sacrifica su peón para evitar el enroque y, por tanto, la seguridad del rey. Hay que darse cuenta de que, después del sacrificio, el poder defensivo de los dos peones, f y h, es muy reducido, puesto que los dos se encuentran aislados.
8. gxf3 | Ch5 |
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9. h4 |
Hubiera sido mejor defenderse mediante un movimiento de desarrollo, como 9.Ae3, al que podría haber seguido: 9… Te8 10.Dd2 De7 11.Ce4 Af5 12.Ad3.
9. … | Te8 |
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10. Ce4 |
Ocupando uno de los puntos fuertes de las blancas, que únicamente puede ser atacado con el PAR o con el AD, por lo que constituye un excelente obstáculo.
10. … | Ag3+ |
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11. Rd2 | Ad6 |
12. Rc3 |
Se expone innecesariamente a nuevos peligros. Mediante c3 hubiera logrado un buen refugio para el rey.
12. … | b5 |
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Abriendo rápidamente todas sus líneas hacia el flanco que ha escogido el rey blanco para ponerse a salvo.
13. Axb5 | c6 |
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Amenazando Da5+, con lo que, indirectamente, obliga a las blancas a retirar su bien colocado caballo en e4.
14. Cxd6 | Dxd6 |
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15. Aa4 | Aa6 |
16. Te1 | Cd7 |
17. b3 | Cb6 |
18. Axc6 | Tac8 |
Todas las piezas negras disponen ahora de largas líneas libres, como consecuencia de las enérgicas maniobras de ataque de las últimas seis jugadas.
19. Rd2 |
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Las negras amenazaban ganar una pieza con el caballo o tomar un peón con la dama. Con Rb2, las blancas pierden inmediatamente: 19… Axe2 20.Txe2 Txe2 21.Dxe2 Ca4+, ganando la dama o dando mate en la siguiente jugada.
19. … | Txc6 |
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20. dxc6 | Axe2 |
21. Txe2 | Dxd4+ |
22. Re1 | Dg1+ |
23. Rd2 | Td8+ |
24. Rc3 | Dc5+ |
25. Rb2 | Ca4+ |
y las blancas abandonan ya que si 26.bxa4 Db4 y mate; si 26.Rb1 Cc3+, ganando la dama y la torre.
La famosa partida de Morphy contra Paulsen en el Torneo de Nueva York, se desarrolló del siguiente modo:
BLANCAS | NEGRAS |
---|---|
PAULSEN | MORPHY |
1. e4 | e5 |
2. Cf3 | Cc6 |
3. Cc3 | Cf6 |
4. Ab53 | Ac5 |
5. 0-0 | 0-0 |
6. Cxe5 | Te8 |
7. Cxc |
Lo único que consigue esta captura es ayudar el desarrollo de las negras. Habría sido mejor retirar el caballo a f3 y si 7…Cxe4, continuar con 8. d4.
7. … | dxc6 |
---|---|
8. Ac4 | b5 |
9. Ae2 |
Mediante este avance los peones negros pierden fuerza defensiva, por supuesto, pero las negras tienen tan adelantado ya el desarrollo de sus piezas que es imposible para las blancas el sacar alguna ventaja de ello.
9. … | Cxe4 |
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10. Cxe4 | Txe4 |
11. Af3 |
Si juegan 11. c3, que a primera vista parece mejor, las negras podrían amenazar al rey enrocado, el cual es, en este momento, la única pieza que apoya a los peones h y g. La partida proseguiría: 11… Dh4 12.g3 Dh3 13.Af3 Th4 14.gxh4 Ad6; o bien: 12.d4 Ad6 13.g3 Dh3 14.f4 Ad7 15.Af3 Te7 y las negras doblan sus torres en la columna de rey y logran una sólida posición con muchas posibilidades de ataque.
11. … | Te6 |
---|---|
12. c3 |
Un procedimiento muy complicado para un objetivo tan simple. d3 era más apropiado.
12. … | Dd3 |
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Esta es una de las raras ocasiones en las que una pieza mayor, como la dama, puede utilizarse con eficacia para obstaculizar. En esta situación, la dama no puede ser atacada por ninguna pieza enemiga y ejerce una considerable presión evitando, por ejemplo, jugadas como Dc2 o Ae2.
13. b4 | Ab6 |
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14. a4 | bxa4 |
15. Dxa4 | Ad7 |
16. Ta2 |
Esta jugada sirve de preparación para Dc2. Evidentemente, las blancas empiezan a sentirse oprimidas por el bloqueo de su PD por la dama contraria. Sus planes, sin embargo, serán frustrados por las negras, cuyo ataque está ya maduro para desencadenar el golpe decisivo. Si en 16. las blancas juegan Da6, la mejor respuesta para las negras parece ser, 16… Df5 17.d4 Tae8 18.Ae3 c5 19.bxc5 Axc5 20.Da5? Tg6, llevando ventaja porque si 21.Rh1 Dxf3 22.gxf3 Ac6, y las blancas no tienen ninguna posibilidad. El mejor plan para las blancas parece ser 20.De2 Ab6 21.Ag4 Txe3 22.Axf5 Txe2 23.Axd7, con un final equilibrado.
16. … | Tae8 |
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Este es el movimiento más correcto para el desarrollo de las piezas y permite, al mismo tiempo, atacar. Las negras amenazan con Dxf1+.
17. Da6 |
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17. … | Dxf3 |
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Un golpe inesperado, bello y efectivo.
18. gxf3 | Tg6+ |
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19. Rh1 | Ah3 |
Las negras amenazan con Ag2 +, seguido de Axf3 y mate. Tg1 no evita nada, puesto que, después del cambio de torres, la torre de dama será la que dé el mate. Tampoco es recomendable jugar 20. Dd3, a lo que las negras replicarán con f5 y si 21. Dc4+, entonces Rf8.
20. Td1 | Ag2+ |
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21. Rg1 | Axf3+ |
22. Rf1 | Ag2+ |
Podría haberse acelerado la conclusión con Tg2, con la doble amenaza Txf2+ y Txh2.
23. Rg1 | Ah3+ |
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24. Rh1 | Axf2 |
25. Df1 |
Su única posibilidad.
25. … | Axf1 |
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26. Txf1 | Te2 |
Manteniendo siempre en su sitio al PD contrario.
27. Ta1 | Th6 |
---|---|
28. d4 |
¡Por fin!
28. … | Ae3 |
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Las blancas abandonan, ya que si 29.Axe3 Thxh2+ 30.Rg1 Teg2 y mate.
Veamos ahora una partida jugada en una época más cercana a la nuestra.
BLANCAS | NEGRAS |
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ANDERSSEN | STEINITZ |
1. e4 | e5 |
2. Cf3 | Cc6 |
3. Ab5 | Cf6 |
4. d3 | d6 |
5. Axc6+ |
Este cambio es a todas luces inapropiado. La TD negra gana con él una columna que le queda completamente abierta y también logra lo mismo el AD. Y las blancas no obtienen ninguna compensación, ya que la debilidad que representa un peón aislado o doblado en las primeras etapas de la partida, no pasa de ser una quimera.
5. … | bxc6 |
---|---|
6. h3 | g6 |
Las negras tienen ventaja y, por tanto, pueden permitirse el lujo de perder un movimiento en su desarrollo, el cual, posteriormente, será un apoyo para su plan de ataque.
7. Cc3 | Ag7 |
---|---|
8. 0-0 | 0-0 |
9. Ag50 | h6 |
10. Ae3 | c5 |
Una magnífica maniobra. La táctica de las negras, como podrá verse más adelante, consiste en luchar en el flanco de rey mediante los peones; en consecuencia, mantienen retrasado el PD contrario, a fin de evitar las obstrucciones en el centro.
11. Tb1 |
---|
Habría sido mucho mejor para las blancas intentar contrarrestar el inminente ataque con, por ejemplo: 11.Dd2 Rh7 12.g4 Cg8 13.Ch2 f5 14.f3.
11. … | Ce8 |
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12. b4 | cxb4 |
13. Txb4 | c5 |
14. Ta4 | Ad7 |
15. Ta3 | f5 |
El peón blanco de rey que intercepta la acción del alfil al situarse éste en c6, bloquea al PR y mantiene retrasado al PD, difícilmente será movido por las blancas. Constituye, pues, un excelente objetivo para el ataque.
16. Db1 | Rh8 |
---|---|
17. Db7 | a5 |
18. Tb1 | a4 |
19. Dd5 | Dc8 |
El juego de las blancas se resiente de la carencia de un plan. No persigue ningún objetivo concreto con todas estas maniobras de sus piezas mayores. Tendría que haber basado su táctica en la defensa, siguiendo la línea Ch2, f3, etc., con la que tal vez habría conseguido algo mejor.
20. Tb6 | Ta7 |
---|
Para tener libre a la dama y dispuesta para amenazar mediante: 21…f4 22.Ad2 Ah3 23.gxh3 Dxh3 24.Ch2 f3, etc.
21. Rh2 | f4 |
---|---|
22. Ad2 | g5 |
23. Dc4 | Dd8 |
24. Tb1 | Cf6 |
25. Rg1 | Ch7 |
Avanzando a continuación el Peón h y g, seguido de Cg5, con lo que el caballo, en combinación con los peones avanzados, disfrutará de una posición dominante. Es de notar el gran cuidado con que se va preparando la jugada.
Durante todo el largo proceso, no se deja ni un solo punto fuerte para las blancas detrás de los peones negros (ni delante de ellos).
26. Rf1 | h5 |
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27. Cg1 | g4 |
28. hxg4 | hxg4 |
29. f3 | Dh4 |
30. Cd1 | Cg5 |
31. Ae1 | Dh2 |
La posición a que se ha llegado es la ideal de un final de ataque sobre el flanco de rey apoyado con una cadena de peones. Si fxg4, quedan abiertas todas las líneas mediante f3, con efectos devastadores. Las blancas no pueden mejorar ya sus posiciones y sus piezas no disponen de espacio para realizar ningún movimiento. Las negras, por tanto, disponen de todo el tiempo que necesitan para preparar el asalto final.
32. d4 | gxf3 |
---|---|
33. gxf3 | Ch3 |
34. Af2 | Cxg1 |
35. dxc5 |
Por supuesto que si 35. Axg1, Ah3+ y ganan.
35. … | Dh3+ |
---|---|
36. Re1 |
o bien 36.Rxg1 Af6 y el rey blanco queda completamente indefenso.
36. … | Cxf3+ |
---|---|
37. Txf3 | Dxf3 |
y las negras ganan fácilmente en pocas jugadas.
Hay que fijarse bien en que la quinta jugada de las blancas, aparentemente sin importancia, es el origen de todas las dificultades que le han sobrevenido posteriormente.
BLANCAS | NEGRAS |
---|---|
STEINITZ | ZUKERTORT |
1. e4 | e5 |
2. Cf3 | Cc6 |
3. d4 | exd4 |
4. Cxd4 | Cf6 |
De acuerdo con nuestros principios fundamentales, este es el mejor movimiento a realizar y, desde luego, en este caso, es una jugada con múltiples posibilidades.
5. Cc3 | Ab4 |
---|---|
6. Cxc6 | bxc6 |
7. Ad3 | d5 |
8. exd5 | cxd5 |
9. 0-0 | 0-0 |
10. Ag5 | c6 |
11. Ce2 | Ad6 |
12. Cg3 |
El caballo ocupa un escaque que sería mucho mejor reservar para el alfil. Parece, por tanto, que 12. Cd4 es preferible.
12. … | h6 |
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13. Ad2 |
13. … | Cg4 |
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¡Magnífico! Las negras amenazan ahora con Dh4. Si las blancas contestan 14.h3, entonces Cxf2 15.Rxf2 Dh4 15. Df3 f5 y ganan.
14. Ae2 | Dh4 |
---|---|
15. Axg4 | Axg4 |
16. Dc1 | Ae2 |
No queda muy claro lo que pretenden las negras con esta jugada. Deberían intentar proseguir con intensidad su ataque mientras las blancas están todavía retrasadas en el desarrollo de sus torres; por ejemplo: 16…f5 17.Af4 Ac5 18. Te1 g5 19. Ae3 Axe3 20. fxe3 f4, con excelentes posibilidades de ataque; o bien: 16. Ad7, que le proporcionaría un sólido ataque, difícil de contrarrestar.
17. Te1 | Aa6 |
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18. Ac3 | f5 |
19. Te6 | Tad8 |
20. Dd2 |
Amenazando con Dd4 o con colocar sus dos torres en una misma columna; pero las negras frustraron hábilmente este plan.
20. … | d4 |
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21. Aa5 |
Evidentemente, no pueden tomar el peón sin perder para ello una pieza.
21. … | Td7 |
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22. Txd6 | Txd6 |
23. Ab4 | Df6 |
24. Td1 | Td5 |
25. Axf8 | Dxf8 |
26. Ch5 | De8 |
27. Cf4 | Te5 |
Las negras son las primeras en dominar la columna abierta, una gran ventaja que las blancas debieran haber impedido en la jugada 26.
28. h4 | c5 |
---|---|
29. h5 |
Esta maniobra del PT, que hará inatacable la posición del caballo, es un error. Lo único que logra el PT es exponerse al ataque del alfil.
29. … | Te4 |
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30. c3 |
Este avance innecesario es la principal razón de que el final se desarrollara tan rápidamente. El juego de las negras, a partir de este momento, posee una fortaleza e intensidad admirables.
30. … | Db8 |
---|---|
31. g3 | De5 |
32. Cg6 | Dd6 |
33. Cf4 | d3 |
34. b3 |
Si 34.Cxd3 Axd3 35.Dxd3 Te1+ y gana la torre o la dama.
34. … | c4 |
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35. Tb1 | Rh7 |
36. Rh2 | Db6 |
Magnífica jugada, amenazando con Te2.
37. Rg1 | Ab7 |
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38. Tb2 | Dc6 |
39. f3 | Dc5+ |
40. Df2 | Te1+ |
41. Rh2 |
o bien: 41. Rg2 Te3.
41. … | Dxf2+ |
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42. Txf2 | Axf3! |
Movimiento decisivo. El PD debe ahora ganar.
43. g4 | Ae2 |
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y las negras vencieron en unos pocos movimientos más. Si examinamos desde un punto de vista critico las partidas que acabamos de exponer, podemos sacar dos conclusiones:
1.ª No hay que atacar mientras no se tenga alguna superioridad sobre el adversario, ya sea en piezas o en posición.
Corolario: Si lo hacemos, al reaccionar tendremos que colocar nuestras piezas en posiciones críticas y el inevitable contraataque encontrará nuestro ejército en desorden.
2.ª El primer objeto del ataque debe ser el de crear puntos fuertes lo más cercanos posible a las posiciones enemigas y ocuparlos con piezas que dispongan allí de un amplio campo de acción.
Corolario: Procúrese forzar a que los peones enemigos avancen por el flanco sobre el que atacamos.
BLANCAS | NEGRAS |
---|---|
DR. NOA | DR. TARRASCH |
1. e4 | e5 |
2. Cf3 | Cc6 |
3. Ab5 | Cf6 |
4. 0-0 | Cxe4 |
5. Te10 | Cd6 |
6. Aa4 | Ae7 |
7. Cxe5 | Cxe5 |
8. Txe5 | 0-0 |
El desarrollo de las piezas negras es excelente y la posición de sus peones es inatacable.
9. d4 | Cc4 |
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10. Te1 | d5 |
11. c3 |
Las blancas no disponen de tiempo para realizar esta jugada. Es mejor: 11.Ab3 Ca5 12.Cc3 Cxb3 13.axb3 Ad6 14.Df3 c6 15.Af4.
11. … | Af5 |
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Centrando su objetivo sobre los puntos débiles de las blancas d3 y c2.
12. Cd2 | Cxd2 |
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13. Axd2 | Ad6 |
14. Dh5 | Ag6 |
15. Dh3 |
Esta maniobra no parece muy indicada. 14.Ac2, era mucho más apropiado.
15. … | c6 |
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De aquí en adelante el juego de las negras es simplemente clásico. Es de señalar la elegancia con que las negras combinarán, en su provecho, la ventaja resultante de la floja posición de la dama blanca, la ligera debilidad inherente a la ineficaz situación de los alfiles blancos, su bien situado AD y la falta de protección del PCD blanco, para lograr un plan de ataque lógico y efectivo.
16. Te2 | Db6 |
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17. Ab3 | a5 |
¡Excelente! Desarrolla la TD, desarticula los obstáculos y mantiene al Peón b blanco en su insegura posición.
18. Ae3 | a4 |
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19. Ad1 | Tfe8 |
20. Tc1 | f5 |
¡Magnifico! Obliga a las blancas a avanzar su Peón g o f. Si hace lo segundo, las negras obtienen una excelente posición en e4, y si hacen lo primero queda obstaculizada su Dama y debilitada la posición del peón.
21. f4 | Te7 |
---|---|
22. Tcc2 | Tae8 |
23. Ac1 | Db5 |
evitando Dd3 y cargando de nuevo contra los puntos débiles del juego de las blancas.
24. Df3 | Dc4 |
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25. a3 | Te4 |
26. g3 | c5 |
para hacer entrar en juego al AR, su fuerza de reserva.
27. Txe4 | fxe4 |
---|---|
28. De3 | Dd3 |
29. Dxd3 | exd3 |
30. Tf2 | b5 |
31. Ad2 | Ae7 |
32. f5 | Af7 |
33. Tf1 | cxd4 |
34. cxd4 | Af6 |
35. Ac3 | Te4 |
36. Af3 | Axd4+ |
37. Rg2 |
Un error. Es mucho mejor jugar: 37.Axd4 Txd4 38.Td1.
37. … | Axc3 |
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Enérgico y decisivo, aunque no muy difícil de prever
38. Axe4 | dxe4 |
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39. bxc3 | Ab3 |
Y las blancas abandonan, puesto que después de 40.Rf2 d2 41.Re2 Ac4+, pierde la torre.
Una de mis partidas en el match de 1892
BLANCAS | NEGRAS |
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LASKER | BLACKBURNE |
1. d4 | d5 |
2. Cf3 | Cf6 |
3. c4 | e6 |
4. Cc3 | Cbd7 |
5. Af4 | c6 |
Teniendo en cuenta que el último movimiento es bastante forzado (para evitar Cb5), no parece que el desarrollo escogido por las negras sea el más aconsejable.
6. e3 | Ch5 |
---|---|
7. Ag5 | Ae7 |
8. Axe7 | Dxe7 |
9. Ad3 | g6 |
10. De2 | 0-0 |
11. 0-0 | f5 |
Los ataques por el flanco de rey no suelen tener muchas posibilidades en esta apertura. Un simple examen de la posición demuestra que el flanco de rey no presenta debilidad alguna que pueda ser aprovechada para un asalto La lucha debe centrarse, por tanto, en el centro y en el flanco de dama.
12. Tfd1 | Cdf6 |
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13. Tac1 | Ad7 |
14. Ce5 | Ae8 |
15. Dc2 |
Las negras han logrado detener, en la jugada 11, el avance del PR blanco. La dama blanca, por tanto, puede ser usada ahora en su propia ala.
15. … | Td8 |
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16. a3 | Cd7 |
17. Cf3 | Cg7 |
18. Te1 |
Las blancas intentan un ataque por el flanco de dama, y se preparan, por ello, a tomar ventaja de cualquier jugada que las negras intenten por el flanco de rey, empezando con f4.
18. … | Cf6 |
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19. b4 | Ce4 |
20. Ce5 | Cxc3 |
21. Dxc3 | Ch5 |
22. a4 | Cf6 |
23. b5 | Cd7 |
24. Cf3 | dxc4 |
Las blancas amenazan con c5 seguido de a5 y a6 que establecería un peligroso peón pasado en c5.
25. Dxc4 | Cb6 |
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26. Db3 | cxb5 |
27. axb5 | Af7 |
28. Ce5 | Tc8 |
29. Ta1 |
El objeto del ataque de las blancas radica en mantener retrasado al peón a negro, en una posición indefendible.
29. … | Ta8 |
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30. Te2 | Tfc8 |
31. Tea2 | Dc7 |
32. g3 | Dc3 |
33. Dxc3 | Txc3 |
34. Txa7 | Txa7 |
35. Txa7 | Tc7 |
El ataque ha tenido éxito. Las blancas tienen la ventaja de un peón en el flanco de rey. Ahora debe conseguirse el convertir esto en una ventaja posicional, lo cual no es demasiado fácil ya que no existen todavía puntos débiles en las posiciones negras.
36. Rf1 | Ae |
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37. Re2 | Rf8 |
38. Rd2 | Re7 |
39. Ta3 | Rd6 |
40. f3 | Tc8 |
41. e4 | Tc7 |
42. Ta1 | Tc8 |
43. h4 | Tc7 |
44. Tb1 | Tc8 |
45. Re3 | Re7 |
46. h5 |
Esta es la maniobra decisiva. Si podemos tomar el peón, los dos peones de torre aislados serán un espléndido objetivo de ataque, que compensará el sacrificio.
46. … | Rf6 |
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47. hxg6 | hxg6 |
48. Th1 | Rg7 |
Después de algunas maniobras más se terminó la tercera hora de juego (jugábamos a 18 movimientos en cada hora), y se llegó a la jugada 55, sin que la posición hubiera cambiado.
55. g4 | fxg4 |
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56. fxg4 | Ta8 |
57. g5 |
amenazando con Cg4, Cf6, etc.
57. … | Ta3 |
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58. Rd2 | Ta2+ |
59. Re3 | Ta3 |
60. Rf4 | Cd7 |
61. Ac4 | Cf8 |
62. Tc1 |
El golpe final. La torre entrará ahora, a través de 7A~ en el campo de las negras.
62. … | Ta5 |
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63. Ad3 | Axb5 |
64. Tc5 |
y las blancas ganan con facilidad.