Para tu amada cuando regresa del campo

I

Amor mío, oh tú a quien amo,

tu amor es mi deseo.

Todo está listo para ti,

y te digo: «Esto es lo que hay hecho».

Vine a cazar pájaros:

en una de mis manos tenía la trampa,

y en la otra la red,

con el bumerang.

Todos los pájaros de Punt[5] toman tierra

en el país de Egipto, perfumados de mirra.

El que llegó primero

se llenó mi cebo.

Su perfume viene de Punt,

sus garras están llenas de esencias balsámicas;

por amor hacia ti, lo dejaremos volar,

y así estaremos a solas.

He obrado de modo que oyeras el lamento

de mi bello perfumado de mirra,

mientras esperabas, allí, cerca de mí,

y yo preparaba mi trampa.

Ir a los campos es delicioso

para quien es amado.

………

V

¡Oh tú el más bello de los hombre! Mi deseo

es ocuparme de tus bienes, ser el alma de tu casa,

que tu brazo repose en mi brazo

y que te sirva mi amor.

Me digo a mí misma, en mi corazón,

con el deseo de una amante:

«Dámelo esta noche por esposo,

sin él, soy como un hombre en la tumba».

¿Pues no eres tú la salud y la vida?

¿cómo se alegra de que estés vivo,

cuán dichoso es de que tengas buena salud,

mi corazón que te busca?

VI

La voz de la paloma se hace oír:

Dice: «La tierra se ilumina, ¿cuál es tu ruta?».

—¡Ah! ¡Déjame, pájaro!

¡Me lo reprochas!

Encontré a mi amado en su habitación.

Mi corazón se inundó de alegría.

Dijimos: «Nunca te abandonaré,

mi mano está en tu mano».

Contigo, visito

los lugares más encantadores.

Ha hecho de mí la primera de las jóvenes

y no hiere mi corazón.

………

VIII

Mi corazón se acordó de tu amor.

La mitad de mi cabeza está trenzada.

Pues, con prisa, he venido a buscarte,

y he descuidado mi peinado.

Pero cuando me dejes partir

yo peinaré mis cabellos

y estaré lista al instante.