Señores: En la conferencia anterior expusimos la teoría correspondiente a la primera parte de una partida de ajedrez y, en lo posible, intentamos demostrar e ilustrar lo que dijimos. Nos resta, ahora, someter nuestras conclusiones a una prueba práctica. Para ello vamos a comentar la conocida apertura de Ruy-López, que debe su nombre al obispo español que la inventó. Consiste en las tres jugadas siguientes:
1. e4 | e5 |
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2. Cf3 | Cc6 |
3. Ab5 |
Es evidente que la amenaza que parece implicar este movimiento de las blancas, es decir, Axc6 seguido de Cxe5, es tan sólo aparente, ya que las negras recuperarían fácilmente su peón. En consecuencia, podemos realizar cualquier movimiento que queramos, siempre que con él logremos un buen desarrollo para nuestras piezas. De acuerdo con los principios que expusimos en nuestra conferencia anterior, tanto 3. …, d6, como 3. …, Cf6, son apropiados. En la práctica ambas jugadas se realizan con parecida frecuencia y, en general, con buenos resultados. Personalmente, yo prefiero desarrollar inmediatamente el caballo, ya que la jugada d6 impide al AR la posibilidad de ocupar la posición 4AD.
3. … | Cf6 |
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Las blancas podrían jugar ahora 4. Cc3, o bien d3, lo que les proporcionaría, en conjunto, una situación sólida. Pero entonces las negras quedan libres para poder jugar, por ejemplo, d6 y adoptar, a continuación, la táctica que recomendamos en nuestra primera conferencia. Las blancas, por tanto, deben procurar adoptar otras de las posibles continuaciones de que disponen y que le proporcionarán buenas posibilidades de ataque, que las negras solamente podrán contrarrestar empleándose con gran prudencia.
4. 0-0 |
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¿Qué pueden hacer las negras ahora? De acuerdo con nuestras reglas, pueden jugar Ae7 o bien Ac5 y, en la práctica, ambos movimientos pueden realizarse sin peligro. Pero existe otra posibilidad. El CR negro amenaza ahora al PR blanco que ha quedado sin protección. ¿Pueden las negras aceptar el ofrecimiento? Vamos a considerar este problema con alguna detención, ya que se presenta frecuentemente, sobre todo en los gambitos.
Mi respuesta es la siguiente: si estamos seguros de que no transgredimos ninguna de las cuatro reglas que establecimos, podemos aceptar el sacrificio de un peón importante como el de rey, el de dama o los de alfil; si no lo hacemos, nos encontraremos, por lo general, que el peón que hemos desdeñado nos causará bastantes preocupaciones después. Sin embargo, no hay que aceptar el sacrificio con la única idea de mantener una ventaja en material, a expensas del desarrollo. Esta actitud, a la larga, no compensa nunca. Si vemos que el adversario ha hecho algunos movimientos destinados a capturar un peón, lo mejor es dejárselo; de esta forma, aunque el adversario haya conseguido una ventaja en el número de piezas, nosotros habremos dispuesto de unas cuantas jugadas para organizarnos que, casi siempre, nos compensarán sobradamente y nos permitirán salir vencedores de la contienda.
Quizás mis palabras sobre este asunto parezcan un poco dogmáticas, pero es debido a que, en este momento, no puedo demostrarlas. No obstante, no se trata de que crean ciegamente en lo que expongo. Les aseguro que en el curso de esta conferencia, y en todas las que seguirán, se darán cuenta de la verdad de lo que les digo. Por el momento, pues, añadiremos esta regla que les acabo de exponer a las cuatro que dimos ya anteriormente.
4. … | Cxe4 |
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Esta jugada puede resultar peligrosa para las negras. De momento voy a mostrarles todo el partido que puede sacarse de ella. Pero como no sería justo enseñarles únicamente el lado bueno de las cosas, después trataremos más profundamente todas las posibilidades de esta posición y examinaremos algunas variantes en las que las negras pagan su osadía.
5. Te1 |
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No es ésta la mejor jugada, pero sí la que se nos ocurre más fácilmente en la situación propuesta.
5. … | Cd6 |
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Para ganar tiempo mediante la amenaza sobre el alfil blanco.
6. Cc3 | Cxb5 |
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7. Cxe5 |
Es una astuta jugada. Si ahora las negras toman cualquiera de los dos caballos salen perdiendo. Veámoslo:
A
7. … | Cxc3 |
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8. Cxc6+ | Ae7 |
9. Cxe7! | Cxd1 |
10. Cg6+ | De7 |
10. Cg6+ | 11. Cxe7 y ganan una pieza. |
B
7. … | Cxe5 |
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8. Txe5+ | Ae7 |
9. Cd5 | 0-0 |
10. Cxe7+ | Rh8 |
Observemos con atención el ataque de las blancas que sigue a esta jugada, puesto que ocurre con frecuencia en la práctica:
11. Dh5 | g6 |
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Las blancas amenazan mate en dos jugadas mediante Dxh7, etc.
12. Dh6 | d6 |
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Igualmente las blancas dan mate en dos jugadas:
13. Th5 | gxh5 |
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14. Df6 mate |
Volvamos ahora a la jugada 7 de las negras y veamos lo que sucede si no toman el caballo blanco.
7. … | Ae7 |
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Mediante esta jugada interceptamos una columna peligrosa para nuestro rey y, además, desarrollamos una pieza, con lo que obtenemos una doble ventaja.
8. Cd5 | 0-0 |
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9. Cxc6 | dxc6 |
10. Cxe7 | Rh8 |
11. Cxc8 | Dxc8 |
12. d3 | Df5 |
13. Ae3 | h6 |
Y, evidentemente, el juego de las negras es bastante mejor. Es digno de notarse cómo el ataque de las blancas se ha agotado por sí mismo. Pero recordemos que habíamos dicho que en la jugada 5.ª no hablan realizado el mejor de los movimientos posibles. Volvamos, pues, a aquel punto de la partida:
5. d4 |
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Con esta jugada desarrollamos nuestro juego, atacamos y, al mismo tiempo, evitamos que nos tomen el peón ya que si: 5…exd4 6.Te1 f5 7.Cxd4, amenazando con f3 que nos llevaría a la victoria.
5. … | Ae7 |
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Si en vez de esta jugada las negras realizan Cd6, obligan a un cambio prematuro de las damas y la posición resultante es ligeramente favorable a las blancas: 5…Cd6 6.Axc6 dxc6 7.dxe5 Cf5 8.Dxd8+ Rxd8 9.Td1+ Re8 10.Cc3 Ae7 11.h3 Ae6 12.Ag5, con la posibilidad de atacar a los peones del flanco del rey.
6. De2 |
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Es más agresivo que dxe5 que le deja a las negras el tiempo necesario para hacer lo que precise, por ejemplo enrocar o avanzar d5. Veamos lo que podría ocurrir si aplicáramos esta variante: 6.dxe5 d5 7.exd6 Cxd6 8.Axc6+ bxc6 9.Ce5 Ab7 y las negras tienen una excelente posición, a pesar de su peón doblado.
6. … | Cd6 |
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7. Axc6 | bxc6 |
Y no dxc6, que dejaría la columna de la dama a las torres de las blancas 7…dxc6 8.dxe5 Cf5 9.Td1 Ad7.
En este momento la posición de la dama y del alfil de dama negros es tan delicada que las blancas tienen la oportunidad de llevar la partida a su final mediante un ataque suficientemente enérgico: 10.e6 fxe6 11.Ce5, que amenaza al alfil y que puede conducir a la victoria mediante Dh5+.
8. dxe5 | Cb7 |
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Este es un momento crítico de la partida. Las piezas negras se han retirado a posiciones seguras desde donde pueden, con un simple movimiento, ocupar puntos importantes. Las blancas son las dueñas del campo, pero no pueden hacer nada por el momento, ya que no se les ofrece ningún objetivo abordable. Se ha intentado muchas veces demostrar que en esta posición las blancas tienen superioridad. Yo, por el contrario, no creo que las blancas posean ninguna ventaja sino que más bien me inclinaría a atribuir una mayor fuerza al otro bando, que ha sabido mantener sus efectivos un poco retrasados.
Antes de proseguir, veremos algunas variantes que se plantean como posibles: 9.Cd4 0-0 10.Td1 De8 11.Te1 (para evitar f6 o d5), 11…Cc5 (no es recomendable, a pesar de su frecuente realización); 12.Cc3 Aa6 13.Dg4 Ce6 14.Cf5 Rh8 15.Ce4 y las negras quedan inertes frente a la amenaza Te3 y h3, etc. Otra subvariante seria: 9.Cd4 0-0 10.Td1 De8 11.Te1 Cc5 12.Cc3 Ce6 13.Cf5 d5 14.exd6 cxd6 15.Dg4 g6 16.Ah6 Cg7 17.Cxe7+ Dxe7 18.Dd4 y, como mínimo, ganan la calidad.
Estas variantes nos demuestran que el objetivo de las negras debe consistir en colocar su alfil de rey en una columna desde la que pueda realizar una tarea efectiva y, por otro lado, adelantar su peón de dama.
De la posición analizada se derivan, también, las siguientes variantes:
9. Cd4 | 0-0 |
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10. Td1 | De8 |
11. Te1 | Ac5! |
12. Cb3 | Ab6 |
13. Cc3 | d5 |
y si las negras no tienen la mejor posición posible, por lo menos han eludido ya el peligro. Otra posibilidad sería:
9. Cc3 | 0-0 |
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10. Cd4 | Ac5 |
11. Ae3 | De8 |
12. f4 | d6 |
Las piezas negras están todas en juego y las blancas se han comprometido a si mismas al avanzar su PAR.
Podemos ya establecer nuestro juicio definitivo acerca del problema que nos hemos planteado: la defensa iniciada mediante el movimiento 3…, C3AR proporciona, en todos los aspectos, un juego satisfactorio a las negras.