Si tú las llevas a casa de la amada,
no las lances contra su morada,
pues su vivienda se vería trastornada
y la dueña de su casa la mataría.
Adórnalas con cantos y bailes,
añádeles vino y cerveza,
así confundirás su astucia,
y le ganarás una noche.
Entonces ella te dirá: «Tómame en tus brazos».
—Lo mismo harás al día siguiente.
Si las llevas a la ventana de la amada,
estando solo y sin compañero,
actuarás según tu deseo, en su lugar de fiesta.
El cielo se hunde sobre el aire que no lo sostiene;
y te trae su perfume,
un aroma que aturde y pone ebrios
a quienes son contrarios.
Mira, la Dorada te la da,
para que goces tu vida.
La amada conoce muy bien el manejo del lazo,
sin venir al recuerdo de los rebaños.
Con sus cabellos, me lanza sus redes,
con sus ojos, me hace cautivo,
con su aderezo, de mí se adueña
con su sortija, me marca al rojo vivo.
¿Por qué le dices a tu corazón:
«Hacia ella va el deseo de tomarla en mis brazos»?
¡Por Amón[6]! vengo hacia ti,
con mi vestido en el brazo.
Encontré al amado junto a la fuente,
sus pies colgando sobre el agua.
Ha levantado un altar para hacer del día una fiesta,
y en él depositar cerveza:
Su forma es la de mi pecho,
es más alto que ancho.
¡Lo que me ha hecho mi amada!
¿Debo callar, por amor hacia ella?
Me ha dejado plantado, bajo el porche de su casa,
mientras ella penetraba al interior.
No me ha dicho: «Entra, guapo mozo».
Estaba sorda esta noche.
Pasé, de noche, cerca de su casa.
Llamé: más no me abrieron.
¡Un dondiego de noche como portero!
¡Oh, puerta, yo abro!
Cerrojo, eres mi destino,
pues eres mi genio amigo.
En el interior de la casa, nuestro buey te será sacrificado,
oh, cerrojo, por el poder de tu gloria.
A la puerta se sacrifica un buey,
a la cerradura, un toro,
una oca gorda al umbral,
y mucha grasa a la llave.
Los pedazos escogidos de nuestro buey
son para el hijo del carpintero,
a fin de que haga una puerta de caña,
y un cerrojo de paja.
Venga cuando venga el amado,
hallará la puerta abierta,
camas cubiertas de lino,
y una joven hermosa junto a ellas.
Entonces la joven dirá:
«Esta casa pertenece al hijo del señor de la ciudad».